patriarcado

  • <p>&iquest;Son los cuidados precauciones? Precauciones, quiz&aacute;s, ante la fragilidad de la supervivencia. &iquest;Cu&aacute;ntas veces en la vida hemos escuchado mandatos que hac&iacute;an referencia a los cuidados?</p> <p>Dedicar atenci&oacute;n a algo, a alguien, a nosotras mismas, al tiempo, a la enfermedad, a las decisiones, a la alegr&iacute;a, al con las otras&hellip; Al descuidar, tambi&eacute;n. Dedicar inter&eacute;s a la vejez, a la muerte y a la vida, a las crianzas, a la econom&iacute;a. Dedicar atenci&oacute;n a quien es diferente y a quien se mueve a nuestro lado. Una vez m&aacute;s, repensar los afectos. Pero tambi&eacute;n la fuerza de nuestras acciones, las alianzas, los pies en la tierra, los desenga&ntilde;os, las ciudades que habitamos. No olvidarnos de las que no est&aacute;n. Y saber pedir y recibir. Dedicar inter&eacute;s a quien dice de otra forma, a quien explora otros lenguajes.<br /> En este nuevo n&uacute;mero de La Madeja hemos querido sumergirnos, preguntar, compartir, indagar, dejar espacio a las propuestas, a la escucha, a diferentes formas de entender qu&eacute; implica esto de los cuidados desde perspectivas feministas y por qu&eacute; son tan importantes.</p>
  • <p>Este libro recoge el di&aacute;logo mantenido entre Donna Haraway y Marta Segarra con el que se clausur&oacute; el ciclo de debates de pensamiento del CCCB del 2018, &laquo;Despu&eacute;s del fin del mundo&raquo;. El di&aacute;logo busca profundizar algunas de las ideas expuestas por Haraway en su libro Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, entre ellas: c&oacute;mo los feminismos han contribuido a pensar de forma diferente, no solo sobre las mujeres y el g&eacute;nero, sino tambi&eacute;n sobre el planeta, y qu&eacute; papel tienen las mujeres a la hora de hacer el planeta m&aacute;s habitable; la necesidad de velar por un mundo m&aacute;s integral y menos binario; y de aprender tanto a habitar el mundo, como a configurar mundos. Asimismo, invita a ampliar las estructuras de parentesco a &laquo;parentescos raros&raquo;, velando por relaciones de solidaridad y lazos que contemplan la respons-habilidad de los unos con los otros, y neg&aacute;ndose a pensar que esto es algo exclusivamente humano.</p>
  • <p>Desde la crisis de 2008, el neoliberalismo, para sostener sus modos de explotaci&oacute;n, para contener la implosi&oacute;n social en cada territorio, ha necesitado de una alianza cada vez m&aacute;s f&eacute;rrea con el fascismo y con formas varias de fundamentalismo religioso. Con ello ha pretendido reordenar la re-producci&oacute;n social en t&eacute;rminos capitalistas, recolocar un mandato de g&eacute;nero en crisis y retrazar las l&iacute;neas entre lo humano y lo categorizado como menos-que-humano (feminizado, racializado, naturalizado).</p> <p>Frente a esta nueva ofensiva neoliberal, el feminismo transnacional ha aparecido como un actor inesperado. Ha reabierto lo que parec&iacute;a clausurarse y lo ha hecho de nuevo con esa mezcla de radicalidad y masividad, de fuerza internacionalista y operatividad local, de conectividad y arraigo. Lo que se juega hoy en las disputas por los sentidos del feminismo no es la divisi&oacute;n de un movimiento que por otro lado siempre fue m&uacute;ltiple y poli&eacute;drico. Se juega la capacidad de incidir en el punto de sutura entre neoliberalismo y fascismo. Se juega la potencia feminista misma, en su desbordamiento.</p>
  • <p>Los medios conservadores presentan a las feministas como mujeres antihombres, siempre enfadadas. Pero muy al contrario, el feminismo ha logrado mejorar la vida de todas las personas. Gracias al feminismo, todos vivimos de forma m&aacute;s igualitaria: en el trabajo y en casa, en nuestras relaciones sociales y sexuales. Gracias al feminismo, la violencia dom&eacute;stica ya no es un secreto, se ha normalizado el uso de anticonceptivos y todos somos un poco m&aacute;s libres.<br /> <br /> No obstante, el feminismo quer&iacute;a mucho m&aacute;s que la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando hablaba de hermandad entre mujeres, quer&iacute;a superar las fronteras de clase y raza, transformar el mundo de ra&iacute;z. El feminismo es antirracista, anticlasista y antihom&oacute;fobo o no merece ese nombre. Muchas mujeres blancas hacen uso del feminismo para defender sus intereses pero no mantienen este compromiso con las mujeres negras, precarias y lesbianas; eso no es feminismo.<br /> <br /> Tanto da&ntilde;o hace al movimiento una mujer que reproduce el sexismo como aporta un hombre feminista. El feminismo es para las mujeres y para los hombres. Necesitamos nuevos modelos de masculinidad feminista, de familia y de crianza feminista, de belleza y de sexualidad feminista. Necesitamos un feminismo renovado que explique con palabras sencillas que pretendemos superar el sexismo y colocar el apoyo mutuo en el centro. Eso es el feminismo. Y ese es el objetivo de este libro</p>
  • <p>Fil&oacute;sofas, rebeldes, activistas: este libro gr&aacute;fico cuenta la historia del feminismo en el contexto euro-norteamericano desde la Antig&uuml;edad hasta nuestros d&iacute;as. En sus p&aacute;ginas no s&oacute;lo se abordan sus principales figuras, sino tambi&eacute;n importantes debates feministas,como, por ejemplo, la igualdad de derechos, el trabajo dom&eacute;stico, el amor libre, la identidad y la diferencia, o las principales corrientes en lo relativo al g&eacute;nero, cada uno en su respectivo contexto hist&oacute;rico.</p> <p>De este modo, el lector tendr&aacute; claro que el feminismo no tiene un contenido concreto, establecido, sino que es la contribuci&oacute;n activa de las mujeres a los debates sociales de su tiempo, y que sus temas e inquietudes van cambiando conforme a c&oacute;mo lo hace el propio movimiento femenino. Ya se trate de m&iacute;sticas medievales, fil&oacute;sofas de la Edad Moderna, juristas contempor&aacute;neas o activistas radicales, todas ellas tienen en com&uacute;n su amor por la libertad femenina. Su ejemplo pone de manifiesto que el feminismo no es algo que se pueda &laquo;aprender&raquo;, sino el reto de tener una opini&oacute;n propia y de asumir su responsabilidad. Pero para ello es importante conocer la historia y buscar inspiraci&oacute;n en los debates del pasado.</p>
  • <p>Marx entendi&oacute; el capitalismo como una etapa necesaria para llegar a una sociedad sin clases en un mundo sin escasez. Fascinado por la potencia productiva del capitalismo industrial que tan ferozmente combat&iacute;a, dej&oacute; de lado la explotaci&oacute;n del trabajo no asalariado, el trabajo no pagado de las mujeres dedicado a la reproducci&oacute;n de la mano de obra; un trabajo que consideraba natural y arcaico. Estas dos limitaciones del trabajo te&oacute;rico de Marx marcaron en enorme medida el desarrollo de las teor&iacute;as y luchas marxistas, centradas desde entonces en la f&aacute;brica y casi siempre magnetizadas por el fetichismo tecnol&oacute;gico.<br /> <br /> Silvia Federici y otras feministas de los a&ntilde;os setenta, tomando a Marx pero siempre m&aacute;s all&aacute; de Marx, partieron de su idea de que &quot;el capitalismo debe producir el m&aacute;s valioso medio de producci&oacute;n, el trabajador mismo&quot;. A fin de explotar esta producci&oacute;n se estableci&oacute; el patriarcado del salario. La exclusi&oacute;n de las mujeres del salario otorga un inmenso poder de control y disciplina a los varones a la vez que esvaloriza e invisibiliza su trabajo. Esta invisibilizaci&oacute;n no solo es &uacute;til para explotar el gigantesco &aacute;mbito de la reproducci&oacute;n de la fuerza de trabajo. Al mismo tiempo, y al igual que la desvalorizaci&oacute;n de otras muchas figuras (esclavos, colonizados, migrantes), sirve al capitalismo en su principal objetivo: construir un entramado de desigualdades en el cuerpo del proletariado mundial que le permita reproducirse.</p>
  • Sin stock
    <p>Los debates en torno a la masculinidad y la creaci&oacute;n de &shy;grupos de hombres, han carecido hasta ahora de una revisi&oacute;n cr&iacute;tica sobre su verdadero alcance transformador. En &shy;Masculinidades y feminismo, se cuestiona la noci&oacute;n, a priori positiva, de nuevas masculinidades. &nbsp;</p> <p>Por lo general, estas se componen de adultos heterosexuales, de clase media blanca y con n&uacute;cleos familiares heteronormativos que, a menudo, excluye a las masculinidades homosexuales, afeminadas, trans*, menores o adolescentes, migrantes, personas mayores o mujeres masculinas. <br /> <br /> En la pr&aacute;ctica, nos encontramos ante grupos autoreferenciales que enfatizan cada vez m&aacute;s la propia identidad masculina, en lugar de ahondar en las relaciones de poder o el di&aacute;logo con el feminismo. Esto muestra c&oacute;mo el hombre sigue vi&eacute;ndose y mir&aacute;ndose como principio y fin, superh&eacute;roe en el campo de la lucha por la igualdad. Asimismo, la ficci&oacute;n entre nueva y vieja masculinidad, sustituye a la comprensi&oacute;n del desarrollo hist&oacute;rico de la dominaci&oacute;n patriarcal por una difusa divisi&oacute;n generacional. <br /> <br /> La supuesta e insuficiente asunci&oacute;n de roles en campos como la paternidad o las tareas dom&eacute;sticas, oculta la profunda desigualdad de g&eacute;nero existente en lo social, y el hecho de que los hombres seguimos monopolizando los espacios de socializaci&oacute;n, sin renunciar a nuestros privilegios en el trabajo, los movimientos sociales, etc. <br /> <br /> La pregunta es si se puede acabar con la desigualdad sin acabar tambi&eacute;n con la masculinidad y, por lo tanto, si esta debe reformarse, transformarse o abolirse.&nbsp;</p>
  • <p>La victimizaci&oacute;n de las mujeres es inseparable del rol hist&oacute;rico que se les ha atribuido en relaci&oacute;n con la violencia. Reducir su papel al de cuidadoras u objetos de protecci&oacute;n por parte de los hombres ha servido para criminalizar y castigar como monstruosa toda desviaci&oacute;n de esa denominada &laquo;condici&oacute;n femenina&raquo;. Mediante la ley y las instituciones, y desde los medios de comunicaci&oacute;n y las propias relaciones sociales, se articula y se transforma una norma de g&eacute;nero que castiga a quienes la transgreden. <em>Putas e insumisas</em> no solo cuestiona este escenario de opresi&oacute;n, sino que reivindica la autonom&iacute;a y la capacidad de autodefensa individual y colectiva, desmitificando la relaci&oacute;n social e imaginaria que dibuja a las mujeres como seres pasivos. Las mujeres recibimos... pero tambi&eacute;n repartimos.</p>
  • <p>El presente es el &uacute;nico texto cr&iacute;tico existente a fecha de hoy sobre la situaci&oacute;n de la mujer en las Fuerzas Armadas. El &uacute;nico trabajo que ha juntado las piezas del puzle para facilitar una visi&oacute;n de conjunto que permita a la ciudadan&iacute;a tomar conciencia de la magnitud de un problema tan grave como es la impunidad de la violencia sobre la mujer en el seno del Ej&eacute;rcito, y que ello suponga un punto de encuentro y reflexi&oacute;n desde el que impulsar un imprescindible cambio.</p> <p>Dividido en dos partes, en la primera, se presentan denuncias de acoso en cuatro periodos de tiempo, y, en la segunda, se analizan con la intenci&oacute;n de extraer conclusiones en forma de patrones y estad&iacute;sticas. Y los datos resultan muy reveladores: un n&uacute;mero de denuncias y de condenas muy bajo, una clara tendencia a proteger a los denunciados y expulsar a las denunciantes, una ausencia de control pol&iacute;tico y una falta de inter&eacute;s medi&aacute;tico.</p> <p>El objetivo de este libro es claro: que cuando acontezca un delito de esta naturaleza, las v&iacute;ctimas encuentren un respaldo institucional que las proteja y una estructura legal que les ofrezca todas las garant&iacute;as de independencia e imparcialidad exigibles. Todo lo cual se resume en una premisa que convendr&iacute;a que el lector recordase cada vez que visualice un abuso, un acoso o una agresi&oacute;n, y le parezca incomprensible la resoluci&oacute;n que se da al mismo: desaparici&oacute;n o restricci&oacute;n de la Justicia militar a tiempos de guerra, conflictos militares y delitos de naturaleza exclusivamente militar.</p>
