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<p>This zine looks at contemporary anarchist theory and practice on crime and justice, though it won't be using these terms. The first half will be a critical examination of Transformative Justice-based accountability processes, an approach with origins in US anarchist circles now taking seed in parts of Europe. The other half looks at retributive approaches, such as survivor-led direct action against rapists.</p> <p><em>On Crime</em> argues that we need to reconsider what we understand as problem behaviour before searching for solutions. In doing so, it attempts to lay the conceptual ground for the subsequent discussions. <em>Beautiful, Difficult, Powerful</em> presents an accountability process in detail. It is a zine in its own right and has been taken from the book <em>The Revolution Starts at Home: confronting intimate violence within activist communities.</em> <em>Accounting for Ourselves </em>gives an excellent overview of the history and difficulties of accountability processes. Written by the anarchist collective, CrimethInc, it is very much rooted in US punk and DIY culture. <em>'Anarchist' rapist</em> gets the bat and <em>Communiqué </em>are statements written by groups in the US who've taken direct action to physically confront their rapists. <em>Beyond Revenge & Reconciliation</em> seeks to draw together the points of disagreement and lessons learnt to help develop a pragmatic and anti-dogmatic approach to dealing with oppressive behaviour in our communities.</p>
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<p>El consentimiento, el abuso y el deseo son temas con límites difusos en nuestra cultura. Así los viven Sandra y sus amigas y amigos desde la adolescencia hasta el final de la veintena. En esta novela, la protagonista repasa sus experiencias y aquellos momentos en los que estos límites se dibujan realmente borrosos. Es esta una historia para reflexionar, pero también una historia de amistad y de compañerismo que no solo nos habla de las controversias en el consentimiento, sino también de cómo el apoyo de nuestros seres queridos nos ayuda a salir a flote de situaciones difíciles y empoderarnos para reconocernos el respeto que, como seres humanos, todos merecemos.</p> <p><em>Tú no lo sabes, pero han abusado de ti. Es posible que te hayan violado. A lo mejor tú también has violado a alguien o has cometido abusos sexuales (...). Como víctima y también cómplice de mis propias miserias, he vivido esta situación más veces de las que desearía. Pero esta tarde he hecho algo al respecto, le he plantado cara a mi agresor. (...) Me llamo Sandra. Esta es mi historia. Y la de mis amigas. Y la de algunos amigos. La escribo para que tú también aprendas a decir «no». Y a reconocer cuándo los demás te están diciendo «no».</em></p>
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<p>«Esta obra que presenta Alicia Alonso, tiene que ser leída en muchos ámbitos distintos: sociales, políticos, académicos, periodísticos, divulgativos. Es una obra que inscribe en esa grieta que sabe separar muy bien lo que es una supuesta “cárcel legal” (propia de un universo prescriptivo o del “deber ser”) de la “cárcel real”: la que cotidianamente alberga la pobreza, las enfermedades, las exclusiones del proyecto de explotación y dominio que se nos presenta como expresión del progreso contemporáneo. Quienes quieran adentrarse en ese mundo olvidado y no seguir siendo indiferentes, tienen aquí un material imprescindible para una lectura que convoca a la reflexión, pero también a la acción.» <br /> —Iñaki Rivera Beiras</p> <p>«El feminismo de la autora nos advierte de la afinidad entre la cultura del castigo y el patriarcado. [...] Inspirada por las corrientes feministas surgidas en América Latina, Alicia Alonso Merino se posiciona en la periferia, rompe con el eurocentrismo de pretensiones universales y opta por la interseccionalidad entre sexo/género, clase y “raza”. [...] Son por tanto numerosas las razones para un feminismo no punitivista, un feminismo que no desprecie la vida sistemáticamente, un feminismo que no genere víctimas infantilizadas, un feminismo que, en consecuencia, abogue por la abolición no sólo de la prisión, sino de la pena.»<br /> —Ana Gordaliza)</p>