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<p>El teléfono móvil ha conseguido entrar hasta el último espacio de nuestras vidas. Cualquier calle, bar o plaza puede ser el teatro de una misma escena: móviles que suenan, gente que parece pasar el día escribiendo SMS, discusiones pregonadas móvil en mano... Los publicistas nos dicen que gracias a él hemos entrado en una nueva era de libertad y nomadismo despojada de las ataduras del pasado. La comunicación, convertida en dogma, se ha transformado en una necesidad satisfecha por el móvil. Que incluso parece capaz de calmar nuestras inquietudes más íntimas: gracias a él, gracias a esa agenda que os quiere y os acompaña, nunca más estaréis solos...</p> <p>El móvil ha inaugurado un modo de percepción entre la persona y su entorno, una nueva relación con el mundo y nadie ha escatimado elogios y descripciones minuciosas de todo lo que hemos ganado. No es cuestión de escandalizarse o llevarse las manos a la cabeza, pero creemos que donde nos repiten "circulen, aquí no hay nada que ver" hay, sin embargo, mucho que ver, mucho que pensar y reflexionar. Ya es hora de abandonar ese conformismo beato y complaciente que nubla nuestra mirada. No pretendemos tirar el móvil ni comprarnos uno nuevo, sino reflexionar un poco acerca de la brutal conmoción antropológica que este objeto ha creado en nuestras sociedades y en nuestras vidas... Lo que queremos analizar aquí es lo que se oculta, lo que desaparece tras los deslumbrantes focos de la novedad, para que la victoria de la técnica no sea, como tantas veces, una victoria pírrica.</p>
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<p>Cada día acechan cientos de mensajes en una lengua nueva. Nadie la habla en la calle ni la utiliza al charlar con los amigos. Y pese a todo, consigue colarse en los carteles del metro, insinuarse en la radio, exhibirse en los periódicos. Eric Hazan la ha bautizado LQR, Lingua Quintae Respublicae, por su adaptación en la Quinta República francesa de nuestros días, pero la LQR trasciende con mucho aquellas fronteras: es la lengua preferida por los políticos, economistas y publicistas occidentales; la lengua del Nuevo Orden; la lengua que emana de Bruselas y de los «laboratorios de ideas» liberales. Con ella han llegado los «excluidos» por la «modernidad», las rimas de «islamismo» y «terrorismo», la «gobernanza» de la «mundialización», la «sociedad civil» con su «diversidad» y sus «valores democráticos», la exaltación del «ciudadano», aunque sea de «orígenes modestos»...</p> <p>Puede que la LQR sea el vehículo de la propaganda actual, pero a diferencia de otras propagandas del pasado, nadie la controla desde organismos de seguridad, sino que evoluciona bajo una especie de darwinismo semántico. Con ella se intenta dar un barniz de respetabilidadad al racismo ordinario, asegurar la apatía, predicar el multi-todo-lo-que-quieras siempre que el orden liberal no se vea amenazado. Es un arma posmoderna, muy bien adaptada a estas condiciones «democráticas» en las que ya no es cuestión de ganar la guerra civil sino de escamotear el conflicto, de volverlo invisible e inaudible. Y como un prestidigitador que terminara su número desapareciendo bajo su propio sombrero, la LQR consigue extenderse sin que nadie, o prácticamente nadie, parezca darse cuenta de sus avances –sin tan siquiera hablar de denunciarlos–. Lo que aquí sigue es una tentativa de identificar y descifrar esta nueva versión de la banalidad del mal.</p>