  • <p>Las &uacute;ltimas d&eacute;cadas, periodo de neoliberalismo y de giro autoritario de las formas de gobierno, han venido igualmente marcadas por una creciente violencia contra las mujeres. Los asesinatos sistem&aacute;ticos de Ciudad Ju&aacute;rez se han convertido en un ensayo a escala planetaria, desbord&aacute;ndose all&iacute; donde el Estado se ha descompuesto en sus tradicionales funciones soberanas. El capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos.</p> <p>Comprender este nuevo giro violento del patriarcado, que Segato considera acertadamente la primera estructura de dominaci&oacute;n en la historia de la humanidad, implica desplazarlo &laquo;del borde al centro&raquo;.</p> <p>De acuerdo con la autora, s&oacute;lo a partir de una revitalizaci&oacute;n de la comunidad y de una repolitizaci&oacute;n de lo dom&eacute;stico ser&aacute; posible detener el femigenocidio hoy en marcha. Se juega en ello nada menos que el futuro de la humanidad.</p>
  • <p>&ldquo;Abrir este libro es iniciar un vuelo hacia la luz, procurar que las vidas de un centenar de mujeres andaluzas an&oacute;nimas, arrumbadas en los m&aacute;rgenes de la historia, se iluminen. Son testimonios que, en tus manos, lector, en tus ojos, lectora, encontrar&aacute;n su raz&oacute;n de ser: el rescate del olvido.</p> <p>Imaginar todo eso es un acto de humanidad frente a la barbarie de las fosas, y de las fosas comunes de mujeres, una triste singularidad de Andaluc&iacute;a, a fin de castigar de manera ejemplar, cruel y b&aacute;rbara a quienes hab&iacute;an osado desafiar el modelo de mujer patriarcal y tradicional, rescatado e impuesto por los vencedores, con la colaboraci&oacute;n aquiescente de la Iglesia cat&oacute;lica y sus ministros&rdquo;.</p> <p>(Pura S&aacute;nchez, historiadora, en el pr&oacute;logo del libro).</p>
  • <p>Qu&eacute; papel juega el &laquo;cuerpo&raquo; hoy en d&iacute;a en tanto categor&iacute;a de acci&oacute;n pol&iacute;tica? &iquest;Cu&aacute;les son los procesos por los cuales se constituye? &iquest;C&oacute;mo desmantelamos los dispositivos de &laquo;cercamiento&raquo; de nuestros cuerpos y reclamamos colectivamente nuestra autonom&iacute;a?</p> <p>Quiz&aacute;s m&aacute;s que nunca, &laquo;el cuerpo&raquo; ocupa hoy el centro de la pol&iacute;tica, tanto radical como institucional. De un lado, los movimientos feministas, antirracistas, trans, ecologistas, etc., toman el cuerpo como un terreno de confrontaci&oacute;n, as&iacute; como un veh&iacute;culo para pr&aacute;cticas sociales transformadoras. De otro, el cuerpo se ha convertido en un significante de la crisis de la reproducci&oacute;n empujada por el giro neoliberal del desarrollo capitalista, as&iacute; como por el resurgimiento de la represi&oacute;n y la violencia.</p> <p>En <em>Ir m&aacute;s all&aacute; de la piel</em>, la activista y te&oacute;rica Silvia Federici examina estos procesos complejos, en el contexto hist&oacute;rico de la transformaci&oacute;n capitalista del cuerpo en una m&aacute;quina de trabajo, ampliando as&iacute; uno de los temas principales de su primer libro, <em>Calib&aacute;n y la bruja</em>. En una doble direcci&oacute;n, examina los nuevos paradigmas que hoy rigen la concepci&oacute;n del cuerpo en la imaginaci&oacute;n colectiva radical, pero tambi&eacute;n en los nuevos reg&iacute;menes disciplinarios que el Estado y el capital est&aacute;n implementando en respuesta a la creciente revuelta contra los ataques diarios a nuestra reproducci&oacute;n cotidiana. El resultado es un libro iluminador y extremadamente contempor&aacute;neo.</p>
  • En Urbanismo feminista se concretan y detallan diferentes aspectos relativos a esa ciudad que pone la vida en el centro, desde la clara conciencia de que solamente los procesos impulsados desde abajo, y a partir de la complejidad comunitaria, edificarán una realidad urbana radicalmente distinta a la que conocemos.
