mundial

  • <p>Este libro rinde homenaje al f&uacute;tbol, m&uacute;sica del cuerpo, fiesta de los ojos, y tambi&eacute;n denuncia las estructuras de poder de uno de los negocios m&aacute;s lucrativos del mundo.</p> <p>&quot;La tecnocracia del deporte profesional&quot;, escribe el autor, &quot;ha ido imponiendo un f&uacute;tbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegr&iacute;a, atrofia la fantas&iacute; y proh&iacute;be la osad&iacute;a. Por suerte, todav&iacute;a aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, alg&uacute;n descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al p&uacute;blico de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.&quot;</p> <p>Escribiendo este libro, Galeano ha querido hacer con las manos lo que nunca pudo hacer con las piernas. Cuando era ni&ntilde;o, quer&iacute;a ser jugador de f&uacute;tbol, pero s&oacute;lo jugaba bien, y hasta muy bien, mientras dorm&iacute;a.</p> <p>La presente y definitiva edici&oacute;n incluye el texto que escribi&oacute; Galeano referente al Mundial de 2014, celebrado en Brasil.</p>
  • <p>En pocos decenios, el deporte se ha convertido en una potencia mundial ineludible, la nueva y verdadera religi&oacute;n del siglo XXI. Su liturgia singular moviliza al mismo tiempo y en todo el mundo a inmensas masas agolpadas en los estadios o congregadas ante las pantallas de todo tipo y tama&ntilde;o que los aficionados visualizan de manera compulsiva. Estas masas gregarias, obedientes, muchas veces violentas, movidas por pulsiones chovinistas, a veces xen&oacute;fobas o racistas, est&aacute;n sedientas de competiciones deportivas y reaccionan euf&oacute;ricas a las victorias o a los nuevos r&eacute;cords, mientras permanecen indiferentes a las luchas sociales y pol&iacute;ticas, sobre todo la gente joven.</p> <p>La propia organizaci&oacute;n de un deporte de alcance planetario, fundamentado en un orden piramidal opaco, se ha erigido y consolidado como un modo de producci&oacute;n y reproducci&oacute;n socioecon&oacute;mico que lo invade todo. El deporte, convertido ya en espect&aacute;culo total, se afirma como el medio de comunicaci&oacute;n exclusivo, capaz de estructurar en toda su profundidad el d&iacute;a a d&iacute;a de millones de personas, desde la fisonom&iacute;a de las ciudades, hasta los ritmos de trabajo y la estructuraci&oacute;n del tiempo libre.</p> <p>El nuevo r&eacute;cord, la mejora del rendimiento, el sometimiento del cuerpo por encima de los l&iacute;mites humanos, se convierte en la base del espect&aacute;culo, en su &uacute;nica motivaci&oacute;n, en el fin que lo justifica todo, por lo que el dopaje y las intervenciones-agresiones en el cuerpo del atleta se han convertido en la normalidad de un deporte que juega al escondite con los controles antidoping, mientras los deportistas se lanzan a una carrera alcocada contra su propia vida.</p> <p>Apisonadora aniquiladora de la Modernidad decadente, el deporte-espect&aacute;culo lamina todo a su paso y deviene el proyecto de una sociedad sin proyecto.</p> <p>&nbsp;</p>
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