narrativa

  • <p><span class="T3_14_b" id="ctl00_ContentPlaceHolder1_AsbstracteLabel">La ayudante de fotograf&iacute;a lleva unos meses trabajando en el estudio. Piensa que en poco tiempo ya podr&aacute; empezar a moverse por su cuenta. Su jefe es un profesional de prestigio, pero duda que tenga mucho m&aacute;s que ense&ntilde;arle. Hoy, en concreto, tiene un d&iacute;a p&eacute;simo, est&aacute; alterado y no acierta ni una. Por cierto, &iquest;d&oacute;nde se han metido todos? El tema de las luces ya est&aacute; solucionado. Pueden volver al trabajo en cuanto quieran. &iexcl;Ah!, ah&iacute; est&aacute;n el fot&oacute;grafo y el publicista. Ambos, fijos, clavados en el suelo ante la terraza, mirando hacia afuera. Curiosa, sigue su mirada. De espaldas, la modelo, altiva y distante, fuma de forma indolente. En cambio, los hombres est&aacute;n tensos, como en estado de alerta. Percibe su deseo, es casi asible, aprehensible. El deseo, &iquest;y qui&eacute;n no ha pensado en ello alguna vez? En c&oacute;mo permite que aflore nuestra verdad m&aacute;s &iacute;ntima y generalmente oculta. Y al mismo tiempo nos empuja a salir, nos expulsa al mundo, nos obliga a nacer. A conocer a otro, a arriesgarnos, porque el otro constituye el &uacute;nico espacio de satisfacci&oacute;n y la primera semilla del pensamiento. <br /> <br /> Aunque duda de las posibilidades de ese par. Son m&aacute;s bien escasas. Su mirada regresa a la modelo. M&uacute;ltiples im&aacute;genes se agolpan en su retina. Fotograf&iacute;as estudiadas y admiradas. R&aacute;pido, necesita su c&aacute;mara. Dispara. Encuadra las piernas, las medias, la raya que las divide. Esa raya. No es una simple costura, es una divisoria que define un m&aacute;s all&aacute; del bien y del mal. Una posible expresi&oacute;n metaf&iacute;sica de lo corp&oacute;reo. Con la capacidad de plasmar una tremenda tensi&oacute;n sexual muy lejos de la expresividad de un desnudo. Lejos de la belleza ajena de un maniqu&iacute; que expresa peligro, presi&oacute;n, rigidez&hellip; La raya de esas medias constituye un tratado acerca de la idea del vac&iacute;o, de la mera superficialidad de los cuerpos huecos y fr&iacute;os, de la inexistencia... sonr&iacute;e. Deja su c&aacute;mara y despacio se acerca a su jefe.</span></p>
  • <p>Novela loca, on&iacute;rica, repleta de referencias cl&aacute;sicas con las que salpimentar un fresco de resistencias vitales al imperio del capital. Raptar a un perro puede parecer una buena idea cuando la sociedad te dice por activa y por pasiva que sobras. Y la idea gana en atractivo si el animal pertenece al richac&oacute;n de la isla. Con lo que no contaba V&iacute;ctor Fuertes es con la indiferencia mutua entre bicho y amo y con la picard&iacute;a de sus empleados. Ni con que su huida al viejo faro se convirtiera en una suerte de recorrido inici&aacute;tico guiado por unos viejos sabios y heterodoxos de la monta&ntilde;a. Antonio Orihuela, poeta y maestro de tanto, firma una novela loca, on&iacute;rica, repleta de referencias cl&aacute;sicas con las que salpimentar un fresco de resistencias vitales al imperio del capital.</p>
  • <p>Tomando como punto de partida algunos hechos reales conservados por fuentes orales, es esta una novela que apela a los recuerdos.</p> <p>Se acaba de votar la constituci&oacute;n de 1978. La elaboraci&oacute;n de un trabajo escolar sobre la posguerra y el franquismo se convierte en un viaje interior que se adentra en la memoria hist&oacute;rica de la comarca aragonesa de las Cinco Villas (en la memoria de un pa&iacute;s) a trav&eacute;s de la figura de Manuel, quien, conversando con su hijo, evoca unos sucesos que transformaron su vida para siempre.</p> <p>En el verano de 1946, con tan solo quince a&ntilde;os, hizo de gu&iacute;a para una partida de guerrilleros por los montes de Malpica de Arba y la Sierra de Santo Domingo. Jam&aacute;s se hab&iacute;a olvidado de esos hombres, luchadores por la libertad, y gracias a esta investigaci&oacute;n tiene la oportunidad de rescatarlos del olvido. Mientras dialoga con su hijo, Manuel se muestra como un hombre que posee una sensibilidad especial, fruto de aquellas experiencias. A una edad muy temprana la vida le ense&ntilde;&oacute; el triste camino de las ausencias&hellip;</p>