  • Sexismo

    16,80
    <p>El sexismo es el origen de la violencia de g&eacute;nero, porque asocia, potencia, ense&ntilde;a y transmite los valores masculinos como sin&oacute;nimo de &eacute;xito, de fuerza, de inteligencia, de poder. En contraposici&oacute;n a lo femenino, que es invisible, supeditado siempre a lo masculino. En el ejercicio de este poder se sustenta el sexismo y a su vez, el sexismo se sustenta en el poder. Sexismo, por tanto, solo conoce un g&eacute;nero: el masculino. Este libro no es un libro solo para mujeres, no, tambi&eacute;n lo es para los hombres, porque el combate contra el sexismo nos interpela a todos. A los hombres, porque lo practican por herencia hist&oacute;rica. A las mujeres, porque lo padecen. Y porque, sin saberlo, a veces lo transmite a sus hijos e hijas cuando los educan desde una perspectiva sexista.</p> <p>El sexismo es el punto de partida de la desigualdad, y de la violencia machista. Una violencia que adquiere m&uacute;ltiples formas. Tantas que en la portada del libro hablamos de &laquo;la violencia de las mil caras&raquo;. Los cr&iacute;menes son su expresi&oacute;n m&aacute;s cruel, m&aacute;s inhumana. Pero la violencia contra las mujeres est&aacute; en las palabras, en los gestos, en las actitudes, en la desigualdad cotidiana, en las casas, en el trabajo, en la calle. Est&aacute; en las mentes.</p> <p><em>Sexismo, la violencia de las mil caras</em>, de Julia Sousa, con pr&oacute;logo de Marina Subirats, es el tercer libro editado por la Fundaci&oacute;n Periodismo Plural, en su colecci&oacute;n Periodismo y Derechos Humano. Pretendemos que sea un libro &uacute;til, que aporte datos y reflexiones para conocer mejor el problema en toda su complejidad. Informaci&oacute;n imprescindible para, entre todas y todos, combatir los cr&iacute;menes insoportables. Para transformar las mentes.</p>
  • <p>El Prado es todav&iacute;a, doscientos a&ntilde;os despu&eacute;s, una instituci&oacute;n en la que se silencia y se excluye a la mujer. A las artistas y a las visitantes: todas invisibles y todos ciegos ante la ausencia de la voz y la experiencia femeninas. &iquest;Por qu&eacute; el Museo Nacional del Prado ignora a las mujeres? En las salas del referente espa&ntilde;ol y en las del resto de instituciones internacionales, el relato que se alaba en el siglo XXI es el mismo con el que el siglo XIX cont&oacute; el mundo y construy&oacute; sus intereses. Cuadro a cuadro, este libro revisa el legado patriarcal que ha llegado hasta nuestros d&iacute;as, aunque hoy lo se&ntilde;alemos como injustificable y rechacemos cualquier pr&aacute;ctica que ampl&iacute;e la brecha entre hombres y mujeres.</p> <p>Esta no es una historia del arte tradicional: es una gu&iacute;a contra las ausencias, las vejaciones, los eufemismos, los silencios y tergiversaciones que han hecho desaparecer a la mitad de la poblaci&oacute;n, con una violencia soterrada y a la vista. Y esta es tambi&eacute;n una historia contra la ceguera, una narraci&oacute;n sobre las condiciones pol&iacute;ticas y sociales que determinan la creaci&oacute;n art&iacute;stica y privilegian a ellos sobre ellas. Es el momento, ante el auge de los fascismos, de que los museos asuman sus responsabilidades y pasen a ejercer una pr&aacute;ctica de pensamiento cr&iacute;tico, y se nieguen a dar por sentado el marco del menosprecio y la desigualdad.</p>
  • <p>Algunos grupos antifeministas se crearon en los a&ntilde;os noventa del siglo XX, pero no ha sido hasta las primeras d&eacute;cadas del siglo XXI cuando, gracias al anonimato que proporcionan las redes, se han organizado, interconectado, y han construido espacios propios. Este movimiento tiene distintas caras: los &iacute;nceles o c&eacute;libes involutarios, los artistas del ligue, alt-right o fundamentalistas&hellip; Todos ellos tienen en com&uacute;n el odio a las mujeres y la reacci&oacute;n ante una emergencia feminista que hace tambalearse los pilares patriarcales de la sociedad.</p> <p>Aunque la misoginia no es algo nuevo, definirse defendi&eacute;ndola expl&iacute;citamente s&iacute; que lo es. Por eso resulta imprescindible entender que no estamos ante una reacci&oacute;n aislada y centrada en los valores de los autoritarios de g&eacute;nero. Se trata m&aacute;s bien, tal y como explica Susanne Kaiser, de una puesta al d&iacute;a de los valores de la extrema derecha, y de la puerta de entrada a la misma. Todos estos nuevos actores comparten el deseo de volver a la sociedad en la que imperaba la supremac&iacute;a masculina, pero tambi&eacute;n la blanca, la autoritaria y la cristiana.</p>
  • Desde su publicación en 2018 este libro ha supuesto una auténtica revolución en la comprensión del terror sexual y las narrativas asociadas a la violación como un mecanismo social de disciplinamiento de los cuerpos de las mujeres.
