marxismo

  • Invertidxs y rompepatrias desmitifica el papel de una izquierda, escasa de autocrítica, como defensora de los derechos LGTB
  • <p>&laquo;El Manifiesto Comunista ocupa un lugar muy especial en la historia de las revoluciones, tanto en la forma, exposici&oacute;n cl&aacute;sica, tono grandilocuente, estilo cortante y revelaci&oacute;n iluminadora, como en el contenido: la &quot;concepci&oacute;n materialista&quot; de sus autores, variante &quot;enderezada&quot; de la filosof&iacute;a de la historia de Hegel.</p> <p>Mientras que por una parte el Manifiesto Comunista puede ser considerado como la primera declaraci&oacute;n de guerra a la civilizaci&oacute;n burguesa desde una concepci&oacute;n materialista de la historia [...] es tambi&eacute;n preciso se&ntilde;alar que en sus consideraciones positivas (constructivas), los planteamientos del manifiesto no son de car&aacute;cter estrictamente revolucionarios, sino socialdem&oacute;cratas, reformistas&raquo;</p> <p>Miquel Amor&oacute;s</p>
  • <p>La Revoluci&oacute;n rusa fue el acontecimiento m&aacute;s trascendental del siglo xx. El asalto al Palacio de Invierno de Petrogrado en octubre de 1917 fue vivido como la materializaci&oacute;n inesperada de una utop&iacute;a largamente perseguida: la de la ocupaci&oacute;n del poder por parte del proletariado y la construcci&oacute;n de una nueva sociedad sin clases. El acontecimiento espole&oacute; conciencias, ampli&oacute; el horizonte de expectativas de las clases populares e inspir&oacute; revoluciones y reg&iacute;menes pol&iacute;ticos por todo el mundo. Tambi&eacute;n desat&oacute; el p&aacute;nico y la reacci&oacute;n virulenta de sus posibles damnificados y la hostilidad de quienes, aun simpatizado con su arranque, no compartieron su devenir.<br /> <br /> A radiografiar este magno acontecimiento y sus consecuencias &ndash;pol&iacute;ticas, sociales y culturales&ndash;, la evoluