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  • QATAR

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    <p>El Mundial de Qatar 2022 es la competici&oacute;n deportiva de la historia con m&aacute;s obreros muertos en la construcci&oacute;n de infraestructuras (aproximadamente 7.000 trabajadores). Esta edici&oacute;n de la Copa del Mundo de f&uacute;tbol tiene por sede un pa&iacute;s cuyo r&eacute;gimen somete totalmente a las mujeres a la tutela masculina, persigue y pena con prisi&oacute;n la homosexualidad, permite la tortura a presos y proh&iacute;be los derechos sindicales y de libertad de expresi&oacute;n, de conciencia y de reuni&oacute;n.</p> <p>A golpe de talonario estos jeques han comprado voluntades pol&iacute;ticas, deportivas y de los mercados para blanquear su teocracia carente de libertades, donde no se respetan los derechos humanos, y en la que manda un aut&oacute;crata que es agasajado por los c&iacute;nicos Estados occidentales y sus medios de comunicaci&oacute;n. Una red de intereses internacional cuya sombra llega hasta nuestras instituciones y empresas.</p> <p>Siguiendo nuevamente el rastro de los negocios convenidos en palcos y despachos del mundo del f&uacute;tbol moderno, Fonsi Loaiza nos muestra la podredumbre y corrupci&oacute;n que han posibilitado la celebraci&oacute;n del que ser&aacute; recordado como uno de los eventos deportivos m&aacute;s infames de la historia.</p>
  • <p>En pocos decenios, el deporte se ha convertido en una potencia mundial ineludible, la nueva y verdadera religi&oacute;n del siglo XXI. Su liturgia singular moviliza al mismo tiempo y en todo el mundo a inmensas masas agolpadas en los estadios o congregadas ante las pantallas de todo tipo y tama&ntilde;o que los aficionados visualizan de manera compulsiva. Estas masas gregarias, obedientes, muchas veces violentas, movidas por pulsiones chovinistas, a veces xen&oacute;fobas o racistas, est&aacute;n sedientas de competiciones deportivas y reaccionan euf&oacute;ricas a las victorias o a los nuevos r&eacute;cords, mientras permanecen indiferentes a las luchas sociales y pol&iacute;ticas, sobre todo la gente joven.</p> <p>La propia organizaci&oacute;n de un deporte de alcance planetario, fundamentado en un orden piramidal opaco, se ha erigido y consolidado como un modo de producci&oacute;n y reproducci&oacute;n socioecon&oacute;mico que lo invade todo. El deporte, convertido ya en espect&aacute;culo total, se afirma como el medio de comunicaci&oacute;n exclusivo, capaz de estructurar en toda su profundidad el d&iacute;a a d&iacute;a de millones de personas, desde la fisonom&iacute;a de las ciudades, hasta los ritmos de trabajo y la estructuraci&oacute;n del tiempo libre.</p> <p>El nuevo r&eacute;cord, la mejora del rendimiento, el sometimiento del cuerpo por encima de los l&iacute;mites humanos, se convierte en la base del espect&aacute;culo, en su &uacute;nica motivaci&oacute;n, en el fin que lo justifica todo, por lo que el dopaje y las intervenciones-agresiones en el cuerpo del atleta se han convertido en la normalidad de un deporte que juega al escondite con los controles antidoping, mientras los deportistas se lanzan a una carrera alcocada contra su propia vida.</p> <p>Apisonadora aniquiladora de la Modernidad decadente, el deporte-espect&aacute;culo lamina todo a su paso y deviene el proyecto de una sociedad sin proyecto.</p> <p>&nbsp;</p>
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