<p>En un momento en que el acceso a la informaci&oacute;n es pr&aacute;cticamente ilimitado, nuestra atenci&oacute;n se ha convertido en un producto fundamental para el mercado. &iquest;Sentimos que desaf&iacute;an nuestra atenci&oacute;n? Los negocios de Occidente dependen de ello. En casi cada momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a un aluvi&oacute;n de mensajes, incentivos publicitarios, marcas, redes sociales y otros esfuerzos para captar nuestra atenci&oacute;n. Pocos momentos o espacios cotidianos permanecen intactos por los &laquo;comerciantes de atenci&oacute;n&raquo;. Pero Tim Wu sostiene que esta condici&oacute;n no es simplemente el subproducto de innovaciones tecnol&oacute;gicas recientes, sino el resultado de m&aacute;s de un siglo de crecimiento y expansi&oacute;n de las industrias que se nutren de la atenci&oacute;n humana. Desde el nacimiento de la publicidad hasta la explosi&oacute;n de la web m&oacute;vil; de la invenci&oacute;n del correo electr&oacute;nico a los monopolios de atenci&oacute;n de Google y Facebook; desde Ed Sullivan hasta marcas famosas como Oprah Winfrey, Kim Kardashian y Donald Trump, el modelo de negocio b&aacute;sico de los comerciantes de atenci&oacute;n no ha cambiado: desv&iacute;o gratuito a cambio de un momento de nuestra consideraci&oacute;n, que a su vez es vendido al anunciante con la oferta m&aacute;s alta.</p>