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  • <p>Imagina un mundo en el que una vasta red de incels y otros mis&oacute;ginos son capaces de operar pr&aacute;cticamente sin ser detectados. Estos extremistas cometen actos terroristas deliberados contra las mujeres. Los adolescentes vulnerables son preparados y radicalizados. No tienes que imaginar ese mundo. Ya vives en &eacute;l. Quiz&aacute; no lo sepas porque no nos gusta hablar de ello. Pero ya es hora de que empecemos.</p> <p>En este libro urgente e innovador, Laura Bates, autora de bestsellers y fundadora del Proyecto Sexismo Cotidiano, se adentra en la clandestinidad para sacar a la luz vastas redes y comunidades mis&oacute;ginas. Es una inmersi&oacute;n profunda en el extremismo mundial. Las entrevistas con antiguos miembros de estos grupos y con las personas que luchan contra ellos ofrecen una visi&oacute;n &uacute;nica del funcionamiento de este movimiento. Las ideas se difunden desde los rincones m&aacute;s oscuros de Internet &mdash;a trav&eacute;s de trolls, medios de comunicaci&oacute;n y celebridades&mdash; hasta las escuelas, los lugares de trabajo y los pasillos del poder, pasando a formar parte de nuestra conciencia colectiva.</p> <p>Sin censura, y a veces tanto chocante como aterradora, esta es la inc&oacute;moda verdad sobre el mundo en que vivimos. Y lo que debemos hacer para cambiarlo.</p>
  • <p>&lsquo;Jes&uacute;s y John Wayne&rsquo; es una amplia historia revisionista de los &uacute;ltimos setenta y cinco a&ntilde;os del evangelismo blanco que revela c&oacute;mo los evang&eacute;licos han trabajado para sustituir al Jes&uacute;s de los Evangelios por un &iacute;dolo de la masculinidad ruda y el nacionalismo cristiano, o en palabras de un capell&aacute;n moderno, por &quot;un malote espiritual&quot;.</p> <p>Como explica la aclamada acad&eacute;mica Kristin Du Mez, la clave para entender esta transformaci&oacute;n es reconocer la centralidad de la cultura popular en el evangelismo estadounidense contempor&aacute;neo. Muchos de los evang&eacute;licos de hoy pueden no ser teol&oacute;gicamente astutos, pero conocen sus VeggieTales (dibujos animados cristianos), han le&iacute;do &lsquo;Wild at Heart&rsquo; de John Eldredge,&nbsp; aprendieron sobre la pureza antes de aprender sobre el sexo y tienen un anillo de plata para demostrarlo. Los libros, las pel&iacute;culas, la m&uacute;sica, la ropa y los productos evang&eacute;licos conforman las creencias de millones de personas. Y la cultura evang&eacute;lica est&aacute; repleta de h&eacute;roes musculosos: guerreros m&iacute;ticos y soldados rudos, hombres como Oliver North, Ronald Reagan, Mel Gibson y el clan Duck Dynasty, que afirman el poder masculino blanco en defensa de la &quot;Am&eacute;rica cristiana&quot;. La principal de estas leyendas evang&eacute;licas es John Wayne, un icono de una &eacute;poca perdida en la que los hombres no se acobardaban por la correcci&oacute;n pol&iacute;tica, no tem&iacute;an decir las cosas como eran y hac&iacute;an lo que hab&iacute;a que hacer.</p> <p>Desafiando la suposici&oacute;n com&uacute;nmente sostenida de que la &quot;mayor&iacute;a moral&quot; apoy&oacute; a Donald Trump en 2016 y 2020 por razones puramente pragm&aacute;ticas, Du Mez revela que Trump, de hecho, represent&oacute; el cumplimiento, en lugar de la traici&oacute;n, de los valores m&aacute;s profundamente arraigados de los evang&eacute;licos blancos: el patriarcado, el gobierno autoritario, la pol&iacute;tica exterior agresiva, el miedo al Islam, la ambivalencia hacia el #MeToo y la oposici&oacute;n a Black Lives Matter y la comunidad LGBTQ. Una reexaminaci&oacute;n muy necesaria de la subcultura m&aacute;s influyente de este pa&iacute;s, Jes&uacute;s y John Wayne muestra que, lejos de adherirse a los principios b&iacute;blicos, los evang&eacute;licos blancos modernos han rehecho su fe con consecuencias duraderas para todos los estadounidenses.</p>
  • <p>Algunos grupos antifeministas se crearon en los a&ntilde;os noventa del siglo XX, pero no ha sido hasta las primeras d&eacute;cadas del siglo XXI cuando, gracias al anonimato que proporcionan las redes, se han organizado, interconectado, y han construido espacios propios. Este movimiento tiene distintas caras: los &iacute;nceles o c&eacute;libes involutarios, los artistas del ligue, alt-right o fundamentalistas&hellip; Todos ellos tienen en com&uacute;n el odio a las mujeres y la reacci&oacute;n ante una emergencia feminista que hace tambalearse los pilares patriarcales de la sociedad.</p> <p>Aunque la misoginia no es algo nuevo, definirse defendi&eacute;ndola expl&iacute;citamente s&iacute; que lo es. Por eso resulta imprescindible entender que no estamos ante una reacci&oacute;n aislada y centrada en los valores de los autoritarios de g&eacute;nero. Se trata m&aacute;s bien, tal y como explica Susanne Kaiser, de una puesta al d&iacute;a de los valores de la extrema derecha, y de la puerta de entrada a la misma. Todos estos nuevos actores comparten el deseo de volver a la sociedad en la que imperaba la supremac&iacute;a masculina, pero tambi&eacute;n la blanca, la autoritaria y la cristiana.</p>
  • Globalistas

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    <p>En la primera historia del globalismo neoliberal, Slobodian sigue a un grupo de pensadores desde las cenizas del Imperio de los Habsburgo hasta la creaci&oacute;n de la Organizaci&oacute;n Mundial del Comercio, para demostrar que el neoliberalismo no surgi&oacute; para reducir el gobierno y abolir las regulaciones, sino para volver a implementarlas a nivel mundial. Comienza en Austria en la d&eacute;cada de 1920: los imperios se disolv&iacute;an y el nacionalismo, el socialismo y la autodeterminaci&oacute;n democr&aacute;tica amenazaban la estabilidad del sistema capitalista global. En respuesta, los intelectuales austriacos buscaban una nueva forma de organizar el mundo. Ellos y sus sucesores en la academia y el Gobierno, utilizaron Estados e instituciones globales para aislar a los mercados de la soberan&iacute;a estatal, los cambios pol&iacute;ticos y las turbulentas demandas democr&aacute;ticas de igualdad y justicia social.</p>
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