ecosocialismo;

  • Autonomía y subsistencia da con una clave crucial de los debates y prácticas urgentes de nuestro tiempo: la relación entre la superación de la crisis ecosocial, las tareas de subsistencia material y el ejercicio de la libertad.
  • <p>Las sesiones de la Convenci&oacute;n Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Clim&aacute;tico, como las de Reino Unido en 2021 o la de Egipto en 2022, concluyen en resultados ambiguos, sin compromisos espec&iacute;ficos. Estas reuniones operan a trav&eacute;s de lo que se denominan falsas soluciones: la aglomeraci&oacute;n de discursos, tecnolog&iacute;as, dispositivos financieros, medidas regulatorias y pol&iacute;ticas p&uacute;blicas que de forma superficial ofrecen &ldquo;soluci&oacute;n&rdquo; a uno o varios de los problemas interconectados y asociados con la crisis clim&aacute;tica, pero sin modificar los principios ni las desigualdades del sistema econ&oacute;mico.</p> <p>Con la participaci&oacute;n de m&aacute;s de 30 personas, el libro es una &lsquo;gu&iacute;a&rsquo; que permite tanto a quienes est&aacute;n familiarizados con los temas, como a quienes comienzan a informarse, reconocer las falsas soluciones promovidas por el sistema internacional de gobernanza clim&aacute;tica. Es una herramienta de consulta y una gu&iacute;a de algunas de las cientos de alternativas que se desarrollan como las bases de una alternativa civilizatoria para combatir el sistema de colapso creado por la modernidad. Alternativas que constituyen un sistema basado en la esperanza, la confluencia de humanos y no humanos en solidaridad, para imaginar, concretar y habitar otros mundos.</p>
  • <p><strong>Perry Anderson</strong>: El est&aacute;ndar de la civilizaci&oacute;n <br /> El principal argumento de la pretensi&oacute;n de Occidente para ostentar el liderazgo global es la existencia un orden mundial regido por el imperio de la ley, esto es, basado en reglas. Una pl&eacute;yade de instituciones, coronadas por la ONU dotan de materialidad a este principio. Pero, &iquest;cu&aacute;l es la naturaleza jur&iacute;dica del derecho internacional? Historia, teor&iacute;a y pr&aacute;ctica de un poderoso instrumento hegem&oacute;nico.</p> <p><strong>Caitl&iacute;n Doherty</strong>: Topograf&iacute;as del capital <br /> Discusi&oacute;n cr&iacute;tica de la obra reciente de la renombrada feminista socialista estadounidense Nancy Fraser, que se&ntilde;ala las continuidades existentes entre el an&aacute;lisis multidimensional de la coyuntura presente efectuado en <em>Capitalismo can&iacute;bal</em> (las crisis que incluyen la acumulaci&oacute;n capitalista, la divisi&oacute;n sexual de la reproducci&oacute;n social, el calentamiento global y la pol&iacute;tica democr&aacute;tica) y sus tesis precedentes sobre el reconocimiento, la redistribuci&oacute;n y la representaci&oacute;n.</p> <p><strong>Alyssa Battistoni &amp; Geoff Mann</strong>: Bidenomics clim&aacute;tica <br /> &iquest;Qu&eacute; luz arrojan las contradicciones de la pol&iacute;tica clim&aacute;tica del Partido Dem&oacute;crata sobre la actual situaci&oacute;n del capitalismo estadounidense? Como respuesta al art&iacute;culo de Dylan Riley y Robert Brenner &laquo;Siete tesis sobre la pol&iacute;tica estadounidense&raquo; (<em>NLR</em> 138), que postula un r&eacute;gimen de acumulaci&oacute;n poscrecimiento caracterizado por una pol&iacute;tica de suma cero agresivamente divisiva, Battistoni y Mann consideran la pol&iacute;tica econ&oacute;mica de Biden como una estrategia defectuosa de crecimiento verde presa de una l&oacute;gica asim&eacute;trica ejemplificada en la actual huelga del sector automovil&iacute;stico.</p> <p><strong>Johannes Hoerning</strong>: Pensar lo impensable <br /> Exploraci&oacute;n de la obra de Ci Jiwei, uno de los te&oacute;ricos sociales m&aacute;s originales del mundo chino actual. Diagn&oacute;sticos de la conciencia nacional china, del utopismo mao&iacute;sta al actual nihilismo anestesiado por el hedonismo consumista. El aumento del nivel del vida (y la &laquo;igualdad de condiciones&raquo; que ya hab&iacute;a logrado la Revoluci&oacute;n), &iquest;podr&iacute;a engendrar una semidemocratizaci&oacute;n &agrave; la Polanyi en beneficio del propio Partido Comunista Chino?