Cultura Libre y Ciberactivismo

  • <p>Este Manual tiene el objetivo de demostrar la ineficacia radical de la Ley Sinde desde un punto de vista pr&aacute;ctico. Los usuarios y webmasters encontrar&aacute;n los m&eacute;todos m&aacute;s &uacute;tiles para sortear las barreras de la censura gubernamental. La llamada Ley Sinde ha despertado la oposici&oacute;n de diversos colectivos de ciudadanos tanto por la forma en la que se promovi&oacute;, al margen de la ciudadan&iacute;a; como por el hecho de que no responde a los objetivos que dice promover, la supuesta protecci&oacute;n de creadores; como por las presiones externas de las industrias que en definitiva han acabado por imponerla. La oposici&oacute;n a la nueva legislaci&oacute;n ha sido tan contundente y masiva que podemos decir sin tapujos que esta Ley no es representativa de la voluntad general ni est&aacute; dirigida al bien com&uacute;n. Este Manual de desobediencia a la Ley Sinde tiene el objetivo de demostrar la ineficacia radical de la Ley Sinde desde un punto de vista pr&aacute;ctico. Los usuarios y webmasters encontrar&aacute;n los m&eacute;todos m&aacute;s &uacute;tiles para sortear las barreras de la censura gubernamental. Hacktivistas.net ha creado este Manual para que la primera web que sea cerrada, se convierta en la m&aacute;s popular de la blogosfera. Para que sus contenidos, lejos de desaparecer, inunden la red. Porque mientras ellos crean comisiones de censura, nosotras y nosotros &laquo;rippeamos&raquo;, subtitulamos, traducimos y compartimos. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas.</p>
  • <p>Pocas dudas caben ya de que Internet se ha convertido en un terreno de batalla crucial para el futuro del desarrollo de la cr&iacute;tica, la transformaci&oacute;n y los propios movimientos sociales. A partir de algunas de las principales propuestas ciberactivistas que se han desarrollado en los &uacute;ltimos a&ntilde;os como WikiLeaks, Anonymus o Hacktivistas, este libro apuesta por la libertad en Internet, la lucha contra la censura y la falsa escasez de los bienes inmateriales.</p> <p>Su propio mimetismo con la l&oacute;gica de la Red (abierta, distribuida, flexible), les ha permitido aportar nuevas herramientas, m&eacute;todos novedosos y elementos de organizaci&oacute;n originales que resultan cada vez m&aacute;s imprescindibles ya no s&oacute;lo para las luchas en Internet, sino tambi&eacute;n para todos aqu&eacute;llos que tratan de afrontar eficazmente la transformaci&oacute;n de las democracias capitalistas tard&iacute;as.</p>
  • <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="color: rgb(204, 51, 0);"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: Arial;">#Error 404. Democracy Not Found.</span></b><span style="font-size:10.5pt;mso-bidi-font-size:11.0pt;font-family:Arial;color:black; mso-bidi-font-weight:bold"> El 15 de mayo de 2011 salimos a la calle des&shy;pu&eacute;s de meses de trabajo en la red.<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>El 15-M es inimaginable sin internet y el uso pol&iacute;tico que las multitudes conec&shy;ta&shy;das han hecho de &eacute;l. El 15-M es impen&shy;sa&shy;ble sin la red de redes, somos una red dis&shy;tribuida de cambio social. Con este li&shy;&shy;bro queremos hacer una con&shy;tri&shy;buci&oacute;n a una lectura del 15-M abierta<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>y en cons&shy;&shy;&shy;trucci&oacute;n, que valore su dimen&shy;si&oacute;n tecnopo&shy;l&iacute;tica.<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>Entender la relaci&oacute;n del 15-M con internet, con su</span><span style="font-size:10.5pt; mso-bidi-font-size:11.0pt;font-family:Arial;color:black">s preceden&shy;tes, con sus dispositivos de comunica&shy;ci&oacute;n y orga&shy;nizaci&oacute;n, es esen&shy;cial para com&shy;&shy;&shy;&shy;prender las posibili&shy;da&shy;des abier&shy;&shy;tas para la ac&shy;ci&oacute;n colectiva en la sociedad red.<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>La r-evoluci&oacute;n est&aacute; en marcha y se mul&shy;tiplica de manera glo&shy;&shy;bal. Se extiende la in&shy;&shy;dig&shy;naci&oacute;n,<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>el deseo de cam&shy;bio y emerge el potencial de transfor&shy;&shy;maci&oacute;n de las redes abiertas y<span style="mso-spacerun:yes">&nbsp; </span>distri&shy;buidas. </span></p>
