marxismo

  • <p><em>&iexcl;El socialismo ha muerto! &iexcl;Viva el socialismo! </em>plantea que las organizaciones tradicionales de la izquierda han asumido definitivamente el neoliberalismo y las consecuencias de la globalizaci&oacute;n. Seg&uacute;n el autor, tras unos t&iacute;midos intentos de modificaci&oacute;n &ndash;que no fueron m&aacute;s all&aacute; de la expresi&oacute;n verbal&ndash;, el capitalismo est&aacute; m&aacute;s robusto que nunca, con las &eacute;lites enriqueci&eacute;ndose a&uacute;n m&aacute;s mientras sigue aumentando la desigualdad.</p> <p>Para frenar esa tendencia Formenti propone soluciones dr&aacute;sticas como el regreso al Estado-naci&oacute;n, el abandono de la Uni&oacute;n Europea o la recuperaci&oacute;n de una moneda propia, y para ello propugna el protagonismo pol&iacute;tico de un populismo de izquierdas. Posiciones discutibles para el poder pol&iacute;tico establecido, pero que conviene tener en cuenta, ya que hay s&iacute;ntomas evidentes de que, tanto por la derecha (Trump, Boris Johnson) como por la izquierda (Bernie Sanders) el populismo gana adeptos.</p> <p>Para Manolo Monereo, prologuista del libro, el libro de Formenti &laquo;expresa muy bien esta idea de indagaci&oacute;n, de investigaci&oacute;n&raquo;. Y a&ntilde;ade: &laquo;En &eacute;l hay lecturas, intervenciones, tesis pol&iacute;ticas que construyen un mapa de problemas y que sugieren salidas que, una y otra vez, aparecen en un texto problem&aacute;tico y problematizador. Hay tambi&eacute;n ajustes de cuentas en el mejor sentido, es decir, autocr&iacute;tica de la tradici&oacute;n de la que se viene y, sobre todo, ideas-fuerza para la construcci&oacute;n de un proyecto alternativo.&raquo;</p>
  • <p>Las p&aacute;ginas de este folleto publicado originalmente en 1969 no contienen un an&aacute;lisis de las teor&iacute;as de Marx &mdash;aunque inevitablemente las repase superficialmente&mdash; ni buscan profundizar sobre las ideas de &eacute;ste. La cr&iacute;tica aqu&iacute; recogida va dirigida a &laquo;los cretinos que se sirven de Marx para mantener vivo el sistema con remiendos y reformas&raquo;, que para Bookchin no hacen m&aacute;s que propinar &laquo;insultos que degradan el nombre de Marx&raquo;.</p> <p>Analiza los l&iacute;mites hist&oacute;ricos del marxismo, los mitos en torno al proletariado y a la labor del partido. Con una agudeza propia de sus cr&iacute;ticas, no s&oacute;lo ataca a la nueva y vieja izquierda autoritaria &mdash;con sus momias siempre esperando el momento para salir del sarc&oacute;fago&mdash; en sus diferentes variantes y formas organizativas, sino que tambi&eacute;n analiza y defiende las formas no jer&aacute;rquicas de organizaci&oacute;n.</p>
  • <p>La Revoluci&oacute;n rusa fue el acontecimiento m&aacute;s trascendental del siglo xx. El asalto al Palacio de Invierno de Petrogrado en octubre de 1917 fue vivido como la materializaci&oacute;n inesperada de una utop&iacute;a largamente perseguida: la de la ocupaci&oacute;n del poder por parte del proletariado y la construcci&oacute;n de una nueva sociedad sin clases. El acontecimiento espole&oacute; conciencias, ampli&oacute; el horizonte de expectativas de las clases populares e inspir&oacute; revoluciones y reg&iacute;menes pol&iacute;ticos por todo el mundo. Tambi&eacute;n desat&oacute; el p&aacute;nico y la reacci&oacute;n virulenta de sus posibles damnificados y la hostilidad de quienes, aun simpatizado con su arranque, no compartieron su devenir.<br /> <br /> A radiografiar este magno acontecimiento y sus consecuencias &ndash;pol&iacute;ticas, sociales y culturales&ndash;, la evoluci&oacute;n del mundo surgido de ella y el mito y la memoria de la revoluci&oacute;n en la actualidad se consagra 1917. La Revoluci&oacute;n rusa cien a&ntilde;os despu&eacute;s, una visi&oacute;n poli&eacute;drica, diversa y coral, de la revoluci&oacute;n y el siglo que engendr&oacute;.<br /> <br /> &nbsp;<br /> <br /> &nbsp;</p>
