<p>El movimiento insurreccional de octubre de 1934 coloc&oacute; a Asturias en un lugar preeminente en la historia de la lucha de clases, movimiento que no era sino la continuaci&oacute;n natural de una conflictividad social ascendente que hab&iacute;a ido creciendo mayormente pese a las organizaciones sindicales que pretend&iacute;an liderarla. De este modo, no es de extra&ntilde;ar que el proletariado asturiano superara en 1934 la consigna principalmente conspirativa de huelga insurreccional dictada hasta la fecha, haciendo de esta un hecho real y llevando hasta las &uacute;ltimas consecuencias su levantamiento de clase. Tampoco es de extra&ntilde;ar que, igualmente, que estos rasgos cruciales sean pasados por alto por el com&uacute;n de los relatos hist&oacute;ricos sobre esta gesta.</p>