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<p>La perversa idea de la supuesta inferioridad, tanto moral como intelectual y biológica, de la mitad de la humanidad, las mujeres, representa el fundamento del sistema patriarcal. El amplio argumentario sobre estos supuestos se ha ido construyendo de la mano de grandes pensadores de todos los tiempos. El acuerdo común, salvo honrosas excepciones, situaba a las mujeres, por naturaleza, en el ámbito de lo privado. Todas estas creencias y prejuicios han condenado, y lo siguen haciendo, a millones de mujeres a grandes sufrimientos y violencias, y además han frustrado sus legítimas aspiraciones y deseos. Pero también han privado a la humanidad de la mitad de las inteligencias. Conocer el pasado nos puede servir para impedir el avance de la misoginia que, desgraciadamente, no es cosa del pasado.</p>
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<p>El Prado es todavía, doscientos años después, una institución en la que se silencia y se excluye a la mujer. A las artistas y a las visitantes: todas invisibles y todos ciegos ante la ausencia de la voz y la experiencia femeninas. ¿Por qué el Museo Nacional del Prado ignora a las mujeres? En las salas del referente español y en las del resto de instituciones internacionales, el relato que se alaba en el siglo XXI es el mismo con el que el siglo XIX contó el mundo y construyó sus intereses. Cuadro a cuadro, este libro revisa el legado patriarcal que ha llegado hasta nuestros días, aunque hoy lo señalemos como injustificable y rechacemos cualquier práctica que amplíe la brecha entre hombres y mujeres.</p> <p>Esta no es una historia del arte tradicional: es una guía contra las ausencias, las vejaciones, los eufemismos, los silencios y tergiversaciones que han hecho desaparecer a la mitad de la población, con una violencia soterrada y a la vista. Y esta es también una historia contra la ceguera, una narración sobre las condiciones políticas y sociales que determinan la creación artística y privilegian a ellos sobre ellas. Es el momento, ante el auge de los fascismos, de que los museos asuman sus responsabilidades y pasen a ejercer una práctica de pensamiento crítico, y se nieguen a dar por sentado el marco del menosprecio y la desigualdad.</p>
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<p>«Mi caso no es único: tengo miedo de morir y me desgarra estar en el mundo. No he trabajado, no he estudiado. He llorado, he gritado. Las lágrimas y los lamentos me han llevado mucho tiempo. La tortura del tiempo perdido en cuanto reflexiono en ello. No puedo pensar mucho tiempo, pero puedo complacerme ante una hoja de lechuga marchita ante la cual no tengo más que penas para rumiar. El pasado no alimenta. Me iré como he llegado: intacta y cargada con los defectos que me han torturado. Hubiera querido nacer estatua, y soy una babosa en mi propio estercolero. Las virtudes, las cualidades, el valor, la meditación, la cultura. De brazos cruzados, me he destrozado ante esas palabras». Un autorretrato obsesivo y revelador de una mujer notable humillada por las circunstancias de su nacimiento y por su apariencia física. La bastarda relata la larga búsqueda de Violette Leduc de su propia identidad a través de una serie de agonizantes y apasionados amores con hombres y mujeres. Cuando se publicó por primera vez, La bastarda logró que se comparara a Leduc con Jean Genet por la descripción franca de sus escapadas sexuales y su comportamiento inmoral. Una obra confesional que contiene retratos de varios autores y autoras franceses famosos, que hacen de este libro mucho más que una memoria centelleante. El brillante estilo de Leduc y su delicada atención al lenguaje transforman esta autobiografía en una verdadera obra de arte. La calidad de sus escritos fue reivindicada por otras destacadas figuras como Simone de Beauvoir, Albert Camus o Jean-Paul Sartre.</p>
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<p>El sexismo es el origen de la violencia de género, porque asocia, potencia, enseña y transmite los valores masculinos como sinónimo de éxito, de fuerza, de inteligencia, de poder. En contraposición a lo femenino, que es invisible, supeditado siempre a lo masculino. En el ejercicio de este poder se sustenta el sexismo y a su vez, el sexismo se sustenta en el poder. Sexismo, por tanto, solo conoce un género: el masculino. Este libro no es un libro solo para mujeres, no, también lo es para los hombres, porque el combate contra el sexismo nos interpela a todos. A los hombres, porque lo practican por herencia histórica. A las mujeres, porque lo padecen. Y porque, sin saberlo, a veces lo transmite a sus hijos e hijas cuando los educan desde una perspectiva sexista.</p> <p>El sexismo es el punto de partida de la desigualdad, y de la violencia machista. Una violencia que adquiere múltiples formas. Tantas que en la portada del libro hablamos de «la violencia de las mil caras». Los crímenes son su expresión más cruel, más inhumana. Pero la violencia contra las mujeres está en las palabras, en los gestos, en las actitudes, en la desigualdad cotidiana, en las casas, en el trabajo, en la calle. Está en las mentes.</p> <p><em>Sexismo, la violencia de las mil caras</em>, de Julia Sousa, con prólogo de Marina Subirats, es el tercer libro editado por la Fundación Periodismo Plural, en su colección Periodismo y Derechos Humano. Pretendemos que sea un libro útil, que aporte datos y reflexiones para conocer mejor el problema en toda su complejidad. Información imprescindible para, entre todas y todos, combatir los crímenes insoportables. Para transformar las mentes.</p>