  • Estío

    14,90
    <p>Est&iacute;o es una antolog&iacute;a de relatos que pueden enmarcarse en la ficci&oacute;n clim&aacute;tica o clifi. Van desde futuros no tan improbables en la Pen&iacute;nsula hasta universos (casi) irreconocibles. Los cuentos de Est&iacute;o no son optimistas, pero tampoco se abandonan a la espera del apocalipsis. En &eacute;l se dibuja un Levante arrasado por un misterioso accidente, las formas de autogesti&oacute;n surgidas tras un nuevo diluvio o una Espa&ntilde;a transformada por las nuevas pol&iacute;ticas ecofascistas. Pero tambi&eacute;n una historia inscrita en la m&aacute;s pura ciencia ficci&oacute;n cuyas hero&iacute;nas deber&aacute;n decidir entre el servicio a la comunidad y su propia supervivencia; e incluso un neowestern marcado por los conflictos migratorios. Estos relatos nos hacen imaginar lo inimaginable, y haci&eacute;ndolo tambi&eacute;n nos despiertan: el fin del mundo no es un escenario aceptable, a&uacute;n tenemos tiempo.</p>
  • <p>En el mundo de los relatos de Diego Luis Sanrom&aacute;n hay hombres que chamullan en jergas incomprensibles y ladran como mastines, j&oacute;venes que se flipan con sustancias orientales en ciudades arrasadas por la guerra y por cuyas calles anegadas de lluvia los delfines flotan como obuses plateados, zapatos vengativos que danzan solos y son como trampas para osos, carreteras que se pierden entre el sopor de las tardes de domingo, maestras tan atroces como la diosa Kali, peque&ntilde;os burgueses que transforman sus hogares en refugio para vagabundos, ni&ntilde;as que crecen demasiado r&aacute;pido y que pronto sienten la irresistible vocaci&oacute;n de la sangre, llamadas de tel&eacute;fono perdidas que tal vez anuncien absurdas hecatombes, pobres tipos a los que les brotan raras excrecencias en el ombligo. En fin, se trata sin duda de un mundo extra&ntilde;o, pero &ndash;qui&eacute;n sabe- puede que tambi&eacute;n sea el tuyo.</p>
  • Red Burdel

    15,00
    <p>Sobre las ruinas de un negocio de combustible unos europeos construyen un local al que llamaron Red Burdel y que altera la tranquilidad de un peque&ntilde;o pueblo de la costa este de &Aacute;frica. Los sucesivos conflictos de intereses y la expectaci&oacute;n que genera el local permiten el desvelamiento de unas historias que conducen a un micromundo de mentiras y ocultamientos que sosten&iacute;an unas vidas po&eacute;ticamente apasionantes.</p> <p>&iquest;Por qu&eacute; escribo este libro? Yo responder&iacute;a a la cuesti&oacute;n preguntando a m&iacute; vez por qu&eacute; no escribirlo. Siendo escritor de Guinea Ecuatorial, lo m&aacute;s probable es que cualquier lector que me lea lo haga con la intenci&oacute;n de encontrar respuestas a cuestiones planteadas desde la b&uacute;squeda de los elementos que definen la guineanidad. Pero es necesario recordar a los lectores que de vez en cuando me permito la licencia de eludir esta responsabilidad de cronista sobre lo guineano y doy satisfacci&oacute;n a las musas.</p>
  • La Fanfarlo

    15,00
    <p>Cuando Baudelaire public&oacute; &quot;La Fanfarlo&quot; faltaban a&uacute;n diez a&ntilde;os para que apareciera &quot;Las flores del mal&quot;, obra que fue mutilada judicialmente y multada a instancias del mismo fiscal que incoara ese mismo a&ntilde;o un proceso contra Flaubert y &quot;Madame Bovary&quot;. Baudelaire no era, todav&iacute;a, pues, un &ldquo;poeta maldito&rdquo;, pero se hallaba en el inequ&iacute;voco camino de serlo: su padrastro, el general Aupick, luchaba infructuosamente para llevar al joven d&iacute;scolo por el &ldquo;buen camino&rdquo; sin lograr m&aacute;s que organizar alguna trifulca familiar; su amor por la mulata Jeanne Duval acabar&iacute;a convirti&eacute;ndose en un esc&aacute;ndalo llevado de boca en boca por los notables parisinos y, para mayor inri, entre visitas a museos, bibliotecas y prost&iacute;bulos, el poeta se convert&iacute;a en traductor y propagandista de un personaje maldito y antirrom&aacute;ntico: Edgar Allan Poe.</p> <p>Quiz&aacute; por ello en &quot;La Fanfarlo&quot;, relato en buena medida autobiogr&aacute;fico, de esquema que incluso podr&iacute;a tildarse de vodevilesco (un audaz conquistador, para ganar los favores de la dama de la que se encapricha, emprende la conquista de la bailarina que tiene cautivado al marido de la dama), Baudelaire fustiga la hip&oacute;crita moral burguesa al tiempo que elogia al artista como provocador, posturas ambas que conjuga con el dandismo, la seducci&oacute;n y la relaci&oacute;n del &eacute;xtasis con el pecado.</p>