</p> <p><strong>Nic Johnson</strong>: Tiempos de inter&eacute;s <br /> En una asombrosa contribuci&oacute;n al debate sobre el estancamiento secular, Nic Johnson analiza la tendencia a la ca&iacute;da de los tipos de inter&eacute;s en su <em>longue dur&eacute;e</em>. Examen del comportamiento de la actividad crediticia desde la aparici&oacute;n de la deuda p&uacute;blica en los albores de la modernidad europea a la presente vacilaci&oacute;n de la inversi&oacute;n y la oscilaci&oacute;n de los tipos de inter&eacute;s reales en torno a cero o en territorio negativo, que los sit&uacute;a por debajo de la tasa de inflaci&oacute;n. &iquest;Constituye todo ello un argumento en pro de la socializaci&oacute;n de los procesos de inversi&oacute;n del capital?</p> <p><strong>Dylan Riley</strong> rese&ntilde;a <em>The Crisis of Democratic Capitalism</em> de Martin Wolf. El principal columnista econ&oacute;mico del <em>Financial Times</em> culpa a los desequilibrios del capitalismo rentista de la actual desafecci&oacute;n pol&iacute;tica mostrada hacia las elites dominantes, eludiendo toda responsabilidad del comercio global.</p> <p><strong>Christoph Schuringa</strong> rese&ntilde;a <em>Schelling's Late Philosophy in Confrontation with Hegel</em>, de Peter Dews. Un l&uacute;cido estudio de la relaci&oacute;n entre dos sistemas filos&oacute;ficos tit&aacute;nicos.</p>
  • <p>La historia no est&aacute; escrita todav&iacute;a, pero es un momento crucial marcado por las amenazas de los totalitarismos neoliberales de ultraderecha, de la guerra y el genocidio. Repensar la vida en com&uacute;n en estos tiempos extra&ntilde;os es posible, pero para ello es preciso mirar d&oacute;nde estamos y obligarnos a redefinir las cuestiones m&aacute;s antiguas de la justicia social y de la pol&iacute;tica.</p> <p>Este libro no hace una predicci&oacute;n agorera. Es un aviso rabioso y dolorido. Se ti&ntilde;e del dolor y la rabia de quienes aman la vida y a la gente, de aquellos a quienes les importan todas las vidas y no se resignan a descartarlas.</p>
  • <p>El capitalismo est&aacute; atrapado en una aparente crisis interminable con estancamiento econ&oacute;mico y agitaci&oacute;n en todo el planeta. Mientras la atenci&oacute;n mundial ha estado obsesionada con el problema econ&oacute;mico, las condiciones ambientales globales han empeorado r&aacute;pidamente y confrontan a la humanidad con su crisis definitiva: la de la supervivencia a largo plazo.</p> <p>Karl Marx, inspirado por el qu&iacute;mico alem&aacute;n Justus von Liebig, argument&oacute; que la relaci&oacute;n del capitalismo con su entorno natural era la de un sistema de robo que condujo a una brecha irreparable en el metabolismo entre la humanidad y la naturaleza. En el siglo XXI, estas ideas cl&aacute;sicas sobre la degradaci&oacute;n de la tierra causada por el capitalismo se han convertido en la base de extraordinarios avances en la teor&iacute;a y la pr&aacute;ctica del ecosocialismo contempor&aacute;neo.</p> <p>En <em>El robo de la naturaleza</em>, Jhon Bellamy Foster y Brett Clark examinan el saqueo de la naturaleza a trav&eacute;s de la producci&oacute;n de mercanc&iacute;as y c&oacute;mo ha llevado a la actual brecha antropog&eacute;nica en el sistema terrestre. La crisis ecol&oacute;gica se extiende m&aacute;s all&aacute; de las cuestiones tradicionales de la de lucha de clases. Una ruptura corporal en la organizaci&oacute;n f&iacute;sica de los propios seres vivos que plantea cuestiones cr&iacute;ticas para la reproducci&oacute;n social, el capitalismo racial, el especismo alienado y el imperialismo ecol&oacute;gico. Siguiendo a Marx, nadie es due&ntilde;o de la Tierra. Debemos mantenerla, colectivamente, para las generaciones futuras y los innumerables y diversos habitantes del planeta. Debemos romper con el capitalismo.</p>