  • <p>En &quot;Vivir una vida feminista&quot; Sara Ahmed muestra c&oacute;mo la teor&iacute;a feminista se genera a partir de la vida cotidiana y las experiencias ordinarias de ser feminista. En este texto, Ahmed busca hacer una intervenci&oacute;n sobre el feminismo acad&eacute;mico, al tiempo que tiene un pie fuera de la academia tras su dimisi&oacute;n de Goldsmith College en 2016. Siguiendo el legado feminista negro, ofrece una reflexi&oacute;n po&eacute;tica y personal cr&iacute;tica con el distanciamiento del mundo que se critica, nos llama a nombrar y fijarnos en los problemas, como por ejemplo el acoso sexual, y dar un chasquido feminista que nos gu&iacute;e en la transformaci&oacute;n de este mundo. Tras hacer una fenomenolog&iacute;a queer, cuestionar las miradas reduccionistas del &ldquo;hogar&rdquo;, cuestionar y derribar &ldquo;lo postrracial&rdquo;, y renegar de la &ldquo;felicidad&rdquo; como forma de monitorizar y controlar el sexo y el g&eacute;nero, Ahmed incorpora toda esta experiencia en un libro que se&ntilde;ala y reivindica el papel de la feminista aguafiestas. Nos llama a inventar soluciones creativas, como crear sistemas de apoyo que nos ayuden a sobrevivir a las experiencias devastadoras del racismo y sexismo. Incluye un kit de supervivencia aguafiestas y un manifiesto aguafiestas, que cierran su propuesta y que nos ofrecen herramientas pr&aacute;cticas para vivir una vida feminista, fortaleciendo los lazos entre la teor&iacute;a feminista y vivir una vida feminista.</p>
  • <p>Este volumen recoge el material (documentos, panfletos, octavillas, cr&oacute;nicas) elaborado por el Comit&eacute; de Salario para el Trabajo Dom&eacute;stico de Nueva York, una organizaci&oacute;n feminista aut&oacute;noma que, entre 1973 y 1977, se moviliz&oacute; para exigir que el Estado pagase el trabajo dom&eacute;stico. Nunca lleg&oacute; a reunir m&aacute;s de 15 &oacute; 20 mujeres pero formaba parte de una gran campa&ntilde;a internacional y ten&iacute;a el apoyo de un c&iacute;rculo m&aacute;s amplio de simpatizantes. Con los escasos recursos que ten&iacute;a al alcance para perseguir sus objetivos, el Comit&eacute; de Nueva York tuvo un importante papel en la pol&iacute;tica feminista de Estados Unidos.</p> <p>Contribuy&oacute; a desarrollar la conciencia de la importancia del trabajo dom&eacute;stico en la sociedad capitalista; colabor&oacute; en la formaci&oacute;n de grupos de Salario para el Trabajo Dom&eacute;stico en otras zonas del pa&iacute;s, sobre todo en el noreste. Dio visibilidad a la campa&ntilde;a Salario para el Trabajo Dom&eacute;stico en los medios de comunicaci&oacute;n y en las calles y cuando, a finales de los a&ntilde;os setenta, el gobierno y los medios de comunicaci&oacute;n empezaron a atacar a las mujeres receptoras de subsidios sociales, el Comit&eacute; se levant&oacute; para defenderlas, organiz&oacute; una conferencia en 1976 y una manifestaci&oacute;n contra los recortes sociales. De manera retrospectiva, podemos decir que al igual que la campa&ntilde;a de la que formaba parte el Comit&eacute; de Nueva York constituy&oacute; una alternativa al feminismo establecido, y sirvi&oacute; para introducir la &laquo;cuesti&oacute;n dom&eacute;stica&raquo; en la agenda pol&iacute;tica, algo que ning&uacute;n colectivo hab&iacute;a hecho anteriormente. Esta es una de las razones por las que decid&iacute; publicar