crisis

  • <p>Nuestra vida se convierte en c&aacute;sting permanente, un c&aacute;sting &ldquo;donde giran los hombres sin descanso&rdquo;<em>.</em> La trabajadora social, precaria tambi&eacute;n ella, nos previene antes de la entrevista de trabajo: &ldquo;La entrevista te la hace un psic&oacute;logo. Tienes que mirarle a los ojos, no desviar la mirada. Debes ir aseado, obviamente; si llevas abrigo, cu&eacute;lgalo en la percha, que no d&eacute; la impresi&oacute;n de que tienes prisa. Llega diez minutos antes de la entrevista. Y pregunta algo: cuando te diga que si tienes alguna duda, pregunta, por ejemplo: &iquest;cu&aacute;ndo empezamos?&rdquo;. Del gorila amaestrado de Ford al p&iacute;caro c&iacute;nico del posfordismo. En la escuela nos adiestran para las selectividades y desde el televisor se imparte a todas horas la m&aacute;s principal y decisiva asignatura: Educaci&oacute;n para la Competencia. Y al tiempo que nos prometen una vida de triunfo y nos repiten sin cesar &ldquo;T&uacute; s&iacute; que vales&rdquo; nos van ense&ntilde;ando el tortuoso arte de competir por el trabajo y competir en el trabajo.</p> <p align="justify">Luego no viene la rabia, sino la culpa. Las fantas&iacute;as de la meritocracia, que hemos ido interiorizando de forma casi imperceptible, se derrumban. El diploma universitario o profesional se deval&uacute;a, las expectativas se achican, la promesa de hacer fijos a los contratados mes a mes como barrenderos o carteros no acaba de hacerse realidad. El paro y la precariedad se van alternando, constituy&eacute;ndose en &uacute;nico horizonte. Llega la ansiedad, el tiempo descuajado, las paranoias.</p>
  • <p>El &quot;Parque Alcosa&quot;, es una poblaci&oacute;n en forma de barrio dormitorio, situado a ocho kil&oacute;metros al sur de la ciudad de Valencia y a dos del municipio de Alfafar. Desde que se cre&oacute; all&aacute; por los a&ntilde;os sesenta ha tenido los problemas t&iacute;picos de estos n&uacute;cleos urbanos: carencia de tejido productivo, esempleo, falta de servicios, fractura social entre un sector de su poblaci&oacute;n en procesos de empobrecimiento y exclusi&oacute;n y otro que digamos no se ha notado tanto -hasta sus dificultades para llegar a fin de mes y pagar las letras de aquellos productos que le hacen sentirse mejor y diferentes que algunos de sus vecinos. El aumento de la agresi&oacute;n social que sufren todos los sectores del barrio actualmente como consecuencia de la llamada &quot;crisis&quot; se vuelve m&aacute;s brutal si cabe, para los sectores m&aacute;s empobrecidos y exclu&iacute;dos.</p>
  • La nueva Gran Depresión ha puesto fin a una de las mayores etapas de prosperidad de la historia económica española.
