Reapropiarnos de nuestra historia, de la historia de la lucha por abolir el capitalismo, reapropiarnos de nuestra experiencia histórica, de nuestras vivencias, de todo el legado teorico-práctico, reestablecer nuestros lazos con el pasado y extraer las lecciones que nos marca. Esa es una tarea de primer orden, no la única evidentemente, en el proceso de reconstrucción del movimiento revolucionario. Para ello es indispensable destruir toda una telaraña de ideologías tejida por nuestro enemigo, profundizar en la crítica unitaria al capitalismo, y retomar el valioso material revolucionario que nuestros antepasados nos dejaron.