<div align="justify"><em>El volc&aacute;n</em> se nutre de un conjunto de textos acerados en los que el autor ejercita con maestr&iacute;a el antiguo arte de la pol&eacute;mica. Sus adversarios no son gente cualquiera sino intelectuales formidables: Pasolini, Eco, Calvino, Brecht. Una pelea sin cuartel no exenta de un sutil&iacute;simo sentido del humor.<span class="llista_autor"> <p>&laquo;Que no se diga de nosotros que todav&iacute;a damos guerra grotescamente, animalmente, infantilmente, que no estamos al d&iacute;a, que no nos hemos le&iacute;do todos los libros que escribieron todos los peque&ntilde;os te&oacute;ricos franceses terminales del siglo XX, que no hemos asimilado el <em>pop art</em>. S&oacute;lo la idea sin cuerpo, el juego mental, la inconsistencia, el jard&iacute;n de infancia, la guarder&iacute;a publicitaria, autopublicitaria, virtual. &quot;&iquest;Quer&eacute;is jardines de infancia, la guarder&iacute;a? Aqu&iacute; los ten&eacute;is. &iexcl;Es justo lo que os hab&iacute;amos preparado!&quot;&raquo;.</p> </span></div>