biografía

  • <p>Publicada en 1974 y escrita cuando ten&iacute;a 28 a&ntilde;os, la autobiograf&iacute;a de Angela Davis es una radiograf&iacute;a fundamental de las luchas sociales en Estados Unidos durante los a&ntilde;os sesenta y setenta, periodo en el que se convirti&oacute; en un icono del Movimiento de Liberaci&oacute;n Negro. En sus p&aacute;ginas, Davis expone el punto de vista de una militante afroamericana y su particular visi&oacute;n del movimiento negro y el feminismo, en uno de los momentos m&aacute;s efervescentes de la historia pol&iacute;tica reciente, cuando el imperialismo norteamericano estaba a la defensiva tanto en el exterior (Vietnam, frentes de liberaci&oacute;n, etc.) como en el interior. Fue en este periodo cuando fue perseguida y encarcelada por diversas autoridades, falsamente acusada de secuestro, conspiraci&oacute;n y asesinato.</p> <p>M&aacute;s que ideas abstractas, teor&iacute;as o ejercicios intelectuales triviales, lo que encontramos en este volumen es una profunda preocupaci&oacute;n por la dignidad de la gente, en un momento hist&oacute;rico en el que la lucha por estos valores se libraba a vida o muerte. Y Davis luch&oacute; por la vida de muchos como si fuera por la suya propia.</p>
  • Endinsar-se en la vida de Durruti significa submergir-se en la biografia col·lectiva del moviment obrer del primer terç del segle XX a la península i, especialment, a Catalunya.
  • <p>El 2 de mayo de 1973, la integrante de los Panteras Negras Assata Shakur se hallaba en el hospital en estado cr&iacute;tico y esposada a la cama, mientras las autoridades locales y la polic&iacute;a federal trataban de interrogarla acerca del tiroteo en una autopista de Nueva Jersey que cost&oacute; la vida a un polic&iacute;a blanco. Objetivo durante mucho tiempo de la campa&ntilde;a de Edgar Hoover para difamar, sabotear y criminalizar las organizaciones nacionalistas negras y a sus l&iacute;deres, Shakur pas&oacute; cuatro a&ntilde;os en la c&aacute;rcel antes de su condena en 1977, sustentada en pruebas poco s&oacute;lidas. Dos a&ntilde;os despu&eacute;s de ser condenada, Assata Shakur escap&oacute; de la c&aacute;rcel y obtuvo asilo pol&iacute;tico en Cuba, donde vive en la actualidad.</p> <p>Esta autobiograf&iacute;a intensamente personal y pol&iacute;tica desmiente la temible imagen de Assata proyectada durante largo tiempo por los medios de comunicaci&oacute;n y el Estado. Con ingenio y candor, relata las experiencias que la llevaron a una vida de activismo, retratando las virtudes, flaquezas y disoluci&oacute;n final de los grupos revolucionarios negros y blancos a manos de agentes del gobierno. El resultado es una notable contribuci&oacute;n a la literatura negra estadounidense, que ya ocupa un lugar junto a la Autobiograf&iacute;a de Malcolm X y a las obras de Maya Angelou.</p>
  • Paradoxia

    16,00
    <p><em>Paradoxia </em>narra la historia de una adolescente prostituta, drogadicta, ninf&oacute;mana y sadomasoquista que, escapando de los abusos sexuales paternos, acaba mintiendo y follando por los agujeros que eran Manhattan y Los &Aacute;ngeles a principios de los a&ntilde;os 80, con la &ldquo;filosof&iacute;a nihilista cl&aacute;sica&rdquo; como &uacute;nico dogma. A menudo se compara la escritura de Lydia Lunch con la de Hubert Selby Jr. y Jean Genet. Al leer Paradoxia, se observa tambi&eacute;n cierto parecido con Dostoievsky en la desgarrada protagonista. Las escenas de sexo, repugnantes, recuerdan a Bukowski e incluso a veces al Marqu&eacute;s de Sade. Se la ha comparado con muchos escritores o rockeros iconoclastas, incluso con asesinos. Pero lo m&aacute;s alucinante es que nunca se la ha comparado con otras mujeres.</p> <p>En el libro de Krafft-Ebing Psychopathia Sexualis, una de las cuatro categor&iacute;as de la desviaci&oacute;n sexual es la paradoxia, es decir, el deseo sexual que se produce en una etapa err&oacute;nea de la vida, como en la infancia o la vejez. El t&iacute;tulo del libro de Lunch, que hace referencia a la historia de una ni&ntilde;a a la que violaron, convirti&eacute;ndola as&iacute; en una depredadora, es por tanto atrevido y descorazonador. Krafft-Ebing cre&iacute;a que las mujeres eran sexualmente pasivas y carec&iacute;an de la capacidad de ser s&aacute;dicas o fetichistas. En ese sentido, cada escena de Paradoxia act&uacute;a en contra del reto que plantea su autora, pues muestra una y otra vez los nimios papeles a los que son confinadas las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Lydia Lunch, o su protagonista, no puede follar como un hombre a causa de una desigualdad brutal: no debido a la diferencia de partes corporales, sino por el modo en que las cosas est&aacute;n dispuestas. La protagonista de Lunch no puede follar como un hombre, pero s&iacute; escribir como tal. Ella pertenece tanto al grupo de Blanchot, Bataille y Foucault como al de Selby o Genet. Debido a que es obra de una mujer, una escritura de este tipo, de una verdad brutal y sin medias tintas, resulta todo un acto de desaf&iacute;o. No se trata s&oacute;lo de un registro del panorama psicosexual reinante entre los componentes de la No Wave, sino de un documento que plantea preguntas importantes sobre el g&eacute;nero, el sexo y el abuso. Es cierto que Lunch no se molesta en cambiar los nombres de los personajes (probablemente tambi&eacute;n se mantenga fiel a los detalles), pero no es tanto una autobiograf&iacute;a como un tratado filos&oacute;fico. Paradoxia tiene un lugar en la literatura de la depravaci&oacute;n. (Extra&iacute;do de Bookslut)</p>
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