<p>“Aniquilar la totalidad del aparato de Estado burgués, con su ejército capitalista dirigido por oficiales burgueses y feudales, con su policía, sus carceleros y sus jueces, con sus curas y sus burócratas, he ahí la primera tarea de la revolución proletaria.” Este programa de acción del Partido comunista obrero de Alemania (KAPD), publicado en 1920, había sido tratado, al igual que todos los autores de esta recopilación, de “izquierdista” por Lenin en su célebre folleto La enfermedad infantil del comunismo. Sin embargo, fueron estos “izquierdistas” quienes, en los años que siguieron a la primera guerra mundial, llegaron más lejos en la búsqueda, ante todo práctica, de las vías propias de la revolución comunista, mientras que el movimiento proletario ruso se veía constreñido, dado su aislamiento, a no poder superar el estadio de la revolución burguesa, tal como había sido definido por el marxismo clásico. El nuevo poder, aunque se apoyaba en un partido que se reclamaba del proletariado y agrupaba en su interior a numerosos proletarios, de hecho conservaba muchos rasgos burgueses que, ya<br />
omnipresentes en la ideología leninista, no podían dejar de volver al primer plano con el fracaso de la extensión de la revolución fuera de Rusia, es decir, ante todo en Alemania</p>