  • Invierno

    15,50
    <p>A las puertas del invierno de 1809, un soldado escapa de las filas del ej&eacute;rcito napole&oacute;nico porque no fue a la guerra para matar civiles. El desertor, moribundo, es acogido en un peque&ntilde;o pueblo de la sierra hasta que&hellip; Vidas y secretos, pasiones calladas y esperanzas ciegas se cruzan durante m&aacute;s de un siglo y medio en las calles y los prados de ese peque&ntilde;o pueblo sin otra magia (a pesar de la casa encantada o de un espantap&aacute;jaros que trata de comprender el mundo) que la vida; un lugar, casas, plazas, bosques, cielo, cuevas, donde el aire huele a nieve y a cristales de escarcha, donde siempre son largos los inviernos.</p> <p>Ni&ntilde;os que sue&ntilde;an, ancianos que no quieren olvidar, hombres y mujeres que soportan unos d&iacute;as en los que todo parece invierno. Pero no todo es lo que parece, porque en esta novela, suma de historias que se mezclan como las hojas de las hayas ca&iacute;das sobre un sendero, Elvira Valga&ntilde;&oacute;n deja entrever que la belleza y piedad son los mejores recursos para hacer de la vida y de la literatura un lugar habitable.</p> <p>Una obra emocionante de una escritora detallista y esencial, atenta a los sonidos y los silencios de las palabras. Una escritora, Elvira Valga&ntilde;&oacute;n, que est&aacute; a&uacute;n por descubrir por el gran p&uacute;blico, y cuya novela nos sentimos particularmente orgullosos de publicar.</p>
  • <p>&quot;Hace tiempo escrib&iacute; una novela sobre la muerte de madre. Y unos a&ntilde;os despu&eacute;s, otra en que contaba los silencios de padre, unos silencios que nunca rompi&oacute; para contarnos lo que escond&iacute;an dentro. La historia oficial de la derrota se la inventa la vic&shy;toria. Ahora escribo esta historia en que somos t&uacute; y yo los personajes principales. Sin haberlo pretendido -o eso creo- es como si cerrara con este libro un tampoco s&eacute; si real o imaginado libro de familia&quot;.</p>
  • <p>El Despertar, publicat el 1899 als Estats Units va provocar un esc&agrave;ndol considerable i un rebuig generalitzat. El llibre presenta una dona de bona fam&iacute;lia volent ser alguna cosa m&eacute;s que muller i mare. Una cosa inaudita. Kate Chopin, l&rsquo;autora, va morir al cap de cinc anys de la seva publicaci&oacute; sense haver escrit gaireb&eacute; res m&eacute;s. El llibre va ser redescobert per acad&egrave;mics als anys seixanta, moment en que la societat Nord Americana estava experimentant canvis socials radicals. El 1964 el llibre era impr&egrave;s novament i es publicava la primera biografia completa de l&rsquo;autora; a principis dels anys 70 era un cl&agrave;ssic feminista; a finals de segle era, simplement, un cl&agrave;ssic de la literatura. Des d&rsquo;aleshores ha estat tradu&iuml;t a dotzenes de lleng&uuml;es i convertit en pel&middot;l&iacute;cula dues vegades. Tot i que El despertar va destruir la carrera de Chopin com escriptora, tamb&eacute; en va assegurar el seu llegat literari.</p> <p>&nbsp;</p> <p>&ldquo;Edna es va quedar a la galeria frontal mentre ell marxava de casa, i va trencar, absent, uns quants brins del llessam&iacute; que creixia enfilat en una tanca de reixeta. Va olorar les flors i se les va encastar al pit del seu vestit blanc. Els nens arrossegaven pel caminet un carret&oacute; petit, que havien omplert de troncs i branques. La quarterona els seguia amb passes r&agrave;pides, i havia assumit per a l&rsquo;ocasi&oacute; una animaci&oacute; i una celeritat fict&iacute;cies. Un venedor de fruita lloava la seva mercaderia al carrer.</p> <p>Edna mirava directament al seu davant amb una expressi&oacute; abstreta a la cara. No li interessava res del seu voltant. El carrer, els nens, el venedor de fruita, les flors que creixien al dessota dels seus ulls, tot era part indestriable d&rsquo;un m&oacute;n estrany que de sobte havia esdevingut antag&ograve;nic.&rdquo;</p>