  • <p>Cuando hablamos de cultura libre hablamos de la producci&oacute;n, explotaci&oacute;n y defensa colectiva de las tierras comunales de la cultura. Cuando hablamos de limitaciones digitales, hablamos del conjunto de reglamentos legales que amenazan este ejercicio colectivo.</p> <p>A esto hay que agregar una cuesti&oacute;n fundamental, y es entender la explotaci&oacute;n de los recursos comunes para beneficio de todos y todas: la cultura libre no es cultura gratis, es m&aacute;s bien lo opuesto a la cultura del permiso.</p> <p>&laquo;El objetivo de este libro es explicar de forma sencilla qu&eacute; es esto de Internet y la cultura libre, y cu&aacute;nto podemos aprender de los modales y las costumbres del pueblo de la Red en su lucha para extrapolar tambi&eacute;n al mundo f&iacute;sico nuevas formas de pensar y organizarnos con autonom&iacute;a y empoderamiento&raquo;. Simona Levy</p>
  • POLYBIUS

    7,00
    <p>El videojuego <em>Polybius</em>, presentado en forma de arcade tradicional, fue lanzado al mercado en 1981 por una compa&ntilde;&iacute;a desconocida llamada Sinnesl&ouml;schen. Su distribuci&oacute;n fue escasa, apenas unas pocas salas recreativas de los suburbios de Portland, Estados Unidos. La simplicidad del juego y la superioridad de los gr&aacute;ficos y el sonido lo convirtieron en un videojuego tremendamente adictivo. No obstante, sus efectos eran demoledores en el subconsciente del jugador: brotes epil&eacute;pticos, mareos, p&eacute;rdidas de memoria, n&aacute;useas, alucinaciones, terrores nocturnos. Se han documentado incluso intentos de suicidio propiciados por los mensajes subliminales del juego: murmullos ininteligibles que brotaban sin obedecer a ninguna l&oacute;gica interactiva, gritos aterradores y quejidos de dolor. Despu&eacute;s de que un ni&ntilde;o de ocho a&ntilde;os falleciese de un ataque epil&eacute;ptico, las m&aacute;quinas fueron retiradas de los salones recreativos y <em>Polybius </em>desapareci&oacute; para siempre. El propio nombre de la compa&ntilde;&iacute;a ya era una advertencia: en alem&aacute;n Sinnesl&ouml;chen significa &ldquo;p&eacute;rdida de los sentidos&rdquo;.</p>
  • <p>Las nuevas tecnolog&iacute;as han provocado una revoluci&oacute;n de las vanguardias art&iacute;sticas, por el hecho ideol&oacute;gico de provocar una ruptura con el gremialismo del oficio art&iacute;stico y posibilitar un mayor n&uacute;mero de autores-creadores acceden a la producci&oacute;n art&iacute;stica, gracias a la reproductibilidad t&eacute;cnica, a la reproductibilidad espacio-temporal y a la tecnolog&iacute;a inform&aacute;tica</p>
  • ¡Pásalo!

    9,00
    <p>A DIFERENCIA DE LOS NUMEROSOS ART&Iacute;CULOS y vol&uacute;menes que se han publicado &mdash;y que probablemente se publicar&aacute;n a ra&iacute;z de los acontecimientos del 11 de marzo y de la inusitada &laquo;campa&ntilde;a electoral&raquo; que acompa&ntilde;&oacute; a las elecciones generales del 14 de marzo&mdash;, este libro no es un ensayo sobre las tramas pol&iacute;ticas que se activaron para cometer el atentado, los intereses que explican el silencio informativo de los grandes medios de comunicaci&oacute;n o lo que se ocultaba tras las bambalinas de la mentira gubernamental. Tampoco se trata de un an&aacute;lisis geopol&iacute;tico sobre la guerra de Irak y las redes del terrorismo internacional.</p> <p>Hemos decidido sumergirnos en las profundidades de la materia social y sacar a la superficie algunos trazos de la narraci&oacute;n coral &mdash;tejida a base de correos electr&oacute;nicos, sms, im&aacute;genes, cuadernos de bit&aacute;cora o comentarios en weblogs&mdash; que fue construyendo otra mirada sobre lo que ocurr&iacute;a aquellos d&iacute;as tr&aacute;gicos y extraordinarios, otro sentido, otra predisposici&oacute;n de &aacute;nimo frente a los acontecimientos. Una narraci&oacute;n que, lejos de ser un a&ntilde;adido a lo que pasaba produc&iacute;a efectos muy concretos, impulsaba a la acci&oacute;n, desplazaba los imaginarios m&aacute;s all&aacute; de cualquier anteojera medi&aacute;tica, daba forma a lo que se ve&iacute;a y viv&iacute;a entonces, lanzaba mensajes de rebeld&iacute;a en botellas digitales para otras personas en b&uacute;squeda, esc&eacute;pticas frente a la versi&oacute;n oficial.</p>