  • <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0.1cm;">Uno de los mensajes que se han o&iacute;do hasta la saciedad en estos tres &uacute;ltimos a&ntilde;os ha sido el doble significado del ideograma &lsquo;crisis&rsquo; en chino: peligro y oportunidad. En los discursos pol&iacute;ticos y econ&oacute;micos dominantes respecto de la crisis (tanto por parte de la prensa, gobierno, intelectuales como patronales y sindicatos) se ha enfatizado el significado de oportunidad por encima del peligro, que es posible para aquellos que sean &lsquo;m&aacute;s listos&rsquo; y/o &lsquo;m&aacute;s emprendedores&rsquo; crear nuevas ocasiones para salir reforzados.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0.1cm;">En este informe tambi&eacute;n nos preguntamos &iquest;Para qui&eacute;n es un peligro la crisis? &iquest;Para qui&eacute;n es una oportunidad? Para nosotros las oportunidades no ser&aacute;n principalmente para los &lsquo;m&aacute;s listos&rsquo; o &lsquo;emprendedores&rsquo; (aunque los haya que se beneficien) y los peligros para aquellos que no reaccionen, sino que las oportunidades y peligros vienen determinados por las relaciones de poder entre personas y colectivos, y &eacute;stas est&aacute;n a su vez determinadas por las estructuras econ&oacute;mico-pol&iacute;ticas que nos han llevado a la crisis y que dominan las respuestas a ella. En este sentido, antes de responder para qui&eacute;n representa una oportunidad o un peligro la crisis, explicaremos brevemente los procesos econ&oacute;mico-pol&iacute;ticos que han llevado a la crisis, sus implicaciones para las clases populares y las razones de la crisis.</p>
  • <p>Miramos la TV., leemos los peri&oacute;dicos para ver las noticias, para estar informados, para saber qu&eacute; pasa... Pero sabemos que estas noticias nos llegan manipuladas hasta construir la versi&oacute;n oficial de los hechos; son presentadas a trav&eacute;s de un formato determinado (Watkins), pasando la noticia a no ser otra cosa que propaganda (Ellul).</p> <p>Pero este saber, como tantos (Tiresias, en Edipo Rey: &ldquo;qu&eacute; duro es saber cuando saber es in&uacute;til&rdquo;), no modifica nuestro comportamiento y seguimos hablando de las noticias as&iacute; recibidas, eso s&iacute;, discuti&eacute;ndolas. Dif&iacute;cil salir del bombardeo medi&aacute;tico, dif&iacute;cil darle una respuesta. &iquest;D&oacute;nde est&aacute; lo real, en su acontecer o en su representaci&oacute;n?</p> <p>Todo esto viene a cuento ahora sobre la crisis. Cuando los media empezaron hace dos a&ntilde;os a noticiar sobre esto, nos preguntamos: &iquest;qu&eacute; nos quieren? e intentamos ir respondiendo a tal pregunta, avanzando algunas consideraciones y anotando distintas respuestas a la situaci&oacute;n provocada en nombre de la crisis. Hoy queremos volver sobre ello y quiz&aacute;s de una forma m&aacute;s categ&oacute;rica: no es el capitalismo el que est&aacute; en crisis sino que es el capitalismo, en su dinamismo, el que nos pone en crisis, el que pone en crisis a la naturaleza, al trabajo, a los modos de vida a&uacute;n no absorbidos por el capital, a la humanidad en general.</p> <p>No se trata de infravalorar la cr&iacute;tica situaci&oacute;n actual, las desregulaciones, los conflictos, las guerras que atraviesa este modo de producci&oacute;n y de vida capitalista en su incesante lucha por conquistar y colonizar el mundo, la vida toda, por convertir cualquier cosa en mercanc&iacute;a, y los mecanismos que pone en marcha (lo que desde las noticias se llama la crisis) cuando tiene dificultades de valorizaci&oacute;n/crecimiento. Todo esto est&aacute; sucediendo.