pandemia

  • <p>A principios del verano de 2021, la pandemia de COVID-19 parec&iacute;a remitir gracias a la primera ola de vacunaci&oacute;n. Los pa&iacute;ses empezaban a abrir sus fronteras, el momento perfecto para acometer viajes y proyectos postergados durante meses. Justo al abandonar Gambia, tras haber realizado la evaluaci&oacute;n de un proyecto y el rodaje del documental <em>El viatje de Kalilu</em>, el virus lanza sus dados y puede tocarte una temporada de confinamiento en un hospital de Banjul, junto a decenas de personas que, cada una con sus motivos, tambi&eacute;n quieren dejar &Aacute;frica atr&aacute;s. Uno tiene sus planes y la vida luego prepara los suyos propios.</p>
  • <p>&laquo;&iquest;Qu&eacute; diablos pinta un monta&ntilde;ero poeta&raquo; metido a celador en un hospital donde habita C&oacute;vid? &laquo;Quiz&aacute;, como dice Chandler, (&hellip;) el celador insomne oy&oacute; gritos en la oscuridad y, en lugar de mirar hacia otro lado (&hellip;), decidi&oacute; ir a ver lo que pasaba&raquo;.</p> <p>El celador insomne nos escribi&oacute; su diario por entregas y sus episodios nos permiten ser &laquo;la sombra de su sombra&raquo;, seguirlo cuando corre como un loco por los pasillos con sus zapatos blancos, cuando envidia los gorros molones, mientras limpia, alienta y acaricia (y a veces lleva al dep&oacute;sito de cad&aacute;veres) los cuerpos devastados por C&oacute;vid, especialmente los de quienes nacieron en &laquo;tiempos de cat&aacute;strofe (la guerra y la posguerra)&raquo; y han sido confinados en residencias como &laquo;personas a las que esta sociedad considera ya amortizadas&raquo;.</p> <p>D&iacute;a a d&iacute;a,&nbsp;<em>Diario de un celador insomne</em> relata el ambiente dentro del hospital, donde &eacute;l, un aprendiz de celador, se pone del lado de la sanidad p&uacute;blica, junto con enfermeras, fisios, auxiliares, celadores, limpiadoras o cocineras que lo est&aacute;n dando todo para que su lucha contra C&oacute;vid, dentro de ese raqu&iacute;tico residuo de lo p&uacute;blico que es un hospital, sea una valerosa defensa de la vida.</p>
  • <p>Los virus, pese a no estar ni vivos ni muertos, pueden invadir un cuerpo &mdash;individual o social&mdash; y arrancarlo de la normalidad desafiando a sus potencias. En este sentido, la filosof&iacute;a, ese pensamiento carente de fundamentos &uacute;ltimos &mdash;al estar en constante mutaci&oacute;n&mdash; es como un agente viral capaz de contribuir al desaf&iacute;o de comprender y actuar en un presente como el nuestro, en el que hemos llegado a una zona de indeterminaci&oacute;n que parece renovarse d&iacute;a tras d&iacute;a. Solo el pensamiento cr&iacute;tico-filos&oacute;fico es capaz de ir m&aacute;s all&aacute; de las narrativas convencionales que ven en la actual pandemia de COVID-19 un problema m&eacute;dico-sanitario y econ&oacute;mico en lugar de lo que es: una intrusi&oacute;n total e inconmensurable en la rutina del planeta, la cual puede dar lugar tanto a una nueva &eacute;tica de lo com&uacute;n y del cuidado o bien a un enorme dispositivo biopol&iacute;tico puesto a disposici&oacute;n de los gobiernos y de los mercados para incrementar el control y la disciplina. Por ello, este libro pretende leer la pandemia a partir de su inadecuaci&oacute;n en relaci&oacute;n a las d&iacute;adas que marcan nuestra experiencia, tales como naturaleza y cultura, vida y muerte, entre otras. Con esa finalidad, discutimos algunas de las recientes interpretaciones filos&oacute;ficas de la pandemia para se&ntilde;alar su insuficiencia a la hora de enfrentarse a lo realmente nuevo que implica el actual coronavirus, que &uacute;nicamente puede entenderse a partir de una consideraci&oacute;n de su car&aacute;cter agenciador de subjetividades.</p> <p>&nbsp;</p> <p>&nbsp;</p>
Ir a Arriba