<p>La verdad del mundo, la verdad que organiza el mundo, es la verdad del capital. Frente a su l&oacute;gica expropiadora, que nos reduce a espectadores de nuestra propia importencia, proponemos la necesidad de conquistar espacios de pensamiento como condici&oacute;n para empezar a tomar el mundo en nuestras manos. Pensar el mundo no es la condici&oacute;n para transformarlo, sino ya el inicio de su transformaci&oacute;n. </p> <p>No defendemos un pensamiento abstracto protegido en su torre de marfil sino un pensar comprometido y experimental. Para empezar a pensar hay que interrumpir antes que nada la movilizaci&oacute;n total que se confunde con nuestra vida. Pensar es interrumpir, desplazar, sabotear, articular... Intervenir en el actual combate del pensamiento. Romper las premisas de lo que nos impide pensar. </p> <p>Cada vez sentimos con m&aacute;s fuerza que nuestros presentimientos son verdad. </p>