  • <p><em>Conocer Lenin y su obra</em> fue publicada originalmente en 1977, en el seno de una colecci&oacute;n (Conocer, editorial Dopesa) con &aacute;nimo divulgativo que pretend&iacute;a acercar al p&uacute;blico general autores y textos que hab&iacute;an sufrido los embates de la censura franquista. Lenin, obviamente, era uno de ellos, si bien sus obras hab&iacute;an circulado clandestinamente y alcanzado cierta difusi&oacute;n entre la izquierda de la &eacute;poca.</p> <p>Fern&aacute;ndez Buey, entonces joven profesor no numerario de la Facultad de Econ&oacute;micas de la Universidad de Barcelona, asumi&oacute; la tarea de acercar a los lectores de aquellos tiempos la personalidad y la obra del que probablemente es el revolucionario m&aacute;s importante de todos los tiempos con este libro, que hoy mantiene &iacute;ntegramente su inter&eacute;s.</p>
  • <p><em>&laquo;Una extra&ntilde;a locura se ha apoderado de las clases obreras de los pa&iacute;ses en que reina la civilizaci&oacute;n capitalista. Esa locura es responsable de las miserias individuales y sociales que, desde hace dos siglos, torturan a la triste humanidad. Esa locura es el amor al trabajo, la pasi&oacute;n moribunda del trabajo, que llega hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de su prole.&raquo;</em></p> <p>Probablemente, Lafargue bailar&iacute;a hoy con gusto al son de La Polla Records aquello de &laquo;no disfrutamos en el paro, ni disfrutamos<br /> trabajando&raquo;. La desquiciante situaci&oacute;n de desempleo masivo que se vive en la actualidad, y la no menos desquiciante precariedad de quienes tienen un puesto de trabajo; en definitiva, el perfeccionamiento del chantaje de un mercado de trabajo que no deja de ser un mercado de personas, le da una vigencia inquietante a este texto escrito en el siglo XIX.</p> <p>Todav&iacute;a hoy existe un encumbramiento moral del trabajo, en<br /> un mundo en que tanto el privilegio de ser explotado como la imposibilidad de serlo son formas compatibles, convergentes y paralelas de destrucci&oacute;n social y psicol&oacute;gica de las personas. Ya en su tiempo, Lafargue detect&oacute; l&uacute;cidamente lo que no es m&aacute;s que pensamiento m&aacute;gico; esa religi&oacute;n del trabajo, que incluso las corrientes mayoritarias del movimiento obrero tomaron como propia.</p>
  • <p>De la c&eacute;lebre divisa revolucionaria &ndash;libert&eacute;, &eacute;galit&eacute;, fraternit&eacute;&ndash; la fraternidad, que entra&ntilde;aba la incorporaci&oacute;n plena de quienes viven por sus manos a una sociedad civil republicana de seres libres e iguales, es el gran valor olvidado. &iquest;C&oacute;mo y por qu&eacute; &eacute;sta, tras el punto culminante que supusieron las revoluciones de 1848 y sus aspiraciones a regular el derecho de propiedad, se fue desliendo paulatinamente hasta casi desaparecer?</p> <p>A recorrer las vicisitudes y peripecias del que fuera a la postre el programa del ala democr&aacute;tico-plebeya de la Ilustraci&oacute;n europea consagr&oacute; Antoni Dom&egrave;nech una obra sin par. Fruct&iacute;fera combinaci&oacute;n de narraci&oacute;n hist&oacute;rica y discusi&oacute;n conceptual y normativa, <em>El eclipse de la fraternidad</em> reconstruye magistralmente las luchas protagonizadas por la izquierda social y pol&iacute;tica, y muestra c&oacute;mo el viejo ideal de fraternidad republicana sigue siendo un astro poderoso que, aun eclipsado, determina el campo de gravedad de la pol&iacute;tica democr&aacute;tica contempor&aacute;nea.</p>
