<p><font class="txparrafo">[&hellip;] &iquest;No es cierto que a menudo al desear algo tememos no obtenerlo y que tras haberlo obtenido vivimos en el temor de perderlo y nos mostramos dispuestos a cualquier cosa con tal de que eso no ocurra? &iquest;Pretend&eacute;is que los que han obtenido un puesto de mando no se dejen llevar por el engreimiento y que quienes han sido colmados de riquezas no se abusen? Al perseguir con ah&iacute;nco [riquezas y honores], &iquest;c&oacute;mo no excederse? Una vez obtenidos, &iquest;c&oacute;mo no perderlos? [&hellip;] para quienes exten&uacute;an su vida persiguiendo la celebridad ni siquiera diez mil generaciones bastar&iacute;an para lograr la satisfacci&oacute;n. Todos ellos carecen en su interior de un principio rector y, por tanto, su felicidad depende de los objetos externos. [&hellip;] Quienes, por el contrario, poseen un principio rector en su interior, podr&aacute;n disfrutar de la felicidad en las cosas exteriores. Incluso sin tambores ni campanas, su felicidad es completa; colmar nuestros prop&oacute;sitos no significa moverse en carruaje y portar distinciones, como tampoco la felicidad suprema consiste en la satisfacci&oacute;n de los impulsos m&aacute;s groseros. A mi entender, consiste m&aacute;s bien en que estos no nos subyuguen. <br /> </font></p> <p><font class="txparrafo">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; * * * <br /> <br /> Como senda a un mundo desconocido &mdash;y a la vez como puerta al conocimiento de uno mismo&mdash;, este libro nos acerca a algunos de los m&aacute;s interesantes debates sociales que sacudieron los ambientes letrados de una China en gran efervescencia intelectual, y lo hace por medio de la traducci&oacute;n completa de tres pol&eacute;micas: &laquo;De la inutilidad de los pr&iacute;ncipes&raquo;, &laquo;Sobre el car&aacute;cter innato del gusto por el estudio&raquo; y &laquo;Sobre los efectos nocivos de la sociedad para la salud&raquo;. En ellas Bao Jingyan y Xi Kang nos llevan a una gozosa confrontaci&oacute;n de ideas mediante la exposici&oacute;n clara y razonada de argumentos y la refutaci&oacute;n punto por punto de las tesis del adversario. <br /> <br /> Vistas con nuestro prisma occidental, y aunque no sea muy &laquo;correcto&raquo; hacerlo, resulta casi imposible no emparentar los argumentos esgrimidos en estas pol&eacute;micas con las andanzas de los fil&oacute;sofos c&iacute;nicos. </font></p>