<p>El capitalismo experimenta, en promedio, una crisis grave cada diez a&ntilde;os. Pero un sismo econ&oacute;mico de la intensidad del &ldquo;oto&ntilde;o negro&rdquo; de 2008 s&oacute;lo se produce una vez por siglo.<br /> <br /> Sin embargo, ning&uacute;n otro antes que &eacute;ste hab&iacute;a combinado una suma de amenazas cruzadas tan alarmantes. Todo el sistema financiero se hundi&oacute;. Y una doctrina quebr&oacute;: la del neoliberalismo, responsable de la desregulaci&oacute;n de los mercados y la especulaci&oacute;n desenfrenada de los &uacute;ltimos treinta a&ntilde;os. Por si esto fuera poco, el hurac&aacute;n &ndash;primero inmobiliario y bancario, luego burs&aacute;til&ndash; se propag&oacute; r&aacute;pidamente a todo el campo econ&oacute;mico para convertirse en una tempestad industrial y, por &uacute;ltimo, social. Todo ello, en medio de una atm&oacute;sfera global ya viciada por una triple crisis: energ&eacute;tica, alimentaria y clim&aacute;tica. Y en un contexto geopol&iacute;tico marcado por el debilitamiento de la hegemon&iacute;a estadounidense y el creciente poder de China. <br /> <br /> La convergencia y la confluencia de todas estas tensiones, en el mismo momento y en todo el planeta, convierten a este cataclismo en una cat&aacute;strofe perfecta.<br /> <br /> Apoy&aacute;ndose en esclarecedores ejemplos de la actualidad, Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique en espa&ntilde;ol, describe c&oacute;mo se pusieron en funcionamiento, met&oacute;dicamente, desde hace varias d&eacute;cadas, los elementos (ideol&oacute;gicos, pol&iacute;ticos y econ&oacute;micos) que facilitaron la explosi&oacute;n de esta crisis. Explica el funcionamiento preciso de los mecanismos que han dado lugar al crac y analiza las eventuales consecuencias &ndash;sociales y geopol&iacute;ticas&ndash;que podr&iacute;a traer aparejadas. Y propone la adopci&oacute;n de una serie de medidas concretas para refundar la econom&iacute;a sobre bases m&aacute;s justas y democr&aacute;ticas.</p>