<p>En un lugar de Extremadura de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que viv&iacute;a un intr&eacute;pido empresario que comenz&oacute; acarreando chatarra con un burro y que, gracias a su constancia y esp&iacute;ritu aventurero, es hoy, con gran diferencia, el m&aacute;s rico y mayor benefactor de todos los habitantes de esta regi&oacute;n. As&iacute; empieza la cr&oacute;nica oficial sobre el ingenioso empresario Alfonso Gallardo, promotor de la refiner&iacute;a que se pretende instalar en Extremadura y exponente visible del principal emporio pol&iacute;tico-econ&oacute;mico construido en las dos &uacute;ltimas d&eacute;cadas.</p>