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<p><em>Cuerpos, masas, poder: Spinoza y sus contemporáneos</em> clarifica las circunstancias que, en el siglo XVII, hacen de la filosofía spinoziana una aouesta materialista por la liberación frente a las mediaciones introducidas por los forjadores de la ideología del liberalismo capitalista. Muestra así hasta qué punto los asuntos sobre los que interviene son los mismos que articulan la disputa política en nuestro tiempo y permite entender la actualidad de su posicionamiento y la pertinencia de su consideración como instrumento teórico de primer orden.</p>
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<p>La hipótesis del autor es que lo que se ha llamado posmodernidad está pasando a la historia, y que una vez destruida la afirmación conservadora y reaccionaria de que la Historia había llegado a su fin, un sinfín de perspectivas y horizontes se abren para un nuevo capítulo en el que la Humanidad, en defensa de su existencia, primero como realidad consolidada frente a todas las asechanzas que la amenazan, y segundo como historia verificable, o sea, con un futuro abierto, ha de realizar nuevas hazañas en el campo de la Utopía, entendida hoy como «lo posible imposibilitado», ya por el momento en que se hallen todavía las ciencias y las técnicas, ya por la actividad de las grandes formaciones imperialistas en defensa de sus bastardos intereses, que tratan de convertir lo legítimamente «universal» en una «globalización», por ellos y para ellos controlada, de esos bastardos intereses. El libro va acompañado de otros trabajos en la misma línea y así mismo de un homenaje a Jean-Paul Sartre en el centenario de su nacimiento.</p>
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<p>Immanuel Kant no es la obra más conocida de su autor, pero sí, desde luego, la más cómica. Todo es en ella anacrónico y disparatado, pero sería un error pensar que se trata sólo de una sucesión de chistes de loros en la cubierta de un transatlántico de lujo que se dirige a Nueva York. Bernhard –como antes sus compatriotas Raimund o Nestroy– sabía ofrecer las cosas más atroces envueltas en carcajadas. En cuanto a la serie de siete dramolette que encabeza Comida alemana, Thomas Bernhard utiliza ese género breve, en el que fue maestro, para decir barbaridades de los alemanes. Los tres primeros, escritos en dialecto cerrado de la Alta Baviera, exigen una difícil opción para ser representados (utilizar un dialecto español existente, inventarse un dialecto nuevo o resignarse, como se ha hecho aquí, a un español más o menos coloquial), pero los cuatro restantes sólo requieren talento.</p>
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<p><em>French Theory</em> describe el desembarco de los pensadores postestructuralistas franceses –Foucault, Derrida, Barthes, Deleuze, Baudrillard, Lacan, Kristeva– en Estados Unidos en la década de los setenta y la propagación y mutaciones de sus ideas en el Nuevo Mundo: la deconstrucción, la diseminación, el biopoder, las micropolíticas, el nomadismo, el cuerpo sin órganos, el simulacro, lo hiperreal...<br /> La incidencia de esta corriente filosófica clave del siglo XX es difícil de calibrar y persiste en el nuevo milenio: desde las «guerras semióticas» que se libran en las más prestigiosas universidades estadounidenses hasta las «guerras culturales» que enfrentan a liberales y neoconservadores, pasando por las novelas cyberpunk y el éxito comercial de la saga cinematográfica Matrix. Más allá de la anécdota, se trata de saber cómo estos textos tan tajantes, a veces de acceso tan difícil, han podido inscribirse de forma tan profunda en la fábrica cultural e intelectual estadounidense hasta el extremo de incitar a un periodista a la comparación de esta «invasión francesa» con «la invasión de la música pop inglesa una década antes». François Cusset</p>
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<p>Nunca antes como ahora hubo una conciencia tan clara de la necesidad de gobernar las tendencias de la globalización a partir del marco de los derechos humanos y, al mismo tiempo, nunca antes como ahora, éstos se ven tan amenazados en su cumplimiento. Circunstancias tales como el abandono de la responsabilidad de los gobiernos ante la satisfacción de las necesidades básicas de la población, el asumir que la modernización significa trasladar los costes de la estabilidad social a los individuos, o la ruptura de barreras de protección a los países menos favorecidos en la competencia mundial, plantean serios desafíos a la vigencia de los DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales), y hacen en consecuencia más necesaria su reflexión. Si a escala mundial observamos, por un lado un consenso discursivo y, por otro una práctica violatoria de los derechos humanos, el reto que queda para los actores de la sociedad civil es reconducir este consenso a una práctica innovadora.Para ello se requieren amplias alianzas y generar fuerzas que partan de acumulación de acuerdos; sólo así será posible avanzar hacia una sociedad solidaria, construyendo equilibrios entre política y tecnología, entre cálculo racional de posibilidades y utopías, entre argumentos y testimonios, entre Estado, mercado y sociedad civil.</p> <p>Un grupo de investigadores de distintos países, tanto del ámbito académico como de organizaciones de la sociedad civil y funcionarios públicos, debaten en este libro los derechos de la ciudadanía y las inherentes responsabilidades del Estado.</p>
