<p>Llega la antolog&iacute;a tenebrosa m&aacute;s bella del gran Valle-Incl&aacute;n con una selecci&oacute;n de sus mejores ensayos, poemas, conferencias y art&iacute;culos sobre ocultismo, misterio y modernismo.</p> <p>&laquo;El arte es el supremo juego&raquo; (Ram&oacute;n del Valle-Incl&aacute;n).</p> <p>&nbsp;</p> <p>Valle-Incl&aacute;n fue el primero y, quiz&aacute;s tambi&eacute;n, &uacute;ltimo de nuestros modernos. &Uacute;nico, brillante, iracundo, fantasioso, aventurero. En esta singular y heterodoxa antolog&iacute;a hermosamente editada (tapa dura negra con grabado en plata) y prologada por Ram&oacute;n Mayrata, encontrar&aacute;s una cuidada selecci&oacute;n de sus mejores art&iacute;culos, ensayos, poemas o conferencias noir donde nos muestra su gran capacidad para brindarnos una luz de propiedades extra&ntilde;as pero igualmente hermosas, una Luz Oscura.</p> <p>Valle-Incl&aacute;n noir est&aacute; &iacute;ntimamente conectada a su obra maestra, La l&aacute;mpara maravillosa (&laquo;Solo el coraz&oacute;n que ama milagrosamente todas las cosas, solo la mano que bendice puede abarcar el momento que pas&oacute; con el que anuncia y detener el vuelo de las horas&raquo;, afirmar&aacute;), pero tambi&eacute;n a Valle-Incl&aacute;n y el hombre con rayos X en los ojos, ambas publicadas por esta editorial. Fascinado por la teosof&iacute;a, como buen pensador y poeta de fin de siglo, ve&iacute;a en Oriente un sistema de ideas que trascend&iacute;a aquel violento mundo en constante cambio. Lo oculto, las experiencias medi&uacute;mnicas, el espiritismo, los relatos de terror y viejos grimorios o las capacidades &laquo;asombrosas&raquo; de magos e ilusionistas, se mezclaban con su amor por el decadentismo de la bohemia, para quien Baudelaire era un heraldo, lo mismo que Verlaine, ambos provistos de imaginarios alucinados y macabros. El poeta era un iconoclasta que deb&iacute;a sublimar, como hizo en la primera versi&oacute;n de Rosa de llamas (incluida en esta obra), el gesto &mdash;y no tanto las ideas&mdash; del anarquista dinamitero, tal y como hiciera en Francia su amado Mallarm&eacute;, para el que las m&aacute;quinas infernales &aacute;cratas eran met&aacute;foras de un nuevo mundo anunciado por aquel ej&eacute;rcito de barbas, melenas, pipas de kif y noctambulismo.</p> <p>Se hace de noche y debemos apretar el paso. Valle-Incl&aacute;n, candil en mano, nos gu&iacute;a por este serpenteante camino con su voz atronadora y su porte y faz de demiurgo, sectario o sabio de otro tiempo y, quiz&aacute;s, tambi&eacute;n de otro mundo.</p> <p>&nbsp;</p>