explotación

  • <p>Los ensayos que conforman este volumen se ofrecen como un puente entre las concepciones y luchas del movimiento obrero ?pasado? (de los siglos XIX y XX) y los nuevos movimientos que irrumpieron con la ?revoluci&oacute;n inconclusa? de la d&eacute;cada del ?60. Caffentzis se propone dotar de base te&oacute;rica a las luchas en un contexto en el que las mutaciones del capital obligan ?seg&uacute;n una imagen tomada de Frantz Fanon? a ?estirar? los conceptos cl&aacute;sicos para hacerlos iluminar las formas actuales que adopta la explotaci&oacute;n y el rechazo del trabajo. La categor&iacute;a de trabajo se extiende, as&iacute;, hasta alcanzar una multiplicidad de terminales donde la explotaci&oacute;n queda velada. O hasta volverse el par trabajo/energ&iacute;a, clave para comprender la crisis energ&eacute;tica y financiera. El concepto de acumulaci&oacute;n originaria tambi&eacute;n se estira y se vuelve proceso en curso: las sucesivas crisis del capitalismo demandan nuevos cercamientos, con sus cuotas de violencia y despojo, sobre la tierra y sobre todas las formas de vida social. Una manera renovada de asumir la lucha de clases que pone en el centro el problema de los comunes como un modo de enfrentar al capitalismo en su fase totalitaria. Una lucha que involucra la producci&oacute;n y reproducci&oacute;n de la vida; la solidaridad entre trabajadores, mundo animal y naturaleza.</p>
  • <p>Hay pocas fronteras restantes en nuestro planeta, pero quiz&aacute;s las m&aacute;s salvajes y menos entendidas son los oc&eacute;anos: demasiado grandes para la polic&iacute;a y sin una autoridad internacional clara, estas inmensas regiones de aguas traicioneras albergan la criminalidad y la explotaci&oacute;n desenfrenadas. Aprovechando cinco a&ntilde;os de investigaci&oacute;n period&iacute;stica peligrosos e intr&eacute;pidos, a menudo a cientos de millas de la costa, Ian Urbina nos presenta a los habitantes de este mundo oculto. A trav&eacute;s de sus historias de asombroso coraje y brutalidad, supervivencia y tragedia, descubre una red mundial de crimen y explotaci&oacute;n que emana de las industrias pesquera, petrolera y naviera, y de la que dependen las econom&iacute;as del mundo. Tan apasionante como una historia de aventuras y con una sorprendente exposici&oacute;n.</p>
  • <p>El &quot;futuro del trabajo&quot; es el tema del momento en el peque&ntilde;o mundo de la &quot;gobernanza global&quot;. Casi todas las organizaciones internacionales lo han convertido en una prioridad, sin mencionar los think tanks y otras empresas de consultor&iacute;a. Su punto com&uacute;n: piense en este futuro desde el estrecho &aacute;ngulo de la &quot;cuarta revoluci&oacute;n industrial&quot; con sus robots, impresoras 3D y plataformas digitales para vender mejor las (des)regulaciones de trabajo. &iquest;Pero de qu&eacute; trabajo estamos hablando exactamente? &iquest;Para qui&eacute;n son estos discursos y an&aacute;lisis? &iquest;Para qu&eacute; fines? Hoy, tres cuartas partes de los trabajadores del mundo pertenecen a lo que se puede llamar el Sur global. Su abrumadora mayor&iacute;a sin acceso a un trabajo formal o protecciones sociales. Las impresoras 3D y los algoritmos son la menor de sus preocupaciones. Sin embargo, estos son los grandes ausentes del debate sobre el &quot;futuro del trabajo&quot;. Es urgente criticar y denunciar este &quot;debate&quot; pensado y organizado por multinacionales y Estados, sobre todo desde el punto de vista de aquellos que persisten en la marginaci&oacute;n.</p>
