contra el diluvio;

  • <p>En este volumen colectivo se intenta contribuir a la problematizaci&oacute;n del reparto del espacio, mediante art&iacute;culos y entrevistas a personas que viven en diversos entornos f&iacute;sicos y sociales. Cuatro art&iacute;culos de fondo enmarcan el problema de la propiedad, distribuci&oacute;n y uso del espacio, tanto en el campo como en la ciudad, y siete entrevistas a personas de oficios y situaciones diversas ponen cuerpo a la cuesti&oacute;n.</p> <p>Llevamos ya un tiempo rondando a lo que, a falta de una forma de consenso, podemos llamar transici&oacute;n ecol&oacute;gica, o ecosocial si se quiere ampliar el foco. Entendamos esto como el conjunto de tareas necesarias para pasar de una sociedad basada en el consumo ingente de recursos, y en concreto de combustibles f&oacute;siles, y que convierte dicho consumo en desigualdad humana y degradaci&oacute;n ecol&oacute;gica a una sociedad m&aacute;s justa, donde la mayor&iacute;a de energ&iacute;a consumida provenga de fuentes renovables y cuyo impacto en la biosfera sea mucho menor. Luego los detalles ya los pone cada uno. No es que antes no se hablara de ello, pero est&aacute; claro que el tema y el concepto pasaron al mainstream no m&aacute;s tarde de junio de 2018, con la creaci&oacute;n de un ministerio supuestamente dedicado por completo a tal tarea. Luego vino la pandemia, y la oportunidad de salir mejores de ella que, de momento, se est&aacute; concretando en la asignaci&oacute;n de miles de millones de euros en fondos de recuperaci&oacute;n y digitalizaci&oacute;n. Esta es, a nivel europeo y estatal, la primera manifestaci&oacute;n del asunto. No ha tardado mucho en ser evidente que la transici&oacute;n ecol&oacute;gica es una tarea tan pol&iacute;tica como t&eacute;cnica, como m&iacute;nimo.</p> <p>Salvo para los m&aacute;s fervorosos defensores de la tecnolog&iacute;a como entidad independiente de la sociedad, es obvio para cualquiera que las decisiones de c&oacute;mo, d&oacute;nde y para qu&eacute; y qui&eacute;nes se producir&aacute; la energ&iacute;a que debe sustituir a la f&oacute;sil es una decisi&oacute;n pol&iacute;tica. Esto mismo es v&aacute;lido para cuestiones centrales a nuestras vidas tales como qu&eacute; vamos a comer, cu&aacute;nto y en qu&eacute; vamos a trabajar, d&oacute;nde vamos a vivir, c&oacute;mo nos vamos a mover de un sitio a otro. Las respuestas a estas preguntas son variadas e importantes, pero hay al menos una cosa &ndash;probablemente haya m&aacute;s&ndash; que tienen en com&uacute;n: todas tienen que ver con el espacio, su uso y su reparto.</p> <p>Ilustraciones interiores de Virginia Argumosa, Adara S&aacute;nchez y Marta Endrino</p>
  • <p>El cambio clim&aacute;tico no es una maldici&oacute;n ca&iacute;da del cielo. Es el resultado de una forma de producir y consumir. Una forma de vivir. Sabemos que unos pocos amasan la mayor&iacute;a de los beneficios, la mayor&iacute;a de los recursos, la mayor&iacute;a de la responsabilidad. Est&aacute;n al mando de procesos gigantescos, globales, que abarcan los cinco continentes y que involucran a miles de millones de seres humanos y otros animales. Pero tambi&eacute;n sabemos que los resultados de estos procesos se nos aparecen como productos de nuestra vida cotidiana, como h&aacute;bitos bien arraigados que nos definen.</p> <p>El cambio clim&aacute;tico es dif&iacute;cil de combatir precisamente porque es el resultado de la concatenaci&oacute;n de todas estas actividades realizadas una y otra vez, una y otra vez. El objeto de este libro es mostrar la realidad de la crisis ecol&oacute;gica a partir de diez mercanc&iacute;as omnipresentes en nuestras vidas. Buscamos iluminar la forma en la que se producen, distribuyen, consumen y descartan. Qui&eacute;n las hace, qui&eacute;n las sufre y qu&eacute; impacto provocan. Esperamos que esta peque&ntilde;a contribuci&oacute;n sirva para comprender un poco mejor las causas de nuestros problemas, para trabajar un poco m&aacute;s eficazmente por su soluci&oacute;n en beneficio de la mayor&iacute;a.</p>
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