los materiales creados por el colectivo, que a&uacute;n persisten, junto con las piezas informativas que en su d&iacute;a publicaron los medios para cubrir nuestra actividad. Otra de las razones es que en Europa y en Estados Unidos hay un claro inter&eacute;s renovado por Salario para el Trabajo Dom&eacute;stico, obviamente estimulado por la precarizaci&oacute;n o incluso la desaparici&oacute;n de diversas formas de trabajo asalariado y por la creciente crisis reproductiva, que nos est&aacute; obligando a reconsiderar el hogar y el barrio como campos de batalla y de recomposici&oacute;n pol&iacute;tica.</p> <p>Desafortunadamente, el material que se incluye en este libro solo representa una parte de lo que hicimos. Parte de mi colecci&oacute;n personal se ha perdido y no he podido localizar a todas las mujeres que participaron en el colectivo. Por eso este libro no ha podido ser un trabajo colectivo y la historia que en &eacute;l se cuenta refleja ante todo mi concepci&oacute;n de lo que signific&oacute; el Comit&eacute; y lo que consigui&oacute;. A&uacute;n as&iacute;, espero que la descripci&oacute;n de nuestra historia y actividades no discrepe demasiado de lo que habr&iacute;an escrito otras compa&ntilde;eras y que, a pesar de sus limitaciones, este libro sea de utilidad para la nueva generaci&oacute;n de feministas que sigue enfrent&aacute;ndose a muchos de los problemas que inspiraron la campa&ntilde;a original de Salario para el Trabajo Dom&eacute;stico. Este libro se lo dedico a ellas.</p>
  • <p>El objeto de este libro es claro: la sociedad capitalista. Se trata de comprender qu&eacute; es y c&oacute;mo funciona; sus irracionalidades, coerciones e injusticias end&oacute;genas; sus tendencias inherentes a la crisis y sus l&iacute;neas de conflicto; sus potenciales inmanentes para la transformaci&oacute;n. Partiendo libre y ecl&eacute;cticamente de &laquo;los dos Karls&raquo; (Marx y Polanyi), as&iacute; como de las teor&iacute;as feministas y ecologistas y de las teor&iacute;as cr&iacute;ticas de la raza, este libro propone una visi&oacute;n ampliada de la sociedad capitalista. Esta visi&oacute;n abarca no solo la econom&iacute;a visible, &laquo;productiva&raquo;, sino tambi&eacute;n los &laquo;talleres ocultos&raquo;, las condiciones de posibilidad subyacentes de esta &uacute;ltima, en concreto: los procesos de reproducci&oacute;n social asim&eacute;tricos en cuanto al g&eacute;nero, la din&aacute;mica racializada de la expropiaci&oacute;n, las formas de dominio pol&iacute;tico estructuradas por las diferencias de clase, as&iacute; como la depredaci&oacute;n sistem&aacute;tica de los ecosistemas. Todo ello es parte integrante esencial de lo que es, en realidad, una sociedad capitalista.</p> <p>Una visi&oacute;n ampliada del capitalismo implica tambi&eacute;n una visi&oacute;n ampliada del socialismo. Desde esta perspectiva, el socialismo debe superar no solo la explotaci&oacute;n del trabajo asalariado por parte del capital, sino tambi&eacute;n sus m&uacute;ltiples formas alternativas de explotaci&oacute;n parasitaria: el trabajo de cuidados no remunerado, los bienes p&uacute;blicos y la riqueza expropiada a los sujetos racializados y a la naturaleza no humana. El socialismo debe ser, pues, feminista, antirracista y antiimperialista, ecosostenible y democr&aacute;tico.</p>
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