  • <p>&laquo;El 1 de mayo es un momento de afirmaci&oacute;n, de amor a la vida y de llegada de la primavera, as&iacute; que ha de ser algo as&iacute; como el principio del fin del sistema capitalista de explotaci&oacute;n, opresi&oacute;n, guerra y miseria generalizada y trabajo esclavo&raquo;. Esto escribe el famoso historiador Peter Linebaugh en este compendio esencial de reflexiones sobre un 1 de mayo tan denigrado y al mismo tiempo tan glorioso y el&eacute;ctrico.</p> <p>Es un d&iacute;a en el que el rico y el poderoso se esconden llenos de miedo y hacen que el parlamento proh&iacute;ba la fiesta de mayo -un d&iacute;a magn&iacute;fico y descontrolado de renacimiento, renovaci&oacute;n y rechazo-. Estas reflexiones sobre el rojo y el verde -en los cuales probablemente descansa la &uacute;nica esperanza para el futuro- est&aacute;n pobladas por las opiniones de la anarco-comunista nativa americana Lucy Parsons, el movimiento sindical Dodge Revolutionary Union Movement, Karl Marx, Jos&eacute; Mart&iacute;, W.E.B. Du Bois, Rosa Luxemburg, SNCC y una larga lista de nombres sensibles y ricos</p>
  • <p>Esta emigraci&oacute;n de supervivencia ofrece a las se&ntilde;oras de la fresa oportunidades de emancipaci&oacute;n y autonom&iacute;a. Es &uacute;til a Espa&ntilde;a y Marruecos por medio de un deal que puede parecer inaceptable y plantea una cuesti&oacute;n &eacute;tica: mujeres contra fresas. &iquest;Las mujeres espa&ntilde;olas habr&iacute;an aceptado esas condiciones para recolectar las fresas? &iexcl;No! &iquest;Habr&iacute;an aceptado separarse de sus hijos durante tres meses o m&aacute;s? &iexcl;No! Se busc&oacute;, por tanto, no muy lejos, obreras d&oacute;ciles, con criterios muy estrictos para que estas indeseadas no permanecieran en territorio espa&ntilde;ol. &iquest;Puede imaginarse siquiera a miles de mujeres espa&ntilde;olas trabajando en los invernaderos de fresas por un salario miserable en una regi&oacute;n que se enriquece gracias a la comercializaci&oacute;n del oro rojo? Enseguida habr&iacute;an aparecido denuncias contra las condiciones de trabajo y alojamiento, contra la dureza del trabajo, y reivindicaciones salariales. &iquest;Qu&eacute; otro trabajo impone a los adultos una vida en colectividad sin el m&aacute;s elemental respeto al derecho a la intimidad? Los procesos de emancipaci&oacute;n no deben hacernos olvidar la precariedad y las condiciones de reclutamiento de estas mujeres, elegidas entre las m&aacute;s fr&aacute;giles, desde un punto de vista social, de su pa&iacute;s. Todos estos factores persiguen evitar la menor rebeli&oacute;n, la menor reivindicaci&oacute;n, por peque&ntilde;a que sea.</p>
  • <p>Aunque las ideas propias de la socialdemocracia flotaban en el ambiente desde hac&iacute;a algunas d&eacute;cadas, no fue hasta 1889 que se constituy&oacute; la II Internacional como partido pol&iacute;tico de clase que deb&iacute;a abolir la explotaci&oacute;n y la injusticia. La clase obrera asum&iacute;a as&iacute; que la emancipaci&oacute;n ser&iacute;a obra de la propia clase obrera, vinculando su &eacute;xito a su capacidad de convertirse en un sujeto pol&iacute;tico capaz de conquistar el poder.</p> <p>En el congreso de Frankfurt (1951) la socialdemocracia abandon&oacute; formalmente el marxismo como referente ideol&oacute;gico, y acept&oacute; el capitalismo, si bien puso &eacute;nfasis en la necesidad de intervenir en la econom&iacute;a. En la d&eacute;cada de los treinta del siglo pasado, Keynes cuestion&oacute; te&oacute;ricamente los planteamientos de la econom&iacute;a liberal, abriendo la &eacute;poca dorada del Estado de bienestar. Pero en la segunda mitad de la d&eacute;cada de los a&ntilde;os sesenta el modelo empez&oacute; a dar muestras de agotamiento. La salida, liderada por Tony Blair y teorizada por Anthony Giddens, implic&oacute; la renuncia definitiva a las premisas sobre las que se hab&iacute;a construido la socialdemocracia, aceptando sin ambages el orden neoliberal.</p> <p>Hoy, la socialdemocracia est&aacute; lejos de perseguir los objetivos que estableci&oacute; cuando se constituy&oacute;, y lejos de constituir un referente indiscutible de la clase obrera, enfrent&aacute;ndose al reto de reinventarse de nuevo.</p>
