<p>Kuessipan evoca la vida cotidiana en la reserva innu de Uashat. Con una escritura altamente po&eacute;tica, luminosa, de una sensibilidad muy femenina y con un componente reivindicativo exento de cualquier tipo de c&oacute;lera, Naomi Fontaine habla de lugares, de rostros conocidos y amados. De cazadores n&oacute;madas. De pescadores nost&aacute;lgicos. De vidas alrededor de una bah&iacute;a que refleja las cosas de la tierra. De liebres. Del pan tradicional. De rituales. De tambores de piel de carib&uacute;. De ni&ntilde;os que crecen. De ancianos que se re&uacute;nen para recordar el pasado. De salmones. De abetos. De barreras visibles e invisibles. De placeres ef&iacute;meros. Del alcohol que todo lo mata. De viajes en tren. Y, sobre todo, de la certeza de que la vida es un conjunto de piezas que hay que ensamblar para que surja la magia.</p>