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<p>[…] <em>Llegué, pues, a Barcelona un tanto inquieto. No es fácil explicar la sorpresa que me causó ver reflejada la alegría en todos los semblantes. La transición había sido brusca. Saliendo de las lluvias del Norte, de sus vientos fríos, de sus preocupaciones tristes, de su cielo gris, me hallaba en medio de una multitud en fiesta y bajo un sol radiante. Las Ramblas, el gran paseo que parte en dos la ciudad, eran un hormiguero humano. Bajo el follaje verde de sus árboles, cuya sombra se proyecta sobre las blancas fachadas bordándolas caprichosamente, las gentes iban y venían como si poco antes no hubiesen estado a punto de ser ametralladas o como si no corrieran peligro de serlo poco después... De noche la animación aumentaba. Parecía como si todos los habitantes de la ciudad hubiesen salido de sus casas, invadiendo los teatros, las salas de baile y las calles céntricas. Las barcelonesas, tocadas con mantillas negras, luciendo elegantes corpiños blancos y encarnados, descubiertas y con flores en el pelo, hermosas y simpáticas la mayoría y coquetas todas, paseaban arriba y abajo abanicándose. Parecía aquello el intermedio en un baile al que asistieran quince mil invitados.Esta alegría me preocupaba. ¿No sería el trasunto de la general imprevisión? Los cafés espléndidos, de una magnificencia superior a los de París, estaban atestados de gente elegante, de soldados con armas, de oficiales con vistosos uniformes, hablando en voz baja. <br /> En las Ramblas, paseando entre hermosas muchachas con mantilla, se veían curas ventrudos y antipáticos. Y mientras que la multitud se agrupa para contemplar a un hombre que imita las escenas de una corrida de toros, a una andaluza con falda corta que baila un fandango al son de unas castañuelas, la contrarrevolución urde sus maquinaciones en la sombra, para que España amanezca mañana con un rey, de igual modo que amaneció ayer sin la reina.</em> […]</p> <p>El interés de estas crónicas reside sobre todo en el hecho de ser el relato de unos acontecimientos vividos muy de cerca en los primeros meses de la Revolución, cuando todo era posible y nadie sabía qué podía suceder. El hecho de que Elías Reclus fuese amigo personal de notables republicanos, especialmente de Fernando Garrido, le posibilitó contar con información de primera mano y en cierto modo privilegiada. A pesar del tiempo transcurrido, estas impresiones conservan toda su frescura; a través de ellas podemos seguir el giro que los acontecimientos van tomando hacia la consolidación de un régimen conservador, cuya diferencia con el anterior habría que buscarla más en el despertar del movimiento obrero que en el movimiento político mismo, en el que los republicanos, como fuerza revolucionaria, no se mostraron a la altura de los acontecimientos y fueron en todo momento a remolque de cuanto sucedía. Reclus traza un mapa de la situación de todo el país a la vez que narra las impresiones de su viaje por España, que le llevará a visitar Barcelona, Gerona, Cassá de la Selva, Llagostera, San Feliú de Gixols, Calonge, San Antonio, Palamós, Palafrugell, La Bisbal, Bañolas, Olot, Tortellá, Castellfollit, Figueras, Tarragona, Reus, Valencia, Cádiz, Jerez, Alora, Málaga y Madrid.</p>
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<p>Penetrante análisis del conflicto entre islam y democracia: del miedo a Occidente -territorio de lo extraño e incomprensible-, ese Occidente de las mil caras, que ocultó su pasado colonialista y agresor tras la máscara de la Carta de las Naciones Unidas, despertando esperanzas violentamente amputadas durante la guerra del golfo; de la utilización del islam por las oligarquías que aspiran a perpetuarse en el poder; de la pérdida de referencias seguras en un mundo sin fronteras -el espacio puede ser atravesado libremente por los misiles o los mensajes culturales más diversos-; del lugar que ocupa la mujer en las sociedades musulmanas, de su fuerza y su fragilidad, de sus deseos de cambio...</p>
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<h3>Nº 38 ATRAVESAR EL ESPEJO</h3> <h4>Representaciones y prácticas</h4> <ul> <li>Sólo un testigo. Carlo Ginzburg</li> <li>Recorridos de la práctica. <em>Angelo Torre</em></li> <li>Representación de la práctica, práctica de la representación. <em>Roger Chartier</em></li> <li>Michel de Certeau y los límites de la representación histórica. <em>Wim Weymans</em></li> <li>Conversar con Chartier (Barcelona, 5 de junio de 2007). HAFO</li> </ul> <h4>La función de la historia</h4> <ul> <li>Hayden White, nacionalismo traumático y la función pública de la historia. <em>A. Dirk Moses</em></li> <li>Una respuesta a Dirk Moses. <em>Hayden White</em></li> </ul> <h4>Historia oral: Homenaje a Alexander von Plato</h4> <ul> <li>Memoria e historia: ¿cómo superar el conflicto? <em>Philippe Joutard</em></li> <li>Contrastar métodos de recogida e interpretación de datos. <em>Lutz Niethammer</em></li> <li>Lo "indecible": los casos Grass y Waldheim. <em>Gerhard Botz </em></li> </ul> <h4>Unas y otras</h4> <ul> <li>Apuntes sobre el discurso feminista en América Latina. <em>Lola G. Luna</em></li> <li>"Cuando éramos jóvenes": Memorias de las mujeres en la URSS. <em>Yulia Gradskova</em></li> </ul>
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<h3>Nº 37 ENTRE-VISTAS</h3> <p> </p> <p><strong>DENUNCIA Y OPACIDAD </strong></p> <p>- La fuerza de trabajo en una planta Ford (Cork, Irlanda). <em>Miriam Nyhan</em> <br /> - Discriminación racial en Brasil: Líderes del movimento negro. <em>Verena Alberti y Amilcar Araujo Pereira</em> <br /> - Trabajos forzados para el Tercer Reich. <em>Christoph Thonfeld</em> <br /> - La memoria urbana y su opacidad: Maurice Halbwachs. <em>José Antonio G. Alcantud</em></p> <p> </p> <p><strong>ENTREVISTARSE</strong></p> <p>- Teatralizar la entrevista. Guiones anotados. Jeff Friedman <br /> - El retorno de Sybila. Claudia Castro <br /> - Artistas militantes en el Partido Comunista argentino. Graciela Browarnik y Laura Benadiba <br /> - Una entrevistadora. Eugenia Meyer</p> <p> </p> <p><strong>CUERPO Y MEMORIA </strong></p> <p>- El cuerpo: Signo y campo de contradicciones. Franco Ferrarotti <br /> - El pasado en el presente. Literatura, memoria e historia. Roger Chartier</p> <p> </p> <p><strong>HACE TREINTA AÑOS EN BOLONIA </strong></p> <p>- Contra la tradición inventada. Un ejemplo de Zambia. <em>Gwyn Prins </em><br /> - Tradición oral, historia oral: Logros y perspectivas. <em>Jan Vansina </em><br /> - Reconstrucción del pasado y tradición oral en Ghana. Jack Goody</p> <p> </p> <p><strong>AGENDA</strong></p> <p>- Convocatoria XV Congreso Internacional de Historia Oral «Los diálogos de la historia oral con el tiempo presente» (Guadalajara, México, 23 a 26 de septiembre de 2008) <br /> - VIII Jornadas de Historia y Fuentes Orales (Barco de Ávila, 19 a 21 de octubre de 2007)</p>
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<p>«La historia de la humanidad no versa solamente sobre su desarrollo técnico o su "progreso" en todos los ámbitos, ni siquiera incluso sobre sus instituciones y sus revoluciones. También versa sobre sus locuras colectivas, que son las que han permitido este desarrollo y estas instituciones.»</p> <p>Michel Bounan asume en este ensayo las premisas situacionistas de su amigo Guy Debord para analizar, desde una singular perspectiva personal, los males que afectan a la sociedad postindustrial. Si a cada organización social le corresponde una clase particular de locura, el estado actual del planeta tiene un reflejo evidente en nuestra salud mental colectiva.</p>
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<p>El autor estudia en la presente obra las cinco corrientes principales del movimiento naturista, analizando sus aportaciones teóricas y prácticas, la trascendencia de sus propuestas, las revistas y publicaciones que sirvieron de soporte a la difusión de sus ideas así como sus figuras más destacadas. Este exhaustivo trabajo se ve precedido por una breve introducción histórica y finaliza con una panorámica general sobre el devenir del movimiento naturista en sus diferentes expresiones desde 1939 hasta la actualidad.</p>