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<p>Este libro, procedente de una de las voces más destacadas y reconocidas del activismo trans y del feminismo estadounidense, Julia Serano, contribuye a paliar la ausencia y la desatención de las mujeres trans en el movimiento feminista. Desde una perspectiva transfemenina, la autora analiza cuestiones como el sexo, el género y la identidad, el sexismo, el travestismo o el “privilegio masculino“, así como la transfobia y la transmisoginia, entre otros tantas otras. Ofrece una descripción comprensiva e imprescindible sobre lo que significa ser una mujer trans dentro de una sociedad patriarcal, y sobre qué es una vida trans como tal. Whipping Girl es un texto necesario, una referencia ineludible que nace en el activismo trans estadounidense y que atraviesa todo el pensamiento feminista. Este libro muestra que sin el reconocimiento de la comunidad trans, a veces olvidado en el movimiento feminista y siempre en el sistema cisheteronormativo y patriarcal, no habrá justicia.</p>
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<p>“Abrir este libro es iniciar un vuelo hacia la luz, procurar que las vidas de un centenar de mujeres andaluzas anónimas, arrumbadas en los márgenes de la historia, se iluminen. Son testimonios que, en tus manos, lector, en tus ojos, lectora, encontrarán su razón de ser: el rescate del olvido.</p> <p>Imaginar todo eso es un acto de humanidad frente a la barbarie de las fosas, y de las fosas comunes de mujeres, una triste singularidad de Andalucía, a fin de castigar de manera ejemplar, cruel y bárbara a quienes habían osado desafiar el modelo de mujer patriarcal y tradicional, rescatado e impuesto por los vencedores, con la colaboración aquiescente de la Iglesia católica y sus ministros”.</p> <p>(Pura Sánchez, historiadora, en el prólogo del libro).</p>
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<p>Marx entendió el capitalismo como una etapa necesaria para llegar a una sociedad sin clases en un mundo sin escasez. Fascinado por la potencia productiva del capitalismo industrial que tan ferozmente combatía, dejó de lado la explotación del trabajo no asalariado, el trabajo no pagado de las mujeres dedicado a la reproducción de la mano de obra; un trabajo que consideraba natural y arcaico. Estas dos limitaciones del trabajo teórico de Marx marcaron en enorme medida el desarrollo de las teorías y luchas marxistas, centradas desde entonces en la fábrica y casi siempre magnetizadas por el fetichismo tecnológico.<br /> <br /> Silvia Federici y otras feministas de los años setenta, tomando a Marx pero siempre más allá de Marx, partieron de su idea de que "el capitalismo debe producir el más valioso medio de producción, el trabajador mismo". A fin de explotar esta producción se estableció el patriarcado del salario. La exclusión de las mujeres del salario otorga un inmenso poder de control y disciplina a los varones a la vez que esvaloriza e invisibiliza su trabajo. Esta invisibilización no solo es útil para explotar el gigantesco ámbito de la reproducción de la fuerza de trabajo. Al mismo tiempo, y al igual que la desvalorización de otras muchas figuras (esclavos, colonizados, migrantes), sirve al capitalismo en su principal objetivo: construir un entramado de desigualdades en el cuerpo del proletariado mundial que le permita reproducirse.</p>
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<p>Los medios conservadores presentan a las feministas como mujeres antihombres, siempre enfadadas. Pero muy al contrario, el feminismo ha logrado mejorar la vida de todas las personas. Gracias al feminismo, todos vivimos de forma más igualitaria: en el trabajo y en casa, en nuestras relaciones sociales y sexuales. Gracias al feminismo, la violencia doméstica ya no es un secreto, se ha normalizado el uso de anticonceptivos y todos somos un poco más libres.<br /> <br /> No obstante, el feminismo quería mucho más que la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando hablaba de hermandad entre mujeres, quería superar las fronteras de clase y raza, transformar el mundo de raíz. El feminismo es antirracista, anticlasista y antihomófobo o no merece ese nombre. Muchas mujeres blancas hacen uso del feminismo para defender sus intereses pero no mantienen este compromiso con las mujeres negras, precarias y lesbianas; eso no es feminismo.<br /> <br /> Tanto daño hace al movimiento una mujer que reproduce el sexismo como aporta un hombre feminista. El feminismo es para las mujeres y para los hombres. Necesitamos nuevos modelos de masculinidad feminista, de familia y de crianza feminista, de belleza y de sexualidad feminista. Necesitamos un feminismo renovado que explique con palabras sencillas que pretendemos superar el sexismo y colocar el apoyo mutuo en el centro. Eso es el feminismo. Y ese es el objetivo de este libro</p>
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<p>Las últimas décadas, periodo de neoliberalismo y de giro autoritario de las formas de gobierno, han venido igualmente marcadas por una creciente violencia contra las mujeres. Los asesinatos sistemáticos de Ciudad Juárez se han convertido en un ensayo a escala planetaria, desbordándose allí donde el Estado se ha descompuesto en sus tradicionales funciones soberanas. El capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos.</p> <p>Comprender este nuevo giro violento del patriarcado, que Segato considera acertadamente la primera estructura de dominación en la historia de la humanidad, implica desplazarlo «del borde al centro».</p> <p>De acuerdo con la autora, sólo a partir de una revitalización de la comunidad y de una repolitización de lo doméstico será posible detener el femigenocidio hoy en marcha. Se juega en ello nada menos que el futuro de la humanidad.</p>