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<p>Cada día, la directora de funerarias Caitlin Doughty recibe docenas de preguntas sobre la muerte. Las mejores son las de los niños. ¿Qué le pasaría al cuerpo de un astronauta si lo empujaran desde un transbordador espacial? ¿Se hace caca al morir? ¿Puede la abuela celebrar un funeral vikingo?</p> <p>En <em>¿El gato se comerá mis ojos?</em>, Doughty combina sus conocimientos funerarios sobre el cuerpo y la intrigante historia que se esconde tras las ideas erróneas más comunes sobre los cadáveres para ofrecer respuestas objetivas, divertidas y sinceras a treinta y cinco preguntas peculiares planteadas por sus fans más jóvenes. Con su inimitable enfoque, Doughty detalla la sabiduría y la ciencia de lo que ocurre con nuestros cuerpos después de morir. ¿Por qué gimen los cadáveres? ¿Qué hace que los cuerpos se coloreen durante la descomposición? ¿Y por qué el pelo y las uñas parecen más largos después de la muerte? Los lectores aprenderán cuál es la mejor tierra para momificar el cuerpo, si se puede conservar el cráneo de tu mejor amigo como recuerdo y qué ocurre cuando mueres en un avión.</p> <p>Bellamente ilustrado por Dianné Ruz, <em>¿El gato se comerá mis ojos?</em> nos muestra que la muerte es ciencia y arte, y que sólo planteándonos preguntas podremos empezar a abrazarla.</p> <p><em>«¿El gato se comerá mis ojos?</em> es divertido, oscuro y, en ocasiones, asombrosamente existencial, revelando no sólo lo poco que entendemos sobre la muerte, sino también lo mucho que los niños pueden soportar.» —Marianne Eloise, <em>Guardian</em></p> <p>«Aquí hay ciencia seria, pero también lecciones culturales sobre la muerte y el morir, un poco de historia y un toque de truculencia envuelto en ese sudario de humor agudo e ingenioso.» —<em>Philadelphia Tribune</em></p>
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<p>Un polémico recorrido a través de las creencias religiosas y sus orígenes económicos. Desde una perspectiva absolutamente crítica y enraizada en los planteamientos de la clase dominada, analiza el teísmo de la clase dominante. Para ello, realiza un polémico recorrido a través de las creencias religiosas y de sus orígenes económicos, así como un ataque a ciertas ideas fijas pretendidamente originarias del cristianismo.</p>
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<p>El hombre crea a Dios porque tiene miedo a lo desconocido y se tranquiliza dando un Nombre altisonante a su supina ignorancia sobre el origen del universo; porque al adorar a un Ser que cree superior y justo espera una recompensa como el niño que obedece a sus padres y luego obedece las normas sociales del Poder, que se refuerzan con la invisibilidad mágica de aquel Ser; porque el hombre idealiza su propia imagen dotándola de las cualidades más sublimes y personificándolas en un Ser supremo; porque al ser el único animal consciente de su muerte y desear vivir por instinto tiene que inventarse un Seguro de su inmortalidad, y porque tiene la necesidad de dar sentido a su existencia para que todas sus pasiones y acciones no hayan resultado inútiles.</p>
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<p>Hay muchas formas de perder la fe, pero todas son iluminadoras, pues una voz incrédula es por definición una voz racional. Blackford y Schüklenk han reunido en este libro cincuenta ensayor que no solo presentan muchos argumentos a favor del ateísmo, sino que también ponen de manifiesto que, a diferencia de la creencia popular, los ateos son personas tan moralmente dignas y humanitarias como los creyentes. Este es un libro muy recomendable para quienes hayan considerado alguna vez la posibilidad de abjurar de lo divino. Es mucho más que una colección de ensayos sobre «cómo se llega a ser ateo». Muchos de los colaboradores analizan las razones filosóficas y empíricas que les llevaron al ateísmo. De hecho, este libro puede considerarse de algún modo como una especie de manual de ateísmo. </p>
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<p>A finales de 1967, en las calles del activo barrio hippie del Haight-Ashbury de San Francisco, era frecuente cruzarse con extraños individuos vestidos con capas negras y crucifijos de plata, junto a perros pastores alemanes. Sin lugar a dudas, El Proceso, también conocido como La Iglesia del Juicio Final, fue uno de los cultos más extraños y salvajes de todo el siglo XX. Su lujosa revista, repleta de invocaciones a la guerra, el asesinato y la reconciliación entre Satanás y Cristo, atrajo durante un tiempo a figuras como Mick Jagger, Marianne Faithfull o George Clinton. También se llegó a decir que Charles Manson fue seguidor de El Proceso e incluso que Sirhan Sirhan, el asesino del candidato Robert F. Kennedy, fue inspirado por el culto.</p> <p>“CRISTO dijo: Amad a vuestros enemigos. El enemigo de CRISTO era SATANÁS y el enemigo de SATANÁS era CRISTO. A través del Amor se destruye la enemistad. A través del Amor, el santo y el pecador destruyen la enemistad entre ellos. A través del Amor, CRISTO y SATANÁS han destruido su enemistad y se han unido para el Final; CRISTO para juzgar, SATANÁS para ejecutar la sentencia”. Este fue parte del discurso apocalíptico de El Proceso, un culto liderado por los enigmáticos Robert y Mary Ann De Grimston; un discurso que anunciaba el inminente Final de los Tiempos, cuyas tropas de choque serían bandas de Ángeles del Infierno “con botas negras y subidos sobre harleys también negras, ataviados con chaquetas de cuero negro con el símbolo de El Proceso, con tachuelas en la parte delantera y la cruz en la parte de atrás”.</p>
