<p><em>[&hellip;] El surrealismo no est&aacute; hecho para complacer a aquellos que tienen necesidad de una &laquo;l&iacute;nea&raquo; pol&iacute;tica u otra: demasido anarquista para la mayor&iacute;a de marxistas, demasiado marxista para los anarquistas; demasiado amante de la poes&iacute;a y de la pintura para los pol&iacute;ticos, demasiado deseoso de revoluci&oacute;n para los escritores y artistas; demasiado inclinado a las investigaciones te&oacute;ricas para los activistas, demasiado indisciplinado para los profesores; demasiado po&eacute;ticamente riguroso para los chantajistas espiritualistas, demasiado cercano a lo maravilloso para los aquejados de racionalismo instrumental; demasiado freudiano para la izquierda positivista y puritana, demasiado salvaje para los m&eacute;dicos usurpadores y los conservadores del psicoan&aacute;lisis [&hellip;]. El surrealismo s&oacute;lo puede florecer a su manera. Contra y alejado de los paradigmas dominantes [&hellip;].</em></p> <p>Cuando en 1966 algunos pretendieron celebrar un entierro &mdash;el fin del surrealismo con la muerte de Breton&mdash; brot&oacute; una semilla al otro lado del oc&eacute;ano, y muestra del vigoroso &aacute;rbol que creci&oacute; es esta sucinta pero escogida compilaci&oacute;n del pensamiento y la actividad del Grupo Surrealista de Chicago. El conjunto de estos textos es representativo de una actividad revolucionaria que ha atacado sin tregua el urbanismo penitenciario, la ideolog&iacute;a de los zoos, la Organizaci&oacute;n Mundial del Comercio, la cultura rancia y elitista, el fetichismo de la mercanc&iacute;a representado en el arte de Warhol y la acomodaci&oacute;n al estado encarnada en el &laquo;viejo&raquo; y estalinista Picasso. Pero tambi&eacute;n el Grupo Surrealista de Chicago ha hecho una cr&iacute;tica radical del racismo, del patriarcado... en definitiva de la autoridad. Y siempre con la ayuda del &laquo;umor&raquo;, de la experimentaci&oacute;n, del juego y del amor. En perpetua compa&ntilde;&iacute;a de Bugs Bunny y sus &laquo;c&oacute;mplices populares&raquo;, del blues y de los &laquo;inspirados del borde de las autopistas del pensamiento y la imaginaci&oacute;n creadora&raquo;, los componentes del Movimiento Surrealista en los Estados Unidos han redactado las volantinas m&aacute;s hilarantes, c&aacute;usticas e incendiarias y han escrito los an&aacute;lisis m&aacute;s l&uacute;cidos de los acontecimientos, llegando a su cenit en el an&aacute;lisis y la defensa de la Revuelta de Los &Aacute;ngeles de 1992.</p> <p>Los textos incluidos en <em>&iquest;Qu&eacute; hay de nuevo, viejo?</em> &mdash;dispuestos de modo cronol&oacute;gico para tener una visi&oacute;n m&aacute;s clara de la naturaleza emocional e intelectual, po&eacute;tica y pol&iacute;tica de esta particular aventura&mdash; nos acercan a una de tantas realidades norteamericanas que constantemente son ignoradas en Europa. De alguna manera, de estos textos se destila una de las otras historias de los EE.UU.</p>