<p>[...] Nosotros no somos dem&oacute;cratas. La Democracia es una forma enajenada de estructurar la sociabilidad humana. Es el modelo mejor acabado, hasta ahora, de que se ha dotado el Capital. Por eso la criticamos y luchamos por poner en su lugar otra forma social m&aacute;s all&aacute; de las escisiones que aqu&eacute;lla opera entre productor y consumidor, entre individuo y sociedad. Una forma que permita el desarrollo de la actividad; que permita que nuestra actividad no quede reducida a trabajo, que nuestra relaci&oacute;n no quede reducida en mera participaci&oacute;n pol&iacute;tica, que nuestro deseo no quede reducido al consumo..., maneras todas ellas que tiene el Capital de hacerla rentable, al no poder acabar con la actividad humana.</p> <p>[...] Muchos radicales creen en la ecuaci&oacute;n...<br /> Autonom&iacute;a + violencia contra el Estado = movimiento revolucionario</p> <p>... y la ven vindicada, por ejemplo, en la prolongada insurrecci&oacute;n de Oaxaca. Mientras que este acontecimiento es uno de los estallidos m&aacute;s potentes de actividad proletaria en los &uacute;ltimos a&ntilde;os, demuestra que la violencia aut&oacute;noma es necesaria pero insuficiente. Un movimiento revolucionario es m&aacute;s que una o cien &aacute;reas liberadas. Se desarrolla luchando contra la represi&oacute;n p&uacute;blica y privada, as&iacute; como empezando a cambiar la base material de las relaciones sociales. Ninguna lucha callejera autogestionada ni solidaridad de base en el barrio, aunque sean indispensables, contiene inevitablemente los actos y las intenciones que traen consigo tal cambio. As&iacute; pues, es la naturaleza del cambio aquello sobre lo que debemos insistir: crear un mundo sin dinero, sin intercambio de mercanc&iacute;as, sin compra y venta de trabajo, sin empresas como polos competidores de acumulaci&oacute;n de valor, sin ser el trabajo algo separado del resto de nuestras actividades, sin Estado, sin una esfera pol&iacute;tica especializada supuestamente aislada de nuestras relaciones sociales. En otras palabras, una revoluci&oacute;n resultante de la negaci&oacute;n com&uacute;n a someterse, de la esperanza de alcanzar un punto de no retorno en que las personas se transformen a s&iacute; mismas y logren un sentido de poder propio a medida que transformen la realidad.</p>