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<p>Transitar de la cosmovisión, que no re-conoce más que lo que ve o encaja en su mirar, a la cosmosonoridad, que (nos) re-presenta lo ajeno que aún no conocemos. Superar, en tanto que ir más allá, lo limitado del método y sus categorías, de la ciencia y sus criterios, de la epistemología del Norte global, para llegar a la voz y su sonido, al diálogo y su comunión, para unirnos con las otras y los otros. Dejar de lado la objetivación del contar para adentrarnos en el sentir del cantar.</p> <p><em>Cosmosonoridades</em>, que hay que leer como una conversación, persigue ampliar las experiencias plurales disponibles del mundo y de sus mundos. Junto a otras realidades históricas y contemporáneas auto-representadas en conciencia plena, esta obra localiza las emergencias cosmosonoras del cante-gitano y de la canción-gyu. De los contactos y encuentros producidos entre ambas culturas brota la siguiente consideración y esperanza: sus sonoridades vernáculas son más que música, son epistemologías del sentir.</p> <p>En este debate-conversación, Iván Periáñez nos invita a re-pensar estas músicas del Sur global como saberes, prácticas y vivencias, reivindicando que corresponden a patrimonios legados y situados que suponen alternativas disponibles y posibles frente a la universalidad eurocentrada y sus colonialismos. Con la escucha-aprendizaje de estos saberes, que son desconocidos, folclorizados u omitidos por el Norte global, podemos constituir desde nuestros cuerpos una genuina justicia, podemos bailar hacia la emancipación.</p>
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<p>Hablar de Lola Flores es hablar de una de las artistas más importantes de la historia de nuestro país. Con su talento natural consiguió teñir de color una España en blanco y negro que agonizaba bajo el yugo de la dictadura franquista y, una vez terminada, supo reconvertirse y desarrollar una fructífera carrera en la música, el cine y la televisión hasta el mismísimo día de su muerte.</p> <p>Entre sus hazañas como personaje público, se cuentan la de haber vivido una vida absolutamente libre, llegando a mantener una relación con un hombre casado veinte años mayor que ella o haber abortado de forma clandestina en varias ocasiones. Y no solo buscó su libertad, sino también la de los demás: fue una gran defensora del colectivo LGTBIQ+ en un momento en el que no era nada fácil serlo y se convirtió en una abandera (in)voluntaria del feminismo cuando este movimiento era tan solo el germen de lo que ahora es.</p> <p>Por eso, en el centenario de su nacimiento, esta obra se dispone a hacer una relectura de su figura desde una perspectiva disidente. Gracias a textos de autoras como Lidia García, conductora del pódcast <em>¡Ay, campaneras!</em>; Nerea Pérez de las Heras, responsable del exitoso monólogo teatral <em>Feminismo para torpes</em>; la periodista Pepa Blanes o el bailarín de flamenco e investigador Fernando López, entre otras, intentaremos desentrañar uno de los mayores misterios que ha dado la cultura popular de este país: el de aquella jovencita de Jerez que llegó a Madrid decidida a comerse el mundo y que, aunque ni cantaba ni bailaba, consiguió dejar su nombre grabado a fuego en el imaginario colectivo de un pueblo que, por mucho que pase el tiempo, se niega a olvidarla.</p> <p>Con artículos de Carlos Barea, Lidia García, Noelia Cortés, Nerea Pérez de las Heras, Daniel María, Carlos Carvento, Fernando López, Pepa Blanes y Álex Ánder.</p>
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<p>Si este libro lleva el título de <em>Historia queer del flamenco</em> es, al menos, por dos razones. En primer lugar, porque una de mis motivaciones fundamentales como investigador y artista ha sido buscar, analizar y reivindicar figuras y espacios «marginales» del flamenco que no aparecían en los manuales habituales sobre este arte y cuya ausencia daba, a mi entender, una imagen distorsionada sobre quiénes, dónde y cómo han hecho «flamenco» —y por qué— a lo largo de su reciente historia. Este grupo de gente «rara» incluye a feministas, travestis, machorras y afeminados, pero también a gitanos, personas con diversidad funcional e intelectual, guiris y artistas «incomprensibles» empeñados en hacer las cosas «de otra manera» sin renunciar por ello a la categoría de flamenco. </p> <p>En segundo lugar, lo queer de esta Historia es mi mirada, que intento desviar para hablar del cuerpo y desde el cuerpo, abandonando debates bizantinos sobre purezas e impurezas, anécdotas sobre la vida de los artistas que se hallan completamente desligadas de los procesos de creación; mitologías sobre «genios» que parecen más profetas que artistas y que parecen hacer arte en solitario y completamente desligados de sus colaboradores y del momento histórico, social, económico y artístico en el que vivieron.</p>