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<p>El haber llegado yo a ser filósofo "en acto", si es que esto ha tenido lugar, y yo creo, claro, que esto ha ocurrido, fue el efecto de una anamnesis producida por una situación objetiva dentro del curso accidental de mi existencia. El accidente consiste en cinco años de encarcelamiento que pasé en la prisión de Saint-Michel de Toulouse y después en el centro de detención de Muret, entre 1978 y 1983 –años evidentemente precedidos por un paso al acto, es decir, por una trasgresión. Ahora bien, fueron cinco años de práctica filosófica, de fenomenología experimental, y de traspasar los límites de la fenomenología tras ese "paso al acto" que no tenía en sí nada de estrictamente filosófico. Uno debe siempre estar preparado a filosofar a muerte, como hacía Sócrates, y filosofar en el morir que es una vida; pero «una vida» que aquí quiere decir una existencia y una facticidad, es decir, una accidentalidad. Por ejemplo, la condena a muerte de Sócrates es un accidente necesario, que Sócrates hace que sea así. La vocación filosófica, si es que la hay, se da, como en el caso de Proust, en el futuro anterior de un después, como resistencia del después. El después atraviesa y estructura lo que esos cinco años de prisión fueron para mí –pero también los veinte que le siguieron, y que me han conducido hoy ante ustedes como ante la ley.</p>
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<p>«Este nihilista de punta en blanco no retrocede ante la acción: clava sus espuelas a todo lo que, de cerca o de lejos, huele a filisteo, y se muestra implacable salpicando con su silencio a los sargentos reclutadores de la revolución o a sus estrategas... "¿Qué es una revolución?" espetaba Théophile Gautier entre dos caladas de hachís. "La gente se pega tiros en la calle; así se rompen muchos cristales; sólo los vidrieros encuentran provecho en ello. El viento se lleva el humo: los que están encima ponen a los otros debajo; la hierba será más bella la primavera siguiente; un héroe hace crecer excelentes guisantes".»</p>
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<p>El pasado año 2003, desde la Asociación Cultural Alfonso Sastre-Alfonso Sastre Kultur Elkartea y dentro de nuestro ciclo anual de conferencias y debates genéricamente conocido como ASKENCUENTROS, organizamos unas jornadas de reflexión que se revelaron como un auténtico e inusitado éxito por partida doble: por el gran interés social despertado –aforo completo en el Centro Cultural Koldo Mitxelena de Donostia a lo largo de todas las sesiones, celebradas los días 18, 19 y 20 de noviembre– como por la calidad y altura intelectual de las ponencias y comunicaciones que en dicho contexto fueron presentadas. El título de las jornadas en cuestión fue el mismo que ahora encabeza este libro: El retorno de los intelectuales a la realidad.</p>
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<p>[...] El Surrealismo está presente allí donde no se instala la servidumbre, allí donde el hombre desespera de sí mismo. El Surrealismo es un estado en permanente revuelta contra todo y contra todos los que no aspiran a su liberación. No se reconoce más que en lo que tiene de irreductible: una necesidad imperiosa de libertad, a cualquier precio. En tanto que surrealistas, no insistiremos lo suficiente en una crítica implacable de aquello que quiera impedir por cualquier medio la liberación del hombre, su emancipación en los dos terrenos: el del espíritu y el social. [...]</p> <p>Se cumplen casi veinte años del inicio de la actividad del Grupo Surrealista de Madrid como tal, y de su más significativa publicación, la revista Salamandra. Y sin conocer –ni mucho menos esperar– cuando llegará su final, reunimos aquí, dispuestos en orden cronológico, los escritos redactados de forma colectiva con la intención de cortarle el paso a los acontecimientos y aportar su particular punto de vista con respecto a la omnipresente cuestión social. El lenguaje, la creación, el intercambio, el trabajo, el deporte, la relación con la naturaleza y lo salvaje, la psicogeografía, el juego, el encuentro de distintas cosmovisiones, etc., son «perfectas coartadas» para activar una crítica implacable al modelo actual de civilización, al que en todos sus aspectos se trata de hostigar, a la vez que se arroja nueva luz sobre las viejas formas de acción que se tornan dañinas a la tarea de hacer avanzar la crítica al Viejo Mundo.</p> <p>Para llevar a buen puerto estos fines, el Grupo Surrealista de Madrid hace uso de la percepción, la experimentación, el juego, la deriva y, en definitiva, de la experiencia de lo maravilloso. Todo esto se concreta en el plano práctico en un proyecto político de vida poética, o lo que es lo mismo, en una «actividad colectiva empeñada en realizar los sueños». Tal proyecto y tal actividad hacen del pensamiento de sensibilidad surrealista (lo que algunos definieron cómo «el padre al que querríamos ver muerto») un sujeto enteramente vivo, que camina en dirección opuesta a las modernas ideologías «radicales» televisadas que ahora se nos ofrecen como manuales de supervivencia. Sin entrar –de momento– en la discusión de si el surrealismo es el padre al que odiamos o al que amamos, y al margen del etiquetaje dispuesto para el consumo, proponemos dejar los prejuicios a un lado y embadurnarnos en la harina que mancha este libro, para llegar a constatar en qué medida la carga subversiva del surrealismo esta aún muy lejos de ser desactivada.</p>
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<p>Se recoge en este volumen la transcripción de seis conferencias de Manuel Sacristán Luzón impartidas entre 1978 y 1985, el año de su prematuro fallecimiento. Todas ellas son una excelente demostración de esta faceta de su hacer público e intelectual, sobre cuya importancia se han manifestado personas tan diversas como Andreu Mas-Colell, Jesús Mosterín, Xavier Folch, Emilio Lledó, Juan Ramón Capella o Javier Muguerza.</p> <p>Estas seis intervenciones del Sacristán tardío están relacionadas con una decisiva cuestión teórica y política analizada y sentida por el autor desde mediados de los años setenta: la necesidad de revisar (auto)críticamente, y sin límites previos, aspectos básicos de las diversas tradiciones socialistas transformadoras. Tres de los textos aquí recogidos responden a esta consideración: en primer lugar, "Sobre el estalinismo", cuyo coloquio, que aquí se incluye, es modelo de claridad, precisión y coraje ciudadano y filosófico; en segundo lugar, una conferencia impartida en México, en el invierno de 1982-1983, sobre la historia reciente del movimiento obrero en Europa Occidental y, finalmente, la que fue una de sus últimas intervenciones públicas, "Sobre Lukács", de abril de 1985, en la que Sacristán dialogaba, con admiración y reconocimiento pero con alguna arista crítica, con el Lukács de las Conversaciones con Kofler, Holz y Abendroth de 1966. <br /> Para Sacristán, la tarea no consistía sólo en mirar determinados aspectos de la historia de la tradición sino en abrir puertas, ventanas y el máximo espacio posible a los nuevos movimientos, a las entonces nuevas problemáticas sociales: al ecologismo, al pacifismo, al feminismo y al antimilitarismo. Las tres restantes conferencias que aquí se incorporan responden a esta orientación: "Reflexión socialista sobre política de la ciencia", de 1979; "Las centrales nucleares y el desarrollo capitalista", de 1981, y "Tradición marxista y nuevos problemas", de 1983.</p> <p>Sacristán consideraba que la dimensión y urgencia de los problemas exigía la conversión tanto en el ser como en el hacer del sujeto transformador: no era posible vivir ya del modo en que habíamos estado viviendo. No se trataba de perseguir una simple alternancia en la política de partidos institucional sino que debían buscarse nuevas formas de práctica política, una política alternativa en cuyo horizonte de transformación social se situara lo que para él fue finalidad básica: "No se debe ser marxista (Marx); lo único que tiene interés es decidir si se mueve uno, o no, dentro de una tradición que intenta avanzar, por la cresta, entre el valle del deseo y el de la realidad, en busca de un mar en el que ambos confluyan".</p>
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<p>Gramática de la multitud concluyó avisándonos que estamos viviendo un «comunismo del capital». Éste es un comunismo que ya es verdadero pero que aún no está vigente, ya que lo vigente es siempre el capitalismo (Capital y Trabajo). En Gramática, Paolo Virno sacó a la luz esta verdad del comunismo encontrada en el propio corazón del capitalismo postfordista, estableciendo una lista de predicados atribuibles al sujeto gramatical llamado «multitud contemporánea», uno de los cuales era el «principio de individuación» elaborado por Gilbert Simondon. El presente libro trata a su vez de apelar a una vigencia del comunismo, más allá de su verdad. Cuando el comunismo se hace carne, es otro título posible de este libro en el cual nuevamente retorna Simondon, esta vez llevando consigo un doble concepto antagonista derivado de su «principio de individuación»: «transindividualidad» e «interindividualidad». Se oye un llamamiento del Virno simondoniano a la multitud comunista: «¡Habla!, para que yo pueda verte».</p>