  • <p>&laquo;El Manifiesto Comunista ocupa un lugar muy especial en la historia de las revoluciones, tanto en la forma, exposici&oacute;n cl&aacute;sica, tono grandilocuente, estilo cortante y revelaci&oacute;n iluminadora, como en el contenido: la &quot;concepci&oacute;n materialista&quot; de sus autores, variante &quot;enderezada&quot; de la filosof&iacute;a de la historia de Hegel.</p> <p>Mientras que por una parte el Manifiesto Comunista puede ser considerado como la primera declaraci&oacute;n de guerra a la civilizaci&oacute;n burguesa desde una concepci&oacute;n materialista de la historia [...] es tambi&eacute;n preciso se&ntilde;alar que en sus consideraciones positivas (constructivas), los planteamientos del manifiesto no son de car&aacute;cter estrictamente revolucionarios, sino socialdem&oacute;cratas, reformistas&raquo;</p> <p>Miquel Amor&oacute;s</p>
  • <p>&iquest;Es la emancipaci&oacute;n global una causa perdida? &iquest;Son los valores universales antiguos vestigios de una &eacute;poca pret&eacute;rita? &iquest;Debemos someternos a una miserable tercera v&iacute;a, de liberalismo econ&oacute;mico y de gobierno m&iacute;nimo, por miedo a los horrores totalitarios?</p> <p>En esta obra magna, el pol&eacute;mico fil&oacute;sofo Slavoj Zizek se enfrenta a la ideolog&iacute;a predominante a prop&oacute;sito del deber de reapropiaci&oacute;n de varias &laquo;causas perdidas&raquo; y busca la semilla de verdad en la pol&iacute;tica &laquo;totalitaria&raquo; del pasado. No es de extra&ntilde;ar, por consiguiente, que para los partidarios de la doxa &laquo;posmoderna&raquo; liberal la lista de causas perdidas que en ella se defienden sea un t&uacute;nel del terror protagonizado por sus peores pesadillas, un almac&eacute;n de los fantasmas del pasado que han tratado de exorcizar con todas sus fuerzas.</p> <p>Zizek argumenta que, si bien el terror revolucionario se sald&oacute; con el fracaso y con atrocidades de todo tipo, no es &eacute;sta toda la verdad; hay, de hecho, un momento de redenci&oacute;n que cae en el olvido con el categ&oacute;rico rechazo liberal democr&aacute;tico del autoritarismo revolucionario y con la valorizaci&oacute;n de una pol&iacute;tica blanda, consensuada y descentralizada. Reivindica, igualmente, el deber de reinventar el terror revolucionario y la dictadura del proletariado en la lucha en pro de la emancipaci&oacute;n universal. Necesitamos aceptar con coraje el retorno de esta causa, exponi&eacute;ndonos incluso al desastre m&aacute;s catastr&oacute;fico. En palabras de Samuel Beckett: &laquo;Int&eacute;ntalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor&raquo;.</p> <p>&nbsp;</p> <p>&laquo;Adictivamente ecl&eacute;ctica... Zizek se las ingenia para dejar al lector, como de costumbre, tan entusiasmado como desorientado, abandonado en medio de un p&aacute;ramo sembrado de los escombros de los &iacute;dolos ca&iacute;dos.&raquo;</p> <p>Steven Poole, The Guardian</p> <p>&nbsp;</p> <p>&laquo;Un tesoro de perspicacia pol&iacute;tica y filos&oacute;fica [...] Atroz, provocadora y muy divertida.&raquo;</p> <p>Terry Eagleton</p> <p>&nbsp;</p>