  • Fanny Hill

    17,00
    <p><em>Fanny Hill</em> (1748-1749) es considerada uno de los cl&aacute;sicos de la literatura er&oacute;tica universal. A los pocos meses de su publicaci&oacute;n esta novela fue prohibida por inmoral, su autor, John Cleland, y su editor condenados, siendo protagonista del primer juicio de un libro por obscenidad en Massachusetts, Estados Unidos, en 1821, en el que, entre otros ep&iacute;tetos, la pobre Fanny fue descrita como &laquo;pose&iacute;da por el diablo porque incitaba a los ciudadanos a tener pensamientos lujuriosos&raquo;.</p> <p>En 1960, los grupos de acci&oacute;n moral quemaron ejemplares en Inglaterra y Jap&oacute;n. En Espa&ntilde;a, <em>Fanny Hill</em> no vio la luz hasta 1977. La novela cuenta la historia de una inocente chica de pueblo, Fanny, que apenas llega a Londres se ve abocada a trabajar en un burdel. Se enamora de Charles, un apuesto y bien dotado gal&aacute;n, con el que vivir&aacute; gozosamente varias semanas antes de que este desaparezca misteriosamente. A partir de entonces, Fanny asumir&aacute; su carrera de prostituta con todas las consecuencias, sin mostrar arrepentimiento o pena alguna, antes bien destacando las ventajas de la profesi&oacute;n que la acaban llevando de amante en amante hasta una envidiable y saneada posici&oacute;n; al final, Charles reaparecer&aacute; y se casar&aacute;n.</p> <p>Con esta historia, Cleland contravino numerosas normas, entre otras, las de las novelas de la &eacute;poca, que condenaban a las prostitutas a la miseria. Frente a la s&oacute;rdida realidad de la prostituci&oacute;n londinense de aquella &eacute;poca, dej&oacute; a un lado todo detalle de mal gusto y se rio de las costumbres cristianas, pues la novela es la &laquo;confesi&oacute;n&raquo; de una mujer que jam&aacute;s reneg&oacute; de su vida anterior.</p>
  • <p>En Els idus de mar&ccedil;, amb una acumulaci&oacute; de fragments de cartes, informes, i dietaris, Thornton Wilder ens explica els darrers mesos de la vida de Juli C&egrave;sar i de la Rep&uacute;blica de Roma. Wilder amb una paci&egrave;ncia de miniaturista, a poc a poc, ens va construint un trencaclosques ple de detalls que ens descriu les relacions humanes i pol&iacute;tiques que acabaren amb l&rsquo;assassinat d&rsquo;aquell que molts consideraven gaireb&eacute; un d&eacute;u vivent. Malgrat que el que ens construeix Wilder &eacute;s una ficci&oacute;, &eacute;s remarcable com, utilitzant un format epistolar, per natura desmanegat i fraccionat, aconsegueix crear una hist&ograve;ria viva i intensa que reflexiona sobre la grandesa, l&rsquo;ambici&oacute;, els l&iacute;mits del poder i la fi dels somnis. Un cl&agrave;ssic inq&uuml;estionable de la literatura del segle vint.</p> <p>&ldquo;Incloc en aquesta tramesa setmanal una mitja dotzena dels innombrables informes que, com a Pont&iacute;fex Suprem, rebo dels &agrave;ugurs, els endevins, els aerom&agrave;ntics i els criadors de pollastres. Incloc tamb&eacute; les ordres que he dictat per a la commemoraci&oacute; mensual de la Fundaci&oacute; de la Ciutat.</p> <p>&iquest;Qu&egrave; hi puc fer? He heretat aquesta c&agrave;rrega de superstici&oacute; i d&rsquo;absurditats. Governo una quantitat incomptable d&rsquo;homes, per&ograve; he de recon&egrave;ixer que estic governat per ocells i tronades.&rdquo;</p> <p>&ldquo;Ja no sento cap compassi&oacute; immediata quan em trobo una d&rsquo;aquestes innombrables persones que arrosseguen al seu darrere una vida desgraciada. I de cap manera intento excusar-les quan veig que ja ho han fet elles mateixes, quan les veig assegudes en un tron imaginari de la seva creaci&oacute;, excusats, absolts, i llan&ccedil;ant improperis contra el misteri&oacute;s Dest&iacute; que les ha maltractat, mentre s&rsquo;exhibeixen com a v&iacute;ctimes en estat pur.&rdquo;</p>
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