<p>El capitalismo está atrapado en una aparente crisis interminable con estancamiento económico y agitación en todo el planeta. Mientras la atención mundial ha estado obsesionada con el problema económico, las condiciones ambientales globales han empeorado rápidamente y confrontan a la humanidad con su crisis definitiva: la de la supervivencia a largo plazo.</p>
<p>Karl Marx, inspirado por el químico alemán Justus von Liebig, argumentó que la relación del capitalismo con su entorno natural era la de un sistema de robo que condujo a una brecha irreparable en el metabolismo entre la humanidad y la naturaleza. En el siglo XXI, estas ideas clásicas sobre la degradación de la tierra causada por el capitalismo se han convertido en la base de extraordinarios avances en la teoría y la práctica del ecosocialismo contemporáneo.</p>
<p>En <em>El robo de la naturaleza</em>, Jhon Bellamy Foster y Brett Clark examinan el saqueo de la naturaleza a través de la producción de mercancías y cómo ha llevado a la actual brecha antropogénica en el sistema terrestre. La crisis ecológica se extiende más allá de las cuestiones tradicionales de la de lucha de clases. Una ruptura corporal en la organización física de los propios seres vivos que plantea cuestiones críticas para la reproducción social, el capitalismo racial, el especismo alienado y el imperialismo ecológico. Siguiendo a Marx, nadie es dueño de la Tierra. Debemos mantenerla, colectivamente, para las generaciones futuras y los innumerables y diversos habitantes del planeta. Debemos romper con el capitalismo.</p>