  • <p>&iquest;Es la raza un elemento de la identidad? &iquest;Forma parte la lucha pol&iacute;tica antirracista de las pol&iacute;ticas de la identidad?</p> <p>A trav&eacute;s de investigaciones hist&oacute;ricas, notas autobiogr&aacute;ficas y reflexiones te&oacute;ricas, Haider recorre la reciente historia de las pol&iacute;ticas de la identidad en relaci&oacute;n con la raza para constatar que, a diferencia de su origen emancipador, las pol&iacute;ticas de la identidad se han transformado en un elemento de desactivaci&oacute;n y neutralizaci&oacute;n pol&iacute;tica en manos de las clases dominantes.</p> <p>De una forma provocadora y persuasiva al mismo tiempo, Haider aborda la discusi&oacute;n pol&iacute;tica en torno a las categor&iacute;as de raza y clase. Tambi&eacute;n en un intento de superar los eternos debates en torno a cu&aacute;l de ambas categor&iacute;as es m&aacute;s importante, apela a los ricos legados de la tradici&oacute;n radical negra, los estudios culturales brit&aacute;nicos y los feminismos negros tanto para renovar la cr&iacute;tica a las pol&iacute;ticas de la identidad, como para golpear con su mismo martillo la ceguera euroc&eacute;ntrica y economicista de la tradici&oacute;n marxista. Lo que Haider nos propone es una nueva pr&aacute;ctica pol&iacute;tica que su autor denomina &laquo;universalidad insurgente&raquo;, una pol&iacute;tica de masas, solidaria y transfronteriza que vaya m&aacute;s all&aacute; del chovinismo dalt&oacute;nico y la ideolog&iacute;a de la raza.</p>
  • <p>Reinventar una izquierda emancipadora del siglo XXI exige reinventar una br&uacute;jula que incluya a la vez referencias cr&iacute;ticas de ayer y pensadores enfrentados a los desaf&iacute;os de hoy. Tal es la tarea que el soci&oacute;logo y fil&oacute;sofo franc&eacute;s Philippe Corcuff intenta en este libro, para lo cual se inspira tanto en la lectura her&eacute;tica de Marx como en la sociolog&iacute;a cr&iacute;tica de Pierre Bourdieu, o las filosof&iacute;as de Michel Foucault y de Emmanuel Levinas. Fruto de esta conexi&oacute;n, es su intento de reivindicar el lugar de la individualidad en una teor&iacute;a pol&iacute;tica libertaria, en estrecha relaci&oacute;n con el com&uacute;n. Lo cual tiene consecuencias para el an&aacute;lisis del capitalismo actual, haciendo de la contradicci&oacute;n capital/individualidad una de sus principales zonas de fragilidad. Tambi&eacute;n supone comprender con Foucault las relaciones entre las limitaciones sociales estructurales y las posibilidades de subjetivaci&oacute;n individual. El horizonte ut&oacute;pico de la pol&iacute;tica emancipadora se redefine gracias al pragmatismo filos&oacute;fico de John Dewey y a la fenomenolog&iacute;a de la apertura del ser de Levinas. Todo ello lleva a Philippe Corcuff a criticar algunas falsas soluciones de moda, especialmente los usos del concepto de hegemon&iacute;a de Antonio Gramsci y el populismo de izquierda de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Asimismo, le permite contraponer una lectura anarquista de la serie Juego de Tronos a la lectura conformista de Pablo Iglesias.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El libro esboza, a lo largo de diversos cap&iacute;tulos compuestos de escritos e intervenciones p&uacute;blicas, una &eacute;tica de la fragilidad que rechace los sue&ntilde;os de absoluto y de pureza, d&aacute;ndole el nombre parad&oacute;jico de socialdemocracia libertaria a ciertas pistas que van en esa direcci&oacute;n. Para tal fin, present&aacute;ndose como intelectual y militante intelectual, Philippe Corcuff identifica, en el espacio pol&iacute;tico emergente de las experiencias socialistas y comunistas del siglo XX, dos grandes v&iacute;as que trata de ampliar te&oacute;ricamente. Por una parte, la necesidad de renovar y ampliar las herramientas marxianas y &laquo;marxistas&raquo; de an&aacute;lisis cr&iacute;tico del mundo con los recursos sociol&oacute;gicos &laquo;posmarxistas&raquo;, y en