<p>Conservadores y reaccionarios de todas las &eacute;pocas e ideolog&iacute;as han acusado al comunismo de querer destruir la familia, una acusaci&oacute;n que en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas se ha extendido tambi&eacute;n a los sectores m&aacute;s radicales del feminismo y el movimiento LGTBQ. Presentan a las revolucionarias como ego&iacute;stas incapaces de sentir amor por sus abuelas, como desalmadas que buscan destruir cualquier tipo de v&iacute;nculo afectivo. Sin embargo, lo que puede verse detr&aacute;s de estas acusaciones es su propio miedo a la destrucci&oacute;n del orden social que asegura la explotaci&oacute;n de la que se benefician. Puede verse, en definitiva, que la familia es una pieza clave en el mantenimiento de la dominaci&oacute;n. &iquest;Y qu&eacute; revolucionaria no querr&iacute;a hacer saltar esa dominaci&oacute;n por los aires?</p> <p>El marxismo <em>queer</em> no quiere destruir los lazos afectivos, sino preservarlos del desgaste y la mercantilizaci&oacute;n a que los somete el capitalismo y expandirlos m&aacute;s all&aacute; de los l&iacute;mites impuestos por el cisheteropatriarcado. Abrir los horizontes para imaginar una comunizaci&oacute;n de los cuidados y del amor. Las comunistas queer no quieren quitarte a tu abuela, sino hacer que florezcan cien abuelas. Porque para cada proletarie, todes les proletaries del mundo son su familia.</p>