<p>&laquo;El marqu&eacute;s de Sade es el esp&iacute;ritu m&aacute;s libre que haya existido hasta la fecha&raquo;. Con estas sencillas &mdash;pero contundentes&mdash; palabras define Guillaume Apollinaire al divino marqu&eacute;s en este sucinto estudio bio-bibliogr&aacute;fico que sirvi&oacute; en 1909 de introducci&oacute;n a la edici&oacute;n, por parte de la Comedia Francesa, de algunas obras de Sade. Sin la pretensi&oacute;n de ser meticuloso en exceso ni con la vida, ni con la obra del marqu&eacute;s &mdash;los estudios m&aacute;s rigurosos llegaron a posteriori&mdash; el texto que aqu&iacute; presentamos goza de todo el encanto y todo el m&eacute;rito de ser &laquo;la obra&raquo; que redimension&oacute; a Sade y su inconmensurable &laquo;creaci&oacute;n&raquo;, desplazada entonces, por todo el abanico de los guardianes de la moral p&uacute;blica, al insondable ostracismo de la locura, y m&aacute;s recientemente a la pringosa &laquo;suciedad&raquo; de la pornograf&iacute;a.</p> <p>En <em>Zolo&eacute; y sus dos ac&oacute;litas</em>, este libelo de corte libertino, se dan cita los ambientes de las semanas previas a la uni&oacute;n entre Napole&oacute;n y Josefina, se bosquejan los comportamientos privados de la Corte, sus entretenimientos e intrigas, y se perfila el escenario del marital reencuentro entre la Iglesia y el Estado moderno, en pleno auge de la agitaci&oacute;n popular anti-bonapartista. Dado a la imprenta en 1800 de manera an&oacute;nima, pero atribuido desde muy temprano al divino marqu&eacute;s, &eacute;sta es la primera vez que se traduce y publica en castellano.</p>