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<p>Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, un reducido grupo de anarquistas, entre los que se encontraban algunas de las figuras más importantes de la época dentro del movimiento como Piotr Kropotkin, James Guillaume y Jean Grave, entre otros, se posicionó a favor de la alianza en guerra contra Alemania. Inmediatamente, casi la totalidad del movimiento anarquista mundial se pronunció, repudiando la postura de estos viejos y admirados compañeros y maestros.</p> <p>En estas páginas recopilamos una ínfima parte de ese debate que duró al menos unos tres años, hasta que la Revolución Rusa pasó a ser el tema principal de discusión entre los compañeros y las compañeras de la época. Los artículos aquí presentados no buscan más que servir como esbozo para conocer una parte de aquel enorme debate, siempre tan actual, sobre el militarismo, la guerra, el patriotismo y los principios anarquistas. No se debe buscar otra cosa en este libro, a la espera de algún estudio que analice en profundidad lo que aquella guerra supuso para el movimiento anarquista y revolucionario mundial.</p>
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<p>Las últimas décadas, periodo de neoliberalismo y de giro autoritario de las formas de gobierno, han venido igualmente marcadas por una creciente violencia contra las mujeres. Los asesinatos sistemáticos de Ciudad Juárez se han convertido en un ensayo a escala planetaria, desbordándose allí donde el Estado se ha descompuesto en sus tradicionales funciones soberanas. El capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos.</p> <p>Comprender este nuevo giro violento del patriarcado, que Segato considera acertadamente la primera estructura de dominación en la historia de la humanidad, implica desplazarlo «del borde al centro».</p> <p>De acuerdo con la autora, sólo a partir de una revitalización de la comunidad y de una repolitización de lo doméstico será posible detener el femigenocidio hoy en marcha. Se juega en ello nada menos que el futuro de la humanidad.</p>
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<p>«El 1 de mayo es un momento de afirmación, de amor a la vida y de llegada de la primavera, así que ha de ser algo así como el principio del fin del sistema capitalista de explotación, opresión, guerra y miseria generalizada y trabajo esclavo». Esto escribe el famoso historiador Peter Linebaugh en este compendio esencial de reflexiones sobre un 1 de mayo tan denigrado y al mismo tiempo tan glorioso y eléctrico.</p> <p>Es un día en el que el rico y el poderoso se esconden llenos de miedo y hacen que el parlamento prohíba la fiesta de mayo -un día magnífico y descontrolado de renacimiento, renovación y rechazo-. Estas reflexiones sobre el rojo y el verde -en los cuales probablemente descansa la única esperanza para el futuro- están pobladas por las opiniones de la anarco-comunista nativa americana Lucy Parsons, el movimiento sindical Dodge Revolutionary Union Movement, Karl Marx, José Martí, W.E.B. Du Bois, Rosa Luxemburg, SNCC y una larga lista de nombres sensibles y ricos</p>
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<p>"Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué pena! Mambrú se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá..." Al igual que él, Jan Castres fue movilizado por la armada francesa al estallar la gran guerra de agosto de 1914. Fue trasladado a un país que no era el suyo, pese a que su nacionalidad decía lo contrario, y junto con reclutas del otro lado de los Pirineos, vestidos como él con el uniforme azul y pantalones rojos, fueron conducidos hacia la frontera belga en medio de un infierno llamado Charleroi Así finalizaba en La montaña mágica, con la incertidumbre sobre el destino del desconcertado protagonista. Mi atrevimiento es ahora fabular sobre cómo Jan Castres se libra de una muerte casi segura y maquilla su deserción para convertirse en un héroe. Su instinto de supervivencia, aderezado por una singular imaginación, propia de un iluso arrogante, no exenta a partes iguales de bondad y ruindad, le llevará hasta París El personaje del protagonista está basado en Hans Castorp, del genial Thomas Mann. He procurado no desviarme de la curiosa personalidad que le otorgó el maestro alemán, ese joven que ingresó voluntariamente durante años en el balneario de La montaña mágica, refugio de inseguridades y miedo, donde encontró la amistad, el maestrazgo y también el más apasionado amor. El amor que no había renunciado a encontrar algún día con su adorada Claudia Chauchat, ingresada en el sanatorio de Davos</p>