<p>Este ensayo estudia las relaciones de poder que se establecen entre los sujetos, los abusos, el maltrato, una descripci&oacute;n de los distintos tipos de celos, iatrogenias en la direcci&oacute;n de las curas por cegueras de quien las dirige, y nos recuerda que el sexo no es carne pura sino tambi&eacute;n una met&aacute;fora que tendr&aacute; para cada sujeto una significaci&oacute;n particular. Por tanto, es una llamada de atenci&oacute;n a los prejuicios que intentan dar consistencia r&iacute;gida a una identidad definida por consenso, cuando en realidad, el deseo, entendido como energ&iacute;a vital, en el sujeto humano es m&aacute;s amplio que el estrecho margen que le otorgan los estereotipos, los semblantes de g&eacute;nero y las etiquetas que definen su orientaci&oacute;n sexual. Como psicoanalistas con perspectiva de g&eacute;nero tenemos la obligaci&oacute;n &eacute;tica de escuchar sin prejuicios las nuevas subjetividades y creaciones neosexuales &ndash;transg&eacute;neros y transexuales&ndash; que intentan incluirse dentro de un orden simb&oacute;lico que reconozca su especificidad, as&iacute; como escuchar el cuestionamiento de las categor&iacute;as binarias que definen el sexo, que oprimen especialmente a los intersexuales. Hay algo desconocido y tal vez, imposible de conocer en la realidad de lo que se quiere informar en cuestiones de sexo y como psicoanalistas debemos estar advertidos para no sucumbir a la repetici&oacute;n de conceptos que transforman las incertidumbres &ndash;m&aacute;s propias de lo real&ndash; en falsas certezas. Lo que hagamos hablar&aacute; m&aacute;s de nosotros mismos que de los dem&aacute;s.</p>