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<p><em>La Madeja</em> vuelve un año después con algunos cambios. El más importante, quizás, es que abandonamos las secciones para hacer números monográficos. Hemos elegido como punto de encuentro, para empezar, el tema del cuerpo.</p> <p>El cuerpo, así, sin más indicaciones, el cuerpo como significante abierto, dispuesto a llenarse de diferentes significados. Ésa ha sido nuestra intención al invitar a algunas personas que, desde distintos posicionamientos teóricos y sobre todo vitales, trabajan sobre/desde/en/a través del cuerpo. Así, en este nuevo número podemos encontrar un buen muestrario de cuerpos: cuerpos, presencia y voz que buscan hacer un hueco a las palabras, cuerpos de mujeres que envejecen, cuerpos atravesados por un sistema que los niega y los objetiviza, cuerpos de mujeres que buscan hacerse grandes a través del placer, cuerpos que son nombrados fuera de la lógica de la supuesta normalidad, cuerpos de mujeres fotografiados en las cárceles de Argentina, cuerpos masculinos que reflexionan sobre su cuerpo, sobre el lenguaje que lo narra, cuerpos que habitan las guerras, cuerpos que dialogan con la palabra poética, cuerpos de otros continentes, cuerpos que bailan, cuerpos que resisten, cuerpos que se encuentran frente a los espejos, cuerpos herejes, cuerpos que se adornan, cuerpos doloridos, cuerpos que dan a luz, cuerpos que dan luz… Cuerpos.</p>
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<p>De la emancipación de la servidumbre a las herejías subversivas, un hilo rojo recorre la historia de la transición del feudalismo al capitalismo. Todavía hoy expurgado de la gran mayoría de los manuales de historia, la imposición de los poderes del Estado y el nacimiento de esa formación social que acabará por tomar el nombre de capitalismo no se produjeron sin el recurso a una extrema violencia. La acumulación originaria exigió la derrota de los movimientos campesinos y urbanos, que normalmente bajo la forma de la herejía religiosa reivindicaron y pusieron en práctica diversos experimentos de vida comunal y reparto de la riqueza. Su aniquilación abrió el camino a la formación del Estado moderno, la expropiación y cercado de las tierras comunes, la conquista y expolio de América, la apertura del comercio de esclavos a gran escala y una guerra contra las formas de vida y las culturas populares que tomó a las mujeres como su principal objetivo.</p> <p>Al analizar la quema de brujas, Federici no sólo desentraña uno de los episodios más inefables de la historia moderna, sino el corazón de una poderosa dinámica de expropiación social dirigida sobre el cuerpo y la reproducción femenina. Ésta constituye a un tiempo el acta de nacimiento de nuestra época como el registro de unas voces imprevistas (las de los subalternos: Calibán y la bruja) que todavia hoy resuenan con fuerza en las luchas que resisten a la continua actualización de la violencia originaria.</p>
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<p><em>Masculinidad femenina</em> es un clásico de los estudios queer. Judith Halberstam realiza en este libro un itinerario apasionante por las diferentes formas de masculinidad que han sido desarrolladas por las mujeres en los últimos tres siglos: desde las mujeres que vivían haciéndose pasar por hombres en los siglos XVIII y XIX, hasta las nuevas culturas actuales transgéneros, drag kings, transexuales masculinos, pasando por el estudio de importantes subculturas lesbianas como la cultura butch-femme, y el análisis de la masculinidad femenina en el cine. Muchas de estas formas de masculinidad habían sido englobadas bajo el calificativo demasiado totalizador de “lesbianas”. Halberstam reinterpreta con gran rigor histórico cada una de estas formas de masculinidad, y nos revela que los géneros y las sexualidades son mucho más complejos y diversos de lo que supone el sistema heterocentrado en que vivimos. Un sistema que las mujeres masculinas han conseguido desafiar y subvertir.</p> <p>Javier Sáez</p>