marxismo

  • <p>Las p&aacute;ginas de este folleto publicado originalmente en 1969 no contienen un an&aacute;lisis de las teor&iacute;as de Marx &mdash;aunque inevitablemente las repase superficialmente&mdash; ni buscan profundizar sobre las ideas de &eacute;ste. La cr&iacute;tica aqu&iacute; recogida va dirigida a &laquo;los cretinos que se sirven de Marx para mantener vivo el sistema con remiendos y reformas&raquo;, que para Bookchin no hacen m&aacute;s que propinar &laquo;insultos que degradan el nombre de Marx&raquo;.</p> <p>Analiza los l&iacute;mites hist&oacute;ricos del marxismo, los mitos en torno al proletariado y a la labor del partido. Con una agudeza propia de sus cr&iacute;ticas, no s&oacute;lo ataca a la nueva y vieja izquierda autoritaria &mdash;con sus momias siempre esperando el momento para salir del sarc&oacute;fago&mdash; en sus diferentes variantes y formas organizativas, sino que tambi&eacute;n analiza y defiende las formas no jer&aacute;rquicas de organizaci&oacute;n.</p>
  • <p>&laquo;El Manifiesto Comunista ocupa un lugar muy especial en la historia de las revoluciones, tanto en la forma, exposici&oacute;n cl&aacute;sica, tono grandilocuente, estilo cortante y revelaci&oacute;n iluminadora, como en el contenido: la &quot;concepci&oacute;n materialista&quot; de sus autores, variante &quot;enderezada&quot; de la filosof&iacute;a de la historia de Hegel.</p> <p>Mientras que por una parte el Manifiesto Comunista puede ser considerado como la primera declaraci&oacute;n de guerra a la civilizaci&oacute;n burguesa desde una concepci&oacute;n materialista de la historia [...] es tambi&eacute;n preciso se&ntilde;alar que en sus consideraciones positivas (constructivas), los planteamientos del manifiesto no son de car&aacute;cter estrictamente revolucionarios, sino socialdem&oacute;cratas, reformistas&raquo;</p> <p>Miquel Amor&oacute;s</p>
  • <p>Susan Watkins: <em>La d&eacute;cada de la crisis brit&aacute;nica</em></p> <p>La victoria de Boris Johnson bajo el eslogan Get Brexit Done, enmarcada en el contexto de las m&uacute;ltiples crisis (econ&oacute;mica, social, regional, nacional, europea) que han enturbiado el Reino Unido desde que su burbuja financiera estallara en 2008, ante las cuales la nueva ascendencia tory se presenta como una soluci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>R. Taggart Murphy: <em>Jap&oacute;n: preservar el privilegio</em></p> <p>Primera gran econom&iacute;a en pasar por la secuencia de implosi&oacute;n financiera y vuelco electoral, Jap&oacute;n tambi&eacute;n va por delante de Occidente a la hora de estabilizar su orden pol&iacute;tico. Pero, &iquest;la estasis de la elite se refleja en la sociedad sobre la que se asienta? Una deflaci&oacute;n renovada y la disminuci&oacute;n de los seishain constituyen el tel&oacute;n de fondo del tercer mandato de Abe.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Franco Moretti: <em>&iquest;Alegorizar siempre?</em></p> <p>En opini&oacute;n de Fredric Jameson la alegor&iacute;a expone las contradicciones que la ideolog&iacute;a oculta: atrapa las multiplicidades de la modernidad y forja un mecanismo interpretativo para uso de la cr&iacute;tica cultural. Desde la transformaci&oacute;n del texto hasta la terraformaci&oacute;n del planeta, reflexiones sobre el m&eacute;todo de uno de los principales te&oacute;ricos marxistas a partir de momentos escogidos de su obra m&aacute;s reciente y m&aacute;s l&uacute;dica.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Michael Burawoy: <em>Historia de dos marxismos</em></p> <p>La carrera pol&iacute;tica e intelectual del soci&oacute;logo Erik Olin Wright (1947-2019) relatada por su amigo y colaborador. En medio de la derrota del socialismo realmente existente, el paso del an&aacute;lisis de clase a la imaginaci&oacute;n ut&oacute;pica, de la ciencia a la cr&iacute;tica. &iquest;Podr&iacute;a Polanyi darnos pistas acerca de c&oacute;mo podr&iacute;an unirse estas dos corrientes?