<p>El control y utilizaci&oacute;n de los secretos sobre los represores y colaboradores de la dictadura (los archivos de la polic&iacute;a pol&iacute;tica del franquismo y las actividades de sus informantes) han sido clave durante d&eacute;cadas para que las elites del r&eacute;gimen consolidasen y perpetuasen su enorme poder. De hecho, la rocambolesca trayectoria policial y empresarial de Jos&eacute; Manuel Villarejo P&eacute;rez constituye el hilo conductor y el mejor largometraje documental de ese gigantesco entramado; un fraude masivo a la ciudadan&iacute;a, que nunca conoci&oacute; la verdad oculta en las cloacas del nuevo Estado democr&aacute;tico, ni fue consciente de la descomunal estafa que comet&iacute;a su monarca, rodeado de una corte de prebostes posfranquistas dedicados a enriquecerse amparados por unos aparatos policiales, judiciales, pol&iacute;ticos y burocr&aacute;ticos corrompidos hasta la m&eacute;dula.</p> <p>Especialista en destruir reputaciones, &laquo;enredar&raquo; causas judiciales hasta hacerlas inviables y actuar fuera de la ley ampar&aacute;ndose en su cargo policial, Villarejo manej&oacute; los hilos de decenas de operaciones de fraude corporativo, utilizando a placer los recursos casi ilimitados del Ministerio del Interior. Pero sus mentores, padrinos y clientes siempre fueron much&iacute;simo m&aacute;s ricos y poderosos que &eacute;l, y le abandonaron en la estacada cuando las chapuzas del &laquo;Peque&ntilde;o Nicol&aacute;s&raquo; y las sucesivas exclusivas period&iacute;sticas de una investigaci&oacute;n emprendida por el diario P&uacute;blico (que trat&oacute; de silenciarse y se ningune&oacute; durante a&ntilde;os) sacaron a la luz el mayor esc&aacute;ndalo de la historia de las democracias occidentales.</p>