</p> <p>&iquest;Qu&eacute; pretende tal ruido medi&aacute;tico? Sembrar el p&aacute;nico, diseminar el miedo con la sombra del lockout. &iquest;Qu&eacute; quiere el capital? Lo quiere todo. En su tendencia ilimitada a convertir cualquier cosa, cualquier espacio, cualquier &aacute;mbito en mercanc&iacute;a quiere lo que a&uacute;n escapa a su poder. El capital hace as&iacute; suya nuestra reivindicaci&oacute;n de los a&ntilde;os 60 y 70: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; pedimos?, nada; &iquest;qu&eacute; queremos?, todo&rdquo;. La hace suya a su manera, como a su manera ha hecho suyas las reivindicaciones del fin del trabajo, el fin del dinero, el fin de las naciones... &iquest;Qu&eacute; pretende el Estado, con la pol&iacute;tica &ldquo;anti-crisis&rdquo;? Continuando con las misma pol&iacute;tica, garantizar la deuda que ha permitido enriquecer a los m&aacute;s ricos, desembolsando, a costa de empobrecer a todos los dem&aacute;s, siguiendo la f&oacute;rmula ya ensayada en Am&eacute;rica Latina.</p> <p>Quieren lo que a&uacute;n les falta, lo que a&uacute;n no tienen: el agua, los bosques, las semillas, nuestra fuerza de trabajo, nuestro propio cuerpo, nuestra actividad creadora..., lo cual representa un paso m&aacute;s en nuestra desposesi&oacute;n. La crisis es pues una herramienta que usan para arrancar lo que a&uacute;n nos es propio, para convertir en privado lo que a&uacute;n es com&uacute;n, empobreciendo, precarizando&hellip;</p> <p>La crisis, a trav&eacute;s de los media, se convierte en un referente, en una construcci&oacute;n simb&oacute;lica totalizante en nombre de la cual todo debe subordinarse, cualquier cosa, cualquier sacrificio puede exigirse: despidos, resignaci&oacute;n, sumisi&oacute;n... Juega como el terrorismo, otra de las construcciones simb&oacute;licas, en nombre del cual cualquier barbarie es leg&iacute;tima.</p> <p>Etc&eacute;tera, noviembre 2010</p>
  • <p>&laquo;Hablemos del mundo, del cual el hombre ha desaparecido. Se trata de desaparici&oacute;n, y no de agotamiento, extinci&oacute;n o exterminio. El agotamiento de los recursos y la extinci&oacute;n de las especies son procesos f&iacute;sicos o fen&oacute;menos naturales. Y toda la diferencia radica en que es muy probable que la especie humana sea la &uacute;nica en haber inventado un modo espec&iacute;fico de desaparici&oacute;n, que no tiene nada que ver con la ley de la naturaleza. Quiz&aacute;s incluso un arte de la desaparici&oacute;n.&raquo; J.B.</p> <p>&laquo;As&iacute;, podemos concebir la modernidad como la aventura inicial del Occidente europeo, luego como una inmensa farsa que se repite a escala planetaria, en todas las latitudes adonde se exportan los valores occidentales, religiosos, t&eacute;cnicos, econ&oacute;micos y pol&iacute;ticos. Esta &laquo;carnavalizaci&oacute;n&raquo; pasa por los estadios, tambi&eacute;n hist&oacute;ricos, de la evangelizaci&oacute;n, la colonizaci&oacute;n, la descolonizaci&oacute;n y la globalizaci&oacute;n. Lo que m&aacute;s nos cuesta ver es que esta hegemon&iacute;a, esta influencia de un orden mundial cuyos modelos &ndash;no solo t&eacute;cnicos y militares, sino tambi&eacute;n culturales e ideol&oacute;gicos&ndash; parecen irresistibles, viene acompa&ntilde;ada de una reversi&oacute;n extraordinaria a trav&eacute;s de la cual este poder es lentamente minado, devorado, &laquo;canibalizado&raquo; por aquellos mismos a quienes &laquo;carnavaliza&raquo;. J.B.</p> <p>Pr&oacute;logo de Elena Benarroch - Posfacio de Ignacio Castro.</p>
  • <p>Una civilizaci&oacute;n que se basa en la sobreexplotaci&oacute;n infinita de recursos finitos en beneficio de una parte de la humanidad, en un mundo superpoblado y globalizado, forma un puzle imposible. En este marco t&oacute;xico, no es posible un futuro, ni poshumano ni siquiera humano. Si no cambiamos las piezas, el destino que nos espera en un plazo muy breve es el colapso de la vida civilizada, y todas las especulaciones que podamos hacer sobre un eventual mundo poshumano se convertir&aacute;n en humo. Si llega el fin del mundo, lo que venga despu&eacute;s no importa.</p>
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