  • <p>Tal y como afirma Maurizio Lazzarato en el ep&iacute;logo a este libro, <em>Mil m&aacute;quinas </em>logra anudar de forma innovadora el concepto de m&aacute;quina (puesto en circulaci&oacute;n por Deleuze y Guattari) con la tradici&oacute;n marxista que se expresa desde hace varias d&eacute;cadas en el pensamiento postobrerista. Emulando el cl&aacute;sico <em>Mil mesetas</em> y haciendo un uso singular de la cr&iacute;tica del arte y el an&aacute;lisis f&iacute;lmico y textual (desfilan en el libro Flann O&quot;Brien, Alfred Jarry, Franz Kafka, Vittorio de Sica, Themroc y Jacques Tati), Gerald Raunig se remite a los or&iacute;genes sem&aacute;nticos de una idea de &quot;m&aacute;quina&quot; que amalgama t&eacute;cnica e invenci&oacute;n, pol&iacute;tica y nomadismo, arte y teatralidad.</p> <p>Dicha genealog&iacute;a, al modo foucaultiano, recorre las ins&oacute;litas m&aacute;quinas de guerra y las t&aacute;cticas b&eacute;licas del enga&ntilde;o en la Antig&uuml;edad, el deus ex machina del teatro griego, las agresiones al naturalismo de la representaci&oacute;n cl&aacute;sica burguesa ejercidas por las vanguardias hist&oacute;ricas politizadas (ejemplificadas en el t&aacute;ndem Eisenstein/Tretiakov) o la deriva hist&oacute;rica del concepto de general intellect, para desembocar en una pl&eacute;tora de pr&aacute;cticas recientes: MayDay, PublixTheatreCaravan, Chainworkers, Noborder y bordercamps, las contracumbres del movimiento global, Yomango, Critical Mass, LadyFest y un largo etc&eacute;tera. Lo que en definitiva motiva as&iacute; este libro es la urgencia por indagar en las concatenaciones y agenciamientos maqu&iacute;nicos, en las formas creativas de organizaci&oacute;n y de acci&oacute;n adecuadas para poder enfrentarnos a las condiciones flexibles e inestables que caracterizan nuestra era de la precariedad.</p>
  • <p>Hace ya alg&uacute;n tiempo, el t&eacute;rmino copyleft saltaba los m&aacute;rgenes del c&oacute;digo inform&aacute;tico y se instalaba en todos los &aacute;mbitos de la producci&oacute;n intelectual. Todav&iacute;a relativamente desconocido, torpemente pronunciado por los no iniciados, el copyleft se ha convertido sin embargo en la bandera de un movimiento cultural y pol&iacute;tico que reune a toda clase de creadores y trabajadores intelectuales: m&uacute;sicos, escritores, programadores, artistas, editores, juristas, mediactivistas y un largu&iacute;simo etc&eacute;tera que amenaza con instalarse en cada rinc&oacute;n de la sociedad.</p>
  • <p>Hace unos veinte a&ntilde;os, a Jobs y Wozniak, los fundadores de Apple, se les ocurri&oacute; la muy extra&ntilde;a idea de vender m&aacute;quinas de procesamiento de informaci&oacute;n para uso dom&eacute;stico. El negocio despeg&oacute;, y sus fundadores hicieron un mont&oacute;n de dinero y recibieron el cr&eacute;dito que merec&iacute;an como osados visionarios. Pero sobre la misma &eacute;poca, a Bill Gates y Paul Allen se les ocurri&oacute; una idea todav&iacute;a m&aacute;s extra&ntilde;a y fantasiosa: vender sistemas operativos de ordenador. Esto era mucho m&aacute;s extra&ntilde;o que la idea de Jobs y Wozniak. Un ordenador por lo menos ten&iacute;a cierta realidad f&iacute;sica. Ven&iacute;a en una caja, pod&iacute;a abrirse y enchufarse y se pod&iacute;a ver c&oacute;mo parpadeaban las luces. Un sistema operativo no ten&iacute;a ninguna encarnaci&oacute;n tangible. Ven&iacute;a en un disco, claro, pero el disco no era, a todos los efectos, m&aacute;s que la caja que conten&iacute;a el sistema operativo. El producto mismo era una serie<br /> muy larga de unos y ceros que, cuando se instalaba y se cuidaba bien, te daba la capacidad de manipular otras series muy largas de unos y ceros. Incluso los pocos que de hecho comprend&iacute;an que era un sistema operativo de ordenador posiblemente pensaban en ello como un prodigio increiblemente complicado de la ingenier&iacute;a, como un reactor o un avi&oacute;n esp&iacute;a U-2, y no algo que pudiera llegar a ser (en la jerga de la alta tecnolog&iacute;a) productizado.</p>
  • <p>Curtido en los entresijos de la Red, Jos&eacute; Antonio Mill&aacute;n env&iacute;a anualmente unos cinco mil correos electr&oacute;nicos y recibe otros tantos; lleva varios blogs, participa en foros y listas, y tiene desde hace once a&ntilde;os un sitio web con m&aacute;s de mil p&aacute;ginas. Toda esta intensa actividad le lleva ahora a intentar orientar a los cibernautas en sus tratos, ya sea en la redacci&oacute;n de e-mails, en la gesti&oacute;n de una ciberbit&aacute;cora o en los lugares sociales que propicia esa ins&oacute;lita regi&oacute;n conocida como el ciberespacio. Conocedor de la val&iacute;a de Mill&aacute;n -de quien tuve la alegr&iacute;a de traducir un libro suyo hace a&ntilde;os-, ya me he hecho con el Manual de urbanidad y buenas maneras en la red, y pienso le&eacute;rmelo y seguir sus dictados al pie de la letra (si estoy de acuerdo con ellos, claro est&aacute;). Quim Monz&oacute;</p>
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