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<p><span class="texto_articulo_revista"><font face="Georgia" color="#333333">El objetivo del libro es arrojar luz sobre un gran número de aspectos desconocidos -sexualidad, homosexualidad, ablación sexual femenina, matrimonio, hiyab, adulterio, divorcio...- de la cultura islámica, además de tratar de corregir opiniones erróneas y estereotipadas con respecto a ella, aportando datos e informaciones de primera mano sobre conceptos y prácticas arraigadas en algunas sociedades del mundo árabe y musulmán que están en cierta medida fuera del alcance de la mirada occidental. Temas que se consideran tabúes para la investigación, como por ejemplo los diferentes tipos de matrimonio secreto que se practican en un ambiente hermético y alejado de investigadores y medios de comunicación. <br /> <br /> Waleed Saleh Alkhalifa nació en Iraq en 1951, en la ciudad fronteriza de Mandali, destruida y abandonada por sus habitantes durante la Guerra entre Irán e Iraq. Es licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Bagdad. En 1978 se vio obligado a abandonar su país y se exilió primero a Marruecos y luego a España en 1984, donde se doctoró por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en la que actualmente ejerce la docencia como profesor. Ha traducido al árabe a Gabriel García Márquez, así como obras de autores árabes al español. Es autor de varios libros de didáctica de la lengua árabe y de Siglo y medio de teatro árabe (2000), Cuentos tradicionales árabes (2003), Irak: invasión, ocupación y caos (2005, VV.AA.) y su más reciente El ala radical del Islam: el Islam político realidad y ficción (2007). Es colaborador habitual de los medios de comunicación de España y del mundo árabe.</font></span></p>
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<p>'Apocalipsis' se nos ofrece, al mismo tiempo, como una lectura pagana de la Biblia y como el testamento vital y literario de D. H. Lawrence: frente al cristianismo y la ciencia, el autor de 'Mujeres enamoradas' y 'El amante de Lady Chatterley', héroe a contracorriente de modas pasajeras y rigideces morales, desarrolla una original y aguda interpretación de la tradición apocalíptica que desvela todos los conflictos de su temperamental e inquieta existencia.</p> <p>Entre el misticismo y el sensualismo, entre la rabia y la pasión, Lawrence nos brinda una lectura inmejorable para esta época de crisis y tragedias en que nos hallamos inmersos, proporcionando claves que permiten comprender mejor la época en que el 'Apocalipsis' fue escrito. Este volumen incluye, además, 'El libro de la Revelación' o 'Apocalipsis', el texto bíblico atribuido a Juan de Patmos, objeto de la punzante crítica de Lawrence.</p>
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<p><span class="T3_14_b" id="ctl00_ContentPlaceHolder1_AsbstracteLabel">El laicismo no es un añadido eventual sino elemento consus­tancial de la democracia desde su origen. Defiende la distinción entre dos dominios: el de las creencias, que son personales, libres y variables, y el de los conocimientos, que son comunes e indispensables para todos. <br /> <br /> La delimitación del ámbito público determina las compe­tencias legítimas del Estado y sus obligaciones. La del ámbito privado establece la neutralidad de las instituciones públicas en materia de creencias y convicciones per­sonales para respetar la libertad de conciencia y la igualdad de todos ante la ley. Estos son los dos ejes vertebradores de la filosofía del laicismo que debe conformar al Estado democrá­tico.<br /> <br /> En consecuencia, la escuela pública en un Estado democrático ha de ser universal y laica. En tanto no lo sea plenamente, con dificultad puede calificarse de democrático al Estado en cuestión.<br /> <br /> Este libro está constituido por diversas aportaciones, con el objetivo de analizar el significado de la enseñanza laica y fomentarla. Como no todos los que han participado en su elaboración parten de los mismos principios, ni aplican idénticas estrategias, pueden observarse algunas contradicciones o distintas interpretaciones en las diferentes propuestas que se hacen. No hay nada por lo que preocuparse: esa es la riqueza que desea aportar al debate.</span></p>
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<p>Una multitud se mezclaba aturdida. Entre el estrépito de tímpanos, el alboroto de flautas, el clamor de címbalos y panderos, la turba cantaba, danzaba y se contorsionaba en un ritual orgiástico. Cubiertos por la oscuridad de la noche y en las afueras de la ciudad, envueltos en ropas femeninas, los bacantes salvaban su identidad bajo la ambigüedad y el juramento de silencio.</p>