particular con la cr&iacute;tica de las dominaciones desarrolladas por Pierre Bourdieu, la sociolog&iacute;a pragm&aacute;tica iniciada por Luc Boltanski y Laurent Th&eacute;venot, o las sociolog&iacute;as cr&iacute;ticas y comprensivas del individualismo. Por otra parte, una filosof&iacute;a pol&iacute;tica emancipadora enfrentada a antinomias permanentes, tales como las que existen entre la consolidaci&oacute;n de un espacio com&uacute;n de justicia y el desarrollo de las singularidades individuales, o entre las protecciones institucionales y la cr&iacute;tica libertaria de las opresiones institucionales.</p>
  • <p>La cuesti&oacute;n de las nacionalidades y la socialdemocracia, publicado por Otto Bauer (1881-1938) en 1907, est&aacute; considerado como uno de los estudios m&aacute;s brillantes y l&uacute;cidos del marxismo acerca del problema nacional, cuyos planteamientos sorprenden por su validez y persistencia. Como se&ntilde;ala Ram&oacute;n M&aacute;iz, en el estudio preliminar de esta edici&oacute;n, &laquo;Bauer elabor&oacute; un original concepto de naci&oacute;n como comunidad inesencial, como proceso evolutivo de construcci&oacute;n pol&iacute;tica, tan abierto y contingente como plural y contestado, el cual le permiti&oacute; superar la ecuaci&oacute;n monista decimon&oacute;nica, subyacente tanto en los postulados del Estado nacional (un Estado = una Naci&oacute;n), como en su antagonista secular, el Principio de las Nacionalidades (una Naci&oacute;n = un Estado)&raquo;. Ante los actuales debates en torno al concepto de naci&oacute;n, resulta imprescindible una atenta lectura de las p&aacute;ginas de este libro, no s&oacute;lo con el objetivo de rescatarlas de un injusto olvido, sino de verificar su actualidad, m&aacute;s all&aacute; del contexto en que fueron escritas, para los problemas te&oacute;ricos y de acomodaci&oacute;n institucional de la plurinacionalidad y el federalismo.</p>
  • <p>La devastadora crisis financiera desatada en 2008 ha multiplicado la presencia en nuestra sociedad de la figura del &laquo;emprendedor&raquo;. Con el colapso del modelo laboral tradicional, la democratizaci&oacute;n del emprendedor parece ser la &uacute;nica respuesta que las instituciones son capaces de ofrecer ante la burbuja del trabajo y la escasez de empleo.&nbsp;</p> <p>M&aacute;s que como una figura econ&oacute;mica, este nuevo emprendedor se entiende como el portador cultural y social que re&uacute;ne el esp&iacute;ritu del nuevo hombre acorde al proyecto de clase neoliberal. En esta tesitura, emprender significa lograr convertirse uno mismo en un producto que se ofrece a otros, los que ostentan capital, llamando su atenci&oacute;n para que vean en tu persona un valor a explotar, a emplear. Ya no hay nada que no se mida y se entienda como una relaci&oacute;n empresarial; nacemos como deudores, culpables de no lograr adaptarnos a los ritmos de la competencia. Nos convencemos de ello cuando, carne de coaching y autoayuda, recorremos el camino a la servidumbre y nos hundimos en la charca de los perdedores.</p> <p>Solo siendo capaces de organizarnos, de manera que la cooperaci&oacute;n domine a la competencia, podremos empezar a construir la subversi&oacute;n contra el totalitarismo de la empresa-mundo. Para esta ardua tarea contamos con dos aliados de lujo. Por un lado, Homer Simpson es nuestro hombre; a trav&eacute;s de &eacute;l descubrimos qui&eacute;nes somos. En el mismo equipo juega Lenin, pero el Lenin publicista, no la momia. O lo damos nosotros o nos lo dan a nosotros: renta b&aacute;sica o empleabilidad, democracia o barbarie.</p>
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