</p> <p>&nbsp;</p> <p>Dylan Riley: <em>&iquest;Utop&iacute;a real o empiricismo abstracto?</em></p> <p>&iquest;D&oacute;nde se localizar&iacute;an las utop&iacute;as reales, tal y como las conceptualizaba Wright, dentro del contexto hist&oacute;rico del desarrollo capitalista? Una r&eacute;plica a Burawoy que coloca la producci&oacute;n por encima de la mercantilizaci&oacute;n, a Marx por encima de Polanyi, y a los an&aacute;lisis del presente sobre las visiones del futuro, como claves para resolver este enigma te&oacute;rico.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Zep Kalb y Masoumeh Hashemi: <em>Los Universal Studios de Teher&aacute;n</em></p> <p>Historia pol&iacute;tica del cine iran&iacute;, que rastrea los or&iacute;genes de su pluralidad de g&eacute;neros a trav&eacute;s del minimalismo de la Nueva Ola, los documentales b&eacute;licos y el montaje cosmopolita. En una sociedad que a menudo se caricaturiza como cerrada y atrasada, las presiones de la censura y del mercado han producido sin querer una cultura cinematogr&aacute;fica de primer orden, pero, &iquest;c&oacute;mo sobrevivir&aacute; esta bajo el r&eacute;gimen de sanciones de Estados Unidos?</p> <p>&nbsp;</p> <p>Rob Lucas rese&ntilde;a <em>The Age of Surveillance Capitalism</em>, de Shoshana Zuboff. Google y Facebook como pioneros de un desasosegante nuevo r&eacute;gimen de acumulaci&oacute;n capitalista.</p> <p>Emilie Bickerton rese&ntilde;a <em>When the Movies Mattered</em>, de Jonathan Kirshner y Jon Lewis (eds.). La fugaz eflorescencia de un cine radicalizado en Hollywood, impulsado por la ansiedad pol&iacute;tica de la d&eacute;cada de 1970.</p> <p>Jacob Collins rese&ntilde;a <em>Du Rhin &agrave; la Manche</em>, de Peter Sch&ouml;ttler. El tratamiento historiogr&aacute;fico del Rin como un reflejo de los imaginarios nacionalistas franco-alemanes.</p>
  • <p><em>&laquo;Una extra&ntilde;a locura se ha apoderado de las clases obreras de los pa&iacute;ses en que reina la civilizaci&oacute;n capitalista. Esa locura es responsable de las miserias individuales y sociales que, desde hace dos siglos, torturan a la triste humanidad. Esa locura es el amor al trabajo, la pasi&oacute;n moribunda del trabajo, que llega hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de su prole.&raquo;</em></p> <p>Probablemente, Lafargue bailar&iacute;a hoy con gusto al son de La Polla Records aquello de &laquo;no disfrutamos en el paro, ni disfrutamos<br /> trabajando&raquo;. La desquiciante situaci&oacute;n de desempleo masivo que se vive en la actualidad, y la no menos desquiciante precariedad de quienes tienen un puesto de trabajo; en definitiva, el perfeccionamiento del chantaje de un mercado de trabajo que no deja de ser un mercado de personas, le da una vigencia inquietante a este texto escrito en el siglo XIX.</p> <p>Todav&iacute;a hoy existe un encumbramiento moral del trabajo, en<br /> un mundo en que tanto el privilegio de ser explotado como la imposibilidad de serlo son formas compatibles, convergentes y paralelas de destrucci&oacute;n social y psicol&oacute;gica de las personas. Ya en su tiempo, Lafargue detect&oacute; l&uacute;cidamente lo que no es m&aacute;s que pensamiento m&aacute;gico; esa religi&oacute;n del trabajo, que incluso las corrientes mayoritarias del movimiento obrero tomaron como propia.</p>
  • <p>&iquest;Es la raza un elemento de la identidad? &iquest;Forma parte la lucha pol&iacute;tica antirracista de las pol&iacute;ticas de la identidad?</p> <p>A trav&eacute;s de investigaciones hist&oacute;ricas, notas autobiogr&aacute;ficas y reflexiones te&oacute;ricas, Haider recorre la reciente historia de las pol&iacute;ticas de la identidad en relaci&oacute;n con la raza para constatar que, a diferencia de su origen emancipador, las pol&iacute;ticas de la identidad se han transformado en un elemento de desactivaci&oacute;n y neutralizaci&oacute;n pol&iacute;tica en manos de las clases dominantes.</p> <p>De una forma provocadora y persuasiva al mismo tiempo, Haider aborda la discusi&oacute;n pol&iacute;tica en torno a las categor&iacute;as de raza y clase. Tambi&eacute;n en un intento de superar los eternos debates en torno a cu&aacute;l de ambas categor&iacute;as es m&aacute;s importante, apela a los ricos legados de la tradici&oacute;n radical negra, los estudios culturales brit&aacute;nicos y los feminismos negros tanto para renovar la cr&iacute;tica a las pol&iacute;ticas de la identidad, como para golpear con su mismo martillo la ceguera euroc&eacute;ntrica y economicista de la tradici&oacute;n marxista. Lo que Haider nos propone es una nueva pr&aacute;ctica pol&iacute;tica que su autor denomina &laquo;universalidad insurgente&raquo;, una pol&iacute;tica de masas, solidaria y transfronteriza que vaya m&aacute;s all&aacute; del chovinismo dalt&oacute;nico y la ideolog&iacute;a de la raza.</p>
  • <p>Estas son las memorias de un revolucionario desconocido, de un hijo de la segunda mitad del XX procedente de un pueblo andaluz que naci&oacute; de nuevo en Barcelona, en l'Hospitalet del urbanismo salvaje. Se hizo hombre trabajando a destajo, estudiando en las escuelas nocturnas, viendo cine y descubriendo el mundo de los libros&hellip; En busca de la Rep&uacute;blica, conoci&oacute; la CNT y el POUM y se inici&oacute; en la aventura militante desde las nuevas izquierdas. En el 68 cruza la frontera, y en Par&iacute;s formar&aacute; parte de la &ldquo;promoci&oacute;n Krivine&rdquo;, que estaba renovando la tradici&oacute;n trotskysta. De regreso, asistir&aacute; al furor y a las crisis de la primera LCR. Ocupar&aacute; cargos, pero los combina con el activismo vecinal y cultural. Vive la Transici&oacute;n como una ruptura con la Rep&uacute;blica. Forma parte de la izquierda derrotada que ve c&oacute;mo se cierran las asociaciones de vecinos, desaparecen ramas sindicales, cierran editoriales, fracasan proyectos culturales, y c&oacute;mo las mentiras del franquismo dan lugar a otra historia oficial que acabar&aacute; olvidando la historia social y militante&hellip; En los ochenta desarrolla una intensa labor de divulgaci&oacute;n cultural, a contracorriente. Los noventa son de crisis abierta. La contrarrevoluci&oacute;n conservadora global se combina con el desplome local de la LCR, que coincide con una traum&aacute;tica separaci&oacute;n sentimental, y en consecuencia con una crisis personal en la que todo es puesto en cuesti&oacute;n. Estas memorias est&aacute;n concebidas como un intento de explicar un tiempo y una generaci&oacute;n. Un tiempo de ilusiones y derrotas, y una generaci&oacute;n que crey&oacute; posible la revoluci&oacute;n.</p>
  • <p>Reinventar una izquierda emancipadora del siglo XXI exige reinventar una br&uacute;jula que incluya a la vez referencias cr&iacute;ticas de ayer y pensadores enfrentados a los desaf&iacute;os de hoy. Tal es la tarea que el soci&oacute;logo y fil&oacute;sofo franc&eacute;s Philippe Corcuff intenta en este libro, para lo cual se inspira tanto en la lectura her&eacute;tica de Marx como en la sociolog&iacute;a cr&iacute;tica de Pierre Bourdieu, o las filosof&iacute;as de Michel Foucault y de Emmanuel Levinas. Fruto de esta conexi&oacute;n, es su intento de reivindicar el lugar de la individualidad en una teor&iacute;a pol&iacute;tica libertaria, en estrecha relaci&oacute;n con el com&uacute;n. Lo cual tiene consecuencias para el an&aacute;lisis del capitalismo actual, haciendo de la contradicci&oacute;n capital/individualidad una de sus principales zonas de fragilidad. Tambi&eacute;n supone comprender con Foucault las relaciones entre las limitaciones sociales estructurales y las posibilidades de subjetivaci&oacute;n individual. El horizonte ut&oacute;pico de la pol&iacute;tica emancipadora se redefine gracias al pragmatismo filos&oacute;fico de John Dewey y a la fenomenolog&iacute;a de la apertura del ser de Levinas. Todo ello lleva a Philippe Corcuff a criticar algunas falsas soluciones de moda, especialmente los usos del concepto de hegemon&iacute;a de Antonio Gramsci y el populismo de izquierda de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Asimismo, le permite contraponer una lectura anarquista de la serie Juego de Tronos a la lectura conformista de Pablo Iglesias.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El libro esboza, a lo largo de diversos cap&iacute;tulos compuestos de escritos e intervenciones p&uacute;blicas, una &eacute;tica de la fragilidad que rechace los sue&ntilde;os de absoluto y de pureza, d&aacute;ndole el nombre parad&oacute;jico de socialdemocracia libertaria a ciertas pistas que van en esa direcci&oacute;n. Para tal fin, present&aacute;ndose como intelectual y militante intelectual, Philippe Corcuff identifica, en el espacio pol&iacute;tico emergente de las experiencias socialistas y comunistas del siglo XX, dos grandes v&iacute;as que trata de ampliar te&oacute;ricamente. Por una parte, la necesidad de renovar y ampliar las herramientas marxianas y &laquo;marxistas&raquo; de an&aacute;lisis cr&iacute;tico del mundo con los recursos sociol&oacute;gicos &laquo;posmarxistas&raquo;, y en particular con la cr&iacute;tica de las dominaciones desarrolladas por Pierre Bourdieu, la sociolog&iacute;a pragm&aacute;tica iniciada por Luc Boltanski y Laurent Th&eacute;venot, o las sociolog&iacute;as cr&iacute;ticas y comprensivas del individualismo. Por otra parte, una filosof&iacute;a pol&iacute;tica emancipadora enfrentada a antinomias permanentes, tales como las que existen entre la consolidaci&oacute;n de un espacio com&uacute;n de justicia y el desarrollo de las singularidades individuales, o entre las protecciones institucionales y la cr&iacute;tica libertaria de las opresiones institucionales.</p>
  • <p>Aunque las ideas propias de la socialdemocracia flotaban en el ambiente desde hac&iacute;a algunas d&eacute;cadas, no fue hasta 1889 que se constituy&oacute; la II Internacional como partido pol&iacute;tico de clase que deb&iacute;a abolir la explotaci&oacute;n y la injusticia. La clase obrera asum&iacute;a as&iacute; que la emancipaci&oacute;n ser&iacute;a obra de la propia clase obrera, vinculando su &eacute;xito a su capacidad de convertirse en un sujeto pol&iacute;tico capaz de conquistar el poder.</p> <p>En el congreso de Frankfurt (1951) la socialdemocracia abandon&oacute; formalmente el marxismo como referente ideol&oacute;gico, y acept&oacute; el capitalismo, si bien puso &eacute;nfasis en la necesidad de intervenir en la econom&iacute;a. En la d&eacute;cada de los treinta del siglo pasado, Keynes cuestion&oacute; te&oacute;ricamente los planteamientos de la econom&iacute;a liberal, abriendo la &eacute;poca dorada del Estado de bienestar. Pero en la segunda mitad de la d&eacute;cada de los a&ntilde;os sesenta el modelo empez&oacute; a dar muestras de agotamiento. La salida, liderada por Tony Blair y teorizada por Anthony Giddens, implic&oacute; la renuncia definitiva a las premisas sobre las que se hab&iacute;a construido la socialdemocracia, aceptando sin ambages el orden neoliberal.</p> <p>Hoy, la socialdemocracia est&aacute; lejos de perseguir los objetivos que estableci&oacute; cuando se constituy&oacute;, y lejos de constituir un referente indiscutible de la clase obrera, enfrent&aacute;ndose al reto de reinventarse de nuevo.</p>
