<p><em>Vampirismo ib&eacute;rico</em> cartograf&iacute;a el reguero de sangre infantil que dejaron, tras sus horribles cr&iacute;menes, nuestros desconocidos vampiros ib&eacute;ricos. Las v&iacute;ctimas siempre eran los m&aacute;s d&eacute;biles y el af&aacute;n por obtener sangre demasiado urgente para atender a razones divinas o humanas. Nada pod&iacute;a interponerse entre su deseo y la presa, y cualquier m&eacute;todo resultaba l&iacute;cito. Algunos acabaron juzgados y ejecutados, pero de otros, nada se sabe; se salieron con la suya y, quiz&aacute;s, la sangre conseguida alarg&oacute; sus vidas y les permiti&oacute; continuar con sus tropel&iacute;as con una absoluta impunidad.</p> <p>La fascinaci&oacute;n por la sangre y sus supuestas propiedades viv&iacute;ficas es el m&oacute;vil de estos vampiros, personajes sin escr&uacute;pulo alguno que incluyen a todas las capas de la poblaci&oacute;n: desde los analfabetos hasta las clases m&aacute;s adineradas y pudientes e incluso, seg&uacute;n un rumor absurdo nunca confirmado, la propia monarqu&iacute;a.</p>