<p><!--[if gte mso 9]><xml> <w:WordDocument> <w:View>Normal</w:View> <w:Zoom>0</w:Zoom> <w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone> <w:PunctuationKerning /> <w:ValidateAgainstSchemas /> <w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:Compatibility> <w:BreakWrappedTables /> <w:SnapToGridInCell /> <w:WrapTextWithPunct /> <w:UseAsianBreakRules /> <w:DontGrowAutofit /> </w:Compatibility> <w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">El anarquismo andaluz figura entre los grandes vac&iacute;os de la historia de la primera mitad del siglo XX y, concretamente, de la que se refiere al periodo que abarca la dictadura de Primo de Rivera, la Rep&uacute;blica y la Guerra Civil y la Revoluci&oacute;n. Estas dos d&eacute;cadas de cruenta guerra de clases, de las que saldr&iacute;an victoriosos los sectores m&aacute;s reaccionarios y, en definitiva, el fascismo, convirtieron al anarcosindicalista granadino Francisco Maroto del Ojo en el s&iacute;mbolo de una generaci&oacute;n de militantes y luchadores.</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">&nbsp;</span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">Maroto, hijo de una familia de tres hermanos y hu&eacute;rfano de padre desde muy joven, naci&oacute; en el barrio del Albaic&iacute;n, donde resid&iacute;a buena parte de la clase obrera granadina, expulsada del centro tras sucesivas remodelaciones urban&iacute;sticas. Ebanista de profesi&oacute;n, ser&iacute;a uno de los principales l&iacute;deres de la CNT en Granada durante la Rep&uacute;blica. Maroto se convertir&iacute;a en un personaje tan querido por las clases populares granadinas como aborrecido por la burgues&iacute;a y los caciques granadinos, los cuales formaban &laquo;parte de la derecha m&aacute;s conservadora y ultramontana&raquo;. Calificado de &laquo;maleante y delincuente&raquo; en las p&aacute;ginas del diario mon&aacute;rquico <i>El Ideal</i>, Francisco Maroto particip&oacute; activamente en la enconada conflictividad obrera existente en Granada en los a&ntilde;os treinta, sufriendo la consiguiente represi&oacute;n.</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">&nbsp;</span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">Pero ser&iacute;a durante la guerra cuando se dibujar&iacute;an en Maroto los rasgos que lo convierten en una figura sobresaliente, junto con otras como el malague&ntilde;o Juan Santana Calero o el sevillano Juan Arcas. A pesar de haber conseguido organizar una columna de milicianos que demostr&oacute; una m&aacute;s que sobrada solvencia militar, la estrepitosa ca&iacute;da de M&aacute;laga fue utilizada para criminalizar a las milicias anarquistas y, en &uacute;ltima instancia, para encarcelar y quitar de en medio al propio Maroto. A pesar de las acusaciones sin pruebas y de las incontables peticiones de libertad, la inquina hac&iacute;a &eacute;l tanto del PCE como del gobernador civil de Almer&iacute;a, el socialista Gabriel Mor&oacute;n &mdash;junto con la pasividad calculada de los organismos dirigentes de la CNT, m&aacute;s preocupados por los equilibrios en las instancias de gobierno que por los presos anarquistas&mdash;, hicieron que pasara buena parte de la guerra en la c&aacute;rcel. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">&nbsp;</span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language:ES-TRAD">Capturado por los fascistas en Alicante en enero de 1940, ser&iacute;a fusilado en julio de ese a&ntilde;o tras ser salvajemente torturado. La historia de Maroto no puede leerse como la historia de un solo hombre, sino como una biograf&iacute;a de un anarquismo andaluz que en las luchas sociales forj&oacute; el car&aacute;cter de cientos de militantes. Una historia que ha sido cerrada a cal y canto tanto por el Franquismo como por el r&eacute;gimen que le suceder&iacute;a.</span></p>