  • <p>El presente libro Socialismo, historia y utop&iacute;a busca hacer un balance filos&oacute;fico e hist&oacute;rico de la tradici&oacute;n socialista para entender su legado, en busca de ideas que tengan relevancia y potencial para los retos de la sociedad presente. Haci&eacute;ndose eco de la actitud de Hegel ante la Revoluci&oacute;n Francesa, el libro propone que los fracasos y tragedias del socialismo durante el siglo XX fueron tal vez inevitables dadas las condiciones del momento pero, precisamente por esa misma especificidad hist&oacute;rica, en la sociedad actual las ideas socialistas pueden ser una gu&iacute;a valiosa para la acci&oacute;n en un mundo cada vez m&aacute;s complejo sin que por ello se vaya a repetir el pasado. Antes bien, las transformaciones del capitalismo moderno, especialmente en una era de globalizaci&oacute;n y de crisis ambiental de car&aacute;cter planetario, hacen que sea cada vez m&aacute;s plausible y m&aacute;s viable retomar la agenda de solidaridad y responsabilidad compartida que forma parte de la tradici&oacute;n socialista desde sus or&iacute;genes hace ya m&aacute;s de dos siglos.</p>
  • <p>En este libro, el autor realiza una f&eacute;rrea defensa de lo que hoy se considera parte de la escuela econ&oacute;mica y pol&iacute;tica que gira en torno a la teor&iacute;a de la dependencia, aquella que afirma que los pa&iacute;ses del centro se desarrollan a costa de los perif&eacute;ricos y que la relaci&oacute;n entre ambos se estructura sobre el robo colonial, la violencia patriarcal, la b&uacute;squeda incesante de beneficios, herencias todas del proyecto de construcci&oacute;n de civilizaci&oacute;n europeo del siglo XVIII. La opini&oacute;n que aqu&iacute; se expresa es que, dada esta epistemolog&iacute;a, el proletariado del n&uacute;cleo imperialista, junto con su burgues&iacute;a, continuar&iacute;a oprimiendo a los &ldquo;trabajadores del Este&rdquo; incluso despu&eacute;s de que se haya llevado a cabo una revoluci&oacute;n socialista en el n&uacute;cleo.</p>
  • <p>Esta es una obra clave del pensamiento revolucionario. Se public&oacute; a la vez que La sociedad del espect&aacute;culo, y pronto ambas se convirtieron en los elementos te&oacute;rico-pol&iacute;ticos que articularon la mirada y las experiencias de Mayo del 68 y el situacionismo. En ella se trazan perspectivas para un cambio radical en la vida: desarrollo libre de la individualidad y de una organizaci&oacute;n social basada en la cooperaci&oacute;n, la autonom&iacute;a y la autogesti&oacute;n.</p> <p>Vaneigem impulsa al lector a desafiar los roles sociales en los que se le encuadra: estudiante, joven, ciudadano, mujer, hijo, trabajador... Los roles mantienen al individuo alejado permanentemente de su verdadero ser. Aceptar un rol es asumir algo de poder en el juego social, pero tambi&eacute;n aceptar la sumisi&oacute;n. Escrito bajo las influencias de Spinoza, Fourier, Marx, Nietzsche y Lefebvre, este tratado desarrolla la cr&iacute;tica situacionista a la alienaci&oacute;n en la sociedad de consumo, en la que somos esclavos sin amo frente a un Poder cada vez m&aacute;s eficiente gracias a la cibern&eacute;tica. La gente se limita a consumir y sobrevivir: es el instinto de muerte descubierto por Freud y Reich. Para Vaneigem, la vida cotidiana est&aacute; empobrecida y ha sido reducida; vivimos un nuevo tipo de miseria y vaciamiento existencial, que se extiende no ya solo al trabajo, tambi&eacute;n al ocio, el descanso y el placer, falseando las relaciones personales. Como resultado, los sujetos sufren una fragmentaci&oacute;n y la mutilaci&oacute;n de sus vidas. El tratado le da especial importancia al trabajo asalariado, como forma m&aacute;s brutal de domesticaci&oacute;n.