<p>Escrito y publicado a los piques, &laquo;Punk la muerte joven&raquo; se independiza de su autor, y la &uacute;nica copia del escrito antecesor termina en una basura. 43 a&ntilde;os despu&eacute;s, una amiga londinense le env&iacute;a un pu&ntilde;ado borradores llenos de tachaduras y anotaciones marginales. Una noche de insomnio de 2018, Juan Carlos empieza a pasarlas a la notebook sin caer en la tentaci&oacute;n de adaptar la prosa a c&oacute;mo la escribir&iacute;a ahora. Solo recompone p&aacute;ginas faltantes. El resultado es este mix de realidades e imaginarios en formato diario donde transita squats, barrios tenebrosos, disquer&iacute;as, librer&iacute;as, pubs, levanta flyers, lee todo fanzine que cae en sus manos, y cruza personajes como Alex Trocchi, representante de aquel Letrismo de los a&ntilde;os 50 que deriv&oacute; directo en el Situacionismo. Y Colin Wilson, autor de &ldquo;The Outsider&rdquo;. Y John Berger. Mientras, rastrea los pasos de un chico que escribe con las tripas y el coraz&oacute;n traspasados por una aguja, el ep&iacute;tome del ethos punk, el crudo desgarro con el que deber &iacute;a comunicarse todo esto.</p> <p>La tocada de fondo de Kreimer es atravesada por la desesperaci&oacute;n de &ldquo;no saber y saber&rdquo; de tanta muerte que ocurr&iacute;a en Argentina durante esos</p> <p>a&ntilde;os.</p>