<p>&laquo;Repensar el Estado espa&ntilde;ol supone asumir el derecho del pueblo catal&aacute;n a decidir su futuro en un refer&eacute;ndum.<br /> Y, a partir de ah&iacute;, discutir en Catalunya y en Espa&ntilde;a un modelo de Estado que no solo reconozca la naci&oacute;n catalana, sino que apueste por una conformaci&oacute;n estatal donde se refleje y se asuma (de una vez) nuestra realidad plurinacional; sin olvidar, por supuesto, que dicha ordenaci&oacute;n debe poder articularse tambi&eacute;n a trav&eacute;s de medios administrativos nuevos que obedezcan a un proyecto de pa&iacute;s ligado a la justicia social y a la soberan&iacute;a popular. Y lo que vale para Catalunya es extensible a Euskadi y al resto de naciones hist&oacute;ricas, si as&iacute; lo exigen la mayor&iacute;a de sus ciudadanos y de sus organizaciones de la sociedad civil.<br /> Necesitamos construir un esp&iacute;ritu republicano de fraternidad, el de la res publica, como motor de un impulso constituyente; un impulso que late en todo el pa&iacute;s desde el 15M, un proceso general espa&ntilde;ol que no ser&aacute; posible sin la colaboraci&oacute;n de las hermanas y los hermanos catalanes&raquo;.<br /> Pablo Iglesias</p>