<p><span class="Estilo29">Margarita Henr&iacute;quez Lla&ntilde;a naci&oacute; en Madrid, en la calle R&iacute;os Rosas, el 3 de noviembre de 1933. Su padre, Jorge Henr&iacute;quez N&uacute;&ntilde;ez que hab&iacute;a cursado estudios en Nueva York, fue director durante la Rep&uacute;blica del Hospital General de la calle General Arrando; republicano y mas&oacute;n, sufri&oacute; la consiguiente represi&oacute;n </span><span class="Estilo29">y persecuci&oacute;n tras la victoria del fascismo en 1939. Su madre, Josefina Lla&ntilde;a, tambi&eacute;n republicana, fue funcionaria por oposici&oacute;n del Instituto de Higiene Militar. La infancia de nuestra autora transcurri&oacute; en el Madrid asediado de la guerra y en diferentes instituciones franquistas tras la derrota republicana. Contrajo matrimonio en 1958 y, al a&ntilde;o siguiente, pas&oacute; </span><span class="Estilo29">a residir con su marido en Argentina. Enviud&oacute; en 1971, con dos hijos nacidos en La Plata, y se gan&oacute; la vida como profesional de la fotograf&iacute;a. Regres&oacute; a Espa&ntilde;a en 1979 y trabaj&oacute; en la editorial Alhambra. Tras jubilarse, vivi&oacute; </span><span class="Estilo29">tres a&ntilde;os en Nueva York. Hoy reside en la ciudad que le vio nacer, Madrid.</span><br /> <br /> <span class="Estilo29">Una ni&ntilde;a feliz, hija de familia republicana, abre los ojos a la vida en una ciudad, Madrid, asediada y bombardeada por un ej&eacute;rcito rebelde que decidi&oacute; acabar a sangre y fuego con la democracia en Espa&ntilde;a.</span><br class="Estilo29" /> <span class="Estilo29">&ldquo;Mis recuerdos m&aacute;s lejanos se remontan al Madrid de la guerra civil&rdquo; &ndash;recuerda la autora en las primeras p&aacute;ginas de estas memorias de infancia, tiernas y estremecedoras. &ldquo;Los ca&ntilde;onazos y ataques fascistas fueron la m&uacute;sica de fondo que se fue grabando en mis o&iacute;dos&hellip; En Madrid resist&iacute;amos bajo la sombra de la muerte&hellip; Vivir era la lucha, sobrevivir a pesar de todo. Hacer colas interminables para la comida. Vivir, llegar al d&iacute;a siguiente&hellip;&rdquo;</span></p> <p><span class="Estilo29">La familia de Margarita Henr&iacute;quez permaneci&oacute; en Madrid hasta la &uacute;ltima semana de la guerra. En un fr&iacute;o amanecer fueron evacuados a Valencia donde, con ojos llenos de asombro y horror, fueron testigos de la ocupaci&oacute;n militar de la ciudad. Finalizada la guerra, lo peor estaba por llegar para los vencidos, incluidos los ni&ntilde;os.</span></p>