<p>En este volumen ahondamos en la relaci&oacute;n de dos insignes, aunque divergentes, figuras del pensamiento socialista: Vladimir Ilich Lenin y Pedro Kropotkin. Ciertamente, fue un di&aacute;logo que evolucion&oacute; poco. Lenin, si bien repite todos los clich&eacute;s de su propaganda, parece incapaz de convencer a Kropotkin, mientras que el reci&eacute;n retornado Kropotkin, despu&eacute;s de 40 a&ntilde;os exiliado, recalcaba dos injusticias que nadie consegu&iacute;a corregir y todos las viv&iacute;an o las hab&iacute;an vivido, a saber, que &laquo;las autoridades locales, quiz&aacute; revolucionarias antes, como todas las otras autoridades, se han burocratizado, se han convertido en funcionarios, que se aprovechan de toda la gente que le es inferior. Piensan que toda la poblaci&oacute;n est&aacute; a su servicio&raquo; y que &laquo;[los leninistas] si no se dejan embriagar por el poder y se sienten vacunados contra la servidumbre del Estado, pueden realizar muchas cosas&raquo;</p>