</p> <p>Vaneigem destroza el racionalismo ilustrado del hombre occidental, pero tambi&eacute;n cr&iacute;tica a la izquierda cobarde. A quienes se conforman con el Estado del Bienestar habr&aacute; que recordarles que &ldquo;quienes hacen a medias la revoluci&oacute;n no hacen m&aacute;s que cavarse la tumba&rdquo;. Por otra parte, aquellos que hablan de revoluci&oacute;n sin referirse a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor, <em>tienen un cad&aacute;ver en la boca</em>. Una de las armas para renovar el mundo es el lenguaje -en todas sus variantes-, que debe aventurarse en el terreno de la poes&iacute;a, la comunicaci&oacute;n abierta y lo sensual para enfrentarse al imperio de lo cuantitativo y del c&aacute;lculo -com&uacute;n al capitalismo y al estalinismo-. De nada sirve el sacrificio y la militancia si niegan la libertad, que es la esencia de la revoluci&oacute;n.</p> <p>En la segunda parte del libro, Vaneigem explora las posibilidades. Habla de invertir la perspectiva: dejar de ver con los ojos de la comunidad alienada, de la ideolog&iacute;a, de la familia, de los dem&aacute;s. Hay que recuperar la creatividad y la espontaneidad. Es espont&aacute;neo aquello que no surge de una obligaci&oacute;n interiorizada en el subconsciente y que adem&aacute;s escapa del dominio de la abstracci&oacute;n. Por ello, es necesario reestructurar el subconsciente -como propon&iacute;a el surrealismo- para potenciar la subjetividad (emociones, pasiones, deseos, goces). El arte, el juego, la diversi&oacute;n, la amistad y lo er&oacute;tico se despliegan en la pasi&oacute;n creadora, n&uacute;cleo central de lo revolucionario. Esta nueva edici&oacute;n revisada incluye un op&uacute;sculo del autor, <em>Banalidades de base</em>, donde se definen una serie de conceptos sobre la Internacional Situacionista, y una larga entrevista a Vaneigem en la que realiza un repaso sobre su obra.</p>
  • <p>Otra subrogaci&oacute;n es posible aborda el pol&eacute;mico tema de la subrogaci&oacute;n gestante, cuyo debate es a&uacute;n incipiente en nuestro pa&iacute;s, desde el marxismo, el feminismo y la teor&iacute;a queer, y lanza un grito radical en favor de la justicia gestacional.</p> <p>Ampliamente documentado, el libro analiza las condiciones materiales en las que actualmente se desarrolla la subrogaci&oacute;n a nivel internacional, y dedica una especial atenci&oacute;n a la prestigiosa cl&iacute;nica Akanksha, fundada y dirigida por la doctora Patel en el estado indio de Guyarat, que en algunas ocasiones ha sido definida como la f&aacute;brica de beb&eacute;s del mundo.</p> <p>Partiendo de la base de que la gestaci&oacute;n y la crianza son siempre un trabajo productivo, y como tal merece ser retribuido, Sophia Lewis defiende la subrogaci&oacute;n sin l&iacute;mites y se muestra cr&iacute;tica con el marco liberal-capitalista en el que se da en la actualidad, cuyas argucias pone al descubierto.</p> <p>Con la subrogaci&oacute;n en el centro, y la gestaci&oacute;n c&iacute;borg como perspectiva, desarma la familia por diversas que sean sus formas, y la concepci&oacute;n tan largamente asentada de que la prole pertenece a quienes comparten su material gen&eacute;tico. La crianza colectiva, sostiene, transformar&aacute; radicalmente las actuales nociones de parentesco y nos ayudar&aacute; a comprender que se necesita a la comunidad entera para criar a un beb&eacute;.</p> <p>Una tesis rompedora que ampl&iacute;a las fronteras del debate y no dejar&aacute; a nadie indiferente.</p>
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