  • <p>&iquest;Podr&aacute; el capitalismo encontrar energ&iacute;a suficiente para satisfacer sus necesidades? Para responder a esta pregunta Sandrine Aumercier polemiza con distintos an&aacute;lisis elaborados desde corrientes ecologistas, marxistas y antindustriales. Su ensayo sigue la estela de autores como Robert Kurz, Moishe Postone o Anselm Jappe (autor del pr&oacute;logo), actualizando sus planteamientos. Relaciona la crisis energ&eacute;tica con la crisis del valor que se produce en el seno del sistema capitalista, refutando la tesis tecnoptimista seg&uacute;n la cual la m&aacute;quina nos liberar&aacute; del trabajo.</p> <p>La crisis energ&eacute;tica constituye un muro para el metabolismo capitalista, cuya demanda de energ&iacute;a aumenta permanentemente. El sistema se dirige hacia un <em>impasse</em> autodestructivo:&nbsp;no puede haber crecimiento econ&oacute;mico ilimitado en un mundo en el que los recursos tienden a agotarse. La autora se remonta hasta los or&iacute;genes de las leyes de la termodin&aacute;mica desvelando las incongruencias existentes en la base misma del productivismo. Tambi&eacute;n articula una cr&iacute;tica demoledora de las energ&iacute;as renovables desmontando el mito de la sustituibilidad.</p>
  • <p>Corre el a&ntilde;o 2047 y los estados de la parte m&aacute;s rica del mundo siguen confiando en que los mercados den con una soluci&oacute;n a la crisis ecol&oacute;gica que tambi&eacute;n a ellos les est&aacute; golpeando de lleno. Se han entregado subvenciones millonarias a proyectos tecnol&oacute;gicos poco fiables que han paliado ciertos s&iacute;ntomas, pero han tenido efectos secundarios desastrosos. Las empresas siguen exprimiendo beneficios como si la fiesta estuviera a punto de acabar. Regiones enteras se vuelven inhabitables, pero el saldo positivo de las cuentas de resultados indica que este es el camino.</p> <p>Ese es un futuro posible, pero existe una alternativa. Se llama socialismo de medio planeta.</p> <p>En este libro, a medio camino entre la hoja de ruta, el manifiesto pol&iacute;tico y la ficci&oacute;n ut&oacute;pica, Troy Vettese y Drew Pendergrass abren una v&iacute;a distinta para llegar a ese a&ntilde;o 2047. La renaturalizaci&oacute;n de la mitad del territorio planetario, un cambio generalizado a una dieta vegana, la planificaci&oacute;n global de la econom&iacute;a inspirada en la cibern&eacute;tica socialista y un movimiento pol&iacute;tico popular y heterog&eacute;neo son los ingredientes de esa exuberante propuesta</p> <p>&laquo;Un libro que no se parece a nada que hayas le&iacute;do antes.&raquo; &mdash;Andreas Malm</p>
  • <p>Asistimos a un incremento de megaproyectos e&oacute;licos y fotovoltaicos, cuyo vertiginoso despliegue sobre grandes extensiones de territorios ha despertado movilizaciones y resistencias de zonas rurales y grupos ecologistas en Espa&ntilde;a, y de pueblos ind&iacute;genas en M&eacute;xico, en el S&aacute;hara Occidental y en Noruega. </p> <p>Estos casos muestran que el colonialismo energ&eacute;tico se agudiza y se expande incluso a los territorios de las antiguas metr&oacute;polis. Es decir, los procesos de despojo que se han desarrollado en el Sur Global est&aacute;n alcanzando las periferias del Norte Global con las mismas din&aacute;micas de dominaci&oacute;n, pero con diferentes grados de violencia. Adem&aacute;s, se advierte que bajo esta l&oacute;gica ning&uacute;n territorio sobre la Tierra queda a salvo de ser devastado y, sin embargo, a&uacute;n colonizando todo el planeta, no se podr&aacute; mantener la demanda energ&eacute;tica actual de la econom&iacute;a capitalista.</p> <p>En este contexto, el libro que tiene en sus manos documenta que las defensas territoriales no se oponen a la transici&oacute;n energ&eacute;tica, por el contrario, su cr&iacute;tica pone al descubierto los l&iacute;mites de los megaproyectos renovables al tiempo que la poblaci&oacute;n exige transiciones decoloniales que respondan a las necesidades de las personas y no a los intereses corporativos, tal como se ha puesto de manifiesto en la consigna &iexcl;Renovables S&iacute;, pero no as&iacute;!</p>
  • Este segundo volumen de Corriente Cálida se fija en la supervivencia de la tradición socialista en nuestra realidad y en nuestra imaginación, y también sus posibles metamorfosis, sus renacimientos y los lugares de donde podría provenir el alimento de un neosocialismo climático.
  • <p>Para mucha gente, la reducci&oacute;n de la libertad humana a esa caricatura de la &laquo;libertad de ir de ca&ntilde;as&raquo; en tiempos de pandemia ha supuesto un est&iacute;mulo para re flexionar sobre ese valor b&aacute;sico que llamamos <em>libertad</em>. &iquest;Qu&eacute; quiere decir libertad en un mundo de m&uacute;ltiples determinaciones, y donde &mdash;como los agentes morales que somos&mdash; estamos sujetos a muchas responsabilidades? Pero por otra parte &iquest;no estaremos viviendo en un mundo determinista, y quiz&aacute; nos enga&ntilde;amos al plantear las preguntas anteriores? En particular, &iquest;los avances recientes en neurociencia no mostrar&iacute;an que la libertad es una ilusi&oacute;n? </p> <p>Interrogantes semejantes nos asaltan cuando nos asomamos al problema filos&oacute; fico de la libertad humana, que recorre la entera historia del pensamiento. Este libro trata de mostrar la realidad de la libertad, situ&aacute;ndola a la vez en el dif&iacute;cil contexto que es el nuestro: la crisis ecol&oacute;gico-social (<em>overshoot</em>: estamos sobrepasando los l&iacute;mites biof&iacute;sicos del planeta Tierra) en el Siglo de la Gran Prueba.</p>
  • <p>En este volumen colectivo se intenta contribuir a la problematizaci&oacute;n del reparto del espacio, mediante art&iacute;culos y entrevistas a personas que viven en diversos entornos f&iacute;sicos y sociales. Cuatro art&iacute;culos de fondo enmarcan el problema de la propiedad, distribuci&oacute;n y uso del espacio, tanto en el campo como en la ciudad, y siete entrevistas a personas de oficios y situaciones diversas ponen cuerpo a la cuesti&oacute;n.</p> <p>Llevamos ya un tiempo rondando a lo que, a falta de una forma de consenso, podemos llamar transici&oacute;n ecol&oacute;gica, o ecosocial si se quiere ampliar el foco. Entendamos esto como el conjunto de tareas necesarias para pasar de una sociedad basada en el consumo ingente de recursos, y en concreto de combustibles f&oacute;siles, y que convierte dicho consumo en desigualdad humana y degradaci&oacute;n ecol&oacute;gica a una sociedad m&aacute;s justa, donde la mayor&iacute;a de energ&iacute;a consumida provenga de fuentes renovables y cuyo impacto en la biosfera sea mucho menor. Luego los detalles ya los pone cada uno. No es que antes no se hablara de ello, pero est&aacute; claro que el tema y el concepto pasaron al mainstream no m&aacute;s tarde de junio de 2018, con la creaci&oacute;n de un ministerio supuestamente dedicado por completo a tal tarea. Luego vino la pandemia, y la oportunidad de salir mejores de ella que, de momento, se est&aacute; concretando en la asignaci&oacute;n de miles de millones de euros en fondos de recuperaci&oacute;n y digitalizaci&oacute;n. Esta es, a nivel europeo y estatal, la primera manifestaci&oacute;n del asunto. No ha tardado mucho en ser evidente que la transici&oacute;n ecol&oacute;gica es una tarea tan pol&iacute;tica como t&eacute;cnica, como m&iacute;nimo.</p> <p>Salvo para los m&aacute;s fervorosos defensores de la tecnolog&iacute;a como entidad independiente de la sociedad, es obvio para cualquiera que las decisiones de c&oacute;mo, d&oacute;nde y para qu&eacute; y qui&eacute;nes se producir&aacute; la energ&iacute;a que debe sustituir a la f&oacute;sil es una decisi&oacute;n pol&iacute;tica. Esto mismo es v&aacute;lido para cuestiones centrales a nuestras vidas tales como qu&eacute; vamos a comer, cu&aacute;nto y en qu&eacute; vamos a trabajar, d&oacute;nde vamos a vivir, c&oacute;mo nos vamos a mover de un sitio a otro. Las respuestas a estas preguntas son variadas e importantes, pero hay al menos una cosa &ndash;probablemente haya m&aacute;s&ndash; que tienen en com&uacute;n: todas tienen que ver con el espacio, su uso y su reparto.</p> <p>Ilustraciones interiores de Virginia Argumosa, Adara S&aacute;nchez y Marta Endrino</p>
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