  • <p>Los cr&iacute;ticos de Marx, durante m&aacute;s de un siglo, han proclamado la existencia de contradicciones internas en las teor&iacute;as del valor, la ganancia y en diversas cr&iacute;ticas econ&oacute;micas contenidas en <em>El capital</em>. El presente libro, bas&aacute;ndose en trabajos que comenzaron a principios de los ochenta, pone en tela de juicio y refuta esas acusaciones.</p> <p>Al hacerlo, elimina la excusa principal que permite descalificar las teor&iacute;as de Marx en su forma original, y permite rechazar las diversas tentativas de &ldquo;corregirlo&rdquo;, fragmentarlo o subsumirlo en una u otra escuela econ&oacute;mica.</p> <p>Esta obra demuestra, pues, la inexistencia de contradicciones l&oacute;gicas internas al formular una interpretaci&oacute;n de las teor&iacute;as de Marx plena de sentido y coherencia.</p>
  • <p>Muhammad Ali es el boxeador m&aacute;s grande de todos los tiempos, pero tambi&eacute;n la fotograf&iacute;a del mundo contempor&aacute;neo y de sus ambivalencias. Por un lado, el p&uacute;gil es icono de la sociedad de mercado y de su luminosa publicidad; por otro, es s&iacute;mbolo de los movimientos contestatarios de las d&eacute;cadas de los sesenta y setenta: anima el impulso del movimiento contra la guerra del Vietnam y la segregaci&oacute;n de los negros.&nbsp;</p> <p>El boxeador de Lousville hace de la elocuencia un arma formidable: sus insultos, sus poes&iacute;as agresivas y las predicciones sobre qui&eacute;n ganar&aacute; el combate hacen aflorar sobre el cuadril&aacute;tero el equivlente de un sofista negro. Muhammad Ali anticipa as&iacute; el mundo actual, en el que el trabajo est&aacute; ligado a la explotaci&oacute;n de la capacidad humana de hablar.&nbsp;</p>
  • <p>La devastadora crisis financiera desatada en 2008 ha multiplicado la presencia en nuestra sociedad de la figura del &laquo;emprendedor&raquo;. Con el colapso del modelo laboral tradicional, la democratizaci&oacute;n del emprendedor parece ser la &uacute;nica respuesta que las instituciones son capaces de ofrecer ante la burbuja del trabajo y la escasez de empleo.&nbsp;</p> <p>M&aacute;s que como una figura econ&oacute;mica, este nuevo emprendedor se entiende como el portador cultural y social que re&uacute;ne el esp&iacute;ritu del nuevo hombre acorde al proyecto de clase neoliberal. En esta tesitura, emprender significa lograr convertirse uno mismo en un producto que se ofrece a otros, los que ostentan capital, llamando su atenci&oacute;n para que vean en tu persona un valor a explotar, a emplear. Ya no hay nada que no se mida y se entienda como una relaci&oacute;n empresarial; nacemos como deudores, culpables de no lograr adaptarnos a los ritmos de la competencia. Nos convencemos de ello cuando, carne de coaching y autoayuda, recorremos el camino a la servidumbre y nos hundimos en la charca de los perdedores.</p> <p>Solo siendo capaces de organizarnos, de manera que la cooperaci&oacute;n domine a la competencia, podremos empezar a construir la subversi&oacute;n contra el totalitarismo de la empresa-mundo. Para esta ardua tarea contamos con dos aliados de lujo. Por un lado, Homer Simpson es nuestro hombre; a trav&eacute;s de &eacute;l descubrimos qui&eacute;nes somos. En el mismo equipo juega Lenin, pero el Lenin publicista, no la momia. O lo damos nosotros o nos lo dan a nosotros: renta b&aacute;sica o empleabilidad, democracia o barbarie.</p>
  • <p>Una oleada de suicidios durante el a&ntilde;o 2010 en la ciudad-f&aacute;brica de Foxconn, en Shenzhen, sac&oacute; a la luz las condiciones infrahumanas en las que vive y trabaja su plantilla laboral, formada en su mayor&iacute;a por j&oacute;venes y migrantes, llegados de diferentes regiones rurales de China.</p> <p>Esta empresa es la mayor fabricante mundial de componentes electr&oacute;nicos y da servicio a compa&ntilde;&iacute;as como Apple, Amazon o Google. El c&aacute;ndido discurso de Silicon Valley &mdash;&laquo;el sentimiento de construir un mundo mejor gracias a la tecnolog&iacute;a&raquo;&mdash; contrasta con las condiciones neoesclavistas que padecen las y los trabajadores de Foxconn, basadas en un taylorismo extremo y en una disciplina y vigilancia militarizadas, dentro y fuera de la cadena de montaje.</p> <p>Este libro recoge los testimonios de Yang, un estudiante y obrero industrial; Tian Yu, trabajadora migrante que sobrevivi&oacute; a un intento de suicidio; y Xu Lizhi, que antes de poner fin a sus d&iacute;as dej&oacute; escritas descarnadas poes&iacute;as que nos adentran en las fauces del sistema de Foxconn. Estos poemas, como el resto de textos, cuestionan el beneficio tecnol&oacute;gico, desde ese &laquo;otro lado del mundo&raquo;, en relaci&oacute;n con el coste humano, ecol&oacute;gico y social que entra&ntilde;a.</p> <p><em>&laquo;Hemos perdido el valor que nos corresponde como seres humanos y nos hemos convertido en una extensi&oacute;n de las m&aacute;quinas, su ap&eacute;ndice, s&iacute;, su esclavo. Muchas veces pensaba que la m&aacute;quina era mi amo y se&ntilde;or, cuyo cabello ten&iacute;a que peinar como un esclavo.&raquo;</em></p>
  • <p>Marx entendi&oacute; el capitalismo como una etapa necesaria para llegar a una sociedad sin clases en un mundo sin escasez. Fascinado por la potencia productiva del capitalismo industrial que tan ferozmente combat&iacute;a, dej&oacute; de lado la explotaci&oacute;n del trabajo no asalariado, el trabajo no pagado de las mujeres dedicado a la reproducci&oacute;n de la mano de obra; un trabajo que consideraba natural y arcaico. Estas dos limitaciones del trabajo te&oacute;rico de Marx marcaron en enorme medida el desarrollo de las teor&iacute;as y luchas marxistas, centradas desde entonces en la f&aacute;brica y casi siempre magnetizadas por el fetichismo tecnol&oacute;gico.<br /> <br /> Silvia Federici y otras feministas de los a&ntilde;os setenta, tomando a Marx pero siempre m&aacute;s all&aacute; de Marx, partieron de su idea de que &quot;el capitalismo debe producir el m&aacute;s valioso medio de producci&oacute;n, el trabajador mismo&quot;. A fin de explotar esta producci&oacute;n se estableci&oacute; el patriarcado del salario. La exclusi&oacute;n de las mujeres del salario otorga un inmenso poder de control y disciplina a los varones a la vez que esvaloriza e invisibiliza su trabajo. Esta invisibilizaci&oacute;n no solo es &uacute;til para explotar el gigantesco &aacute;mbito de la reproducci&oacute;n de la fuerza de trabajo. Al mismo tiempo, y al igual que la desvalorizaci&oacute;n de otras muchas figuras (esclavos, colonizados, migrantes), sirve al capitalismo en su principal objetivo: construir un entramado de desigualdades en el cuerpo del proletariado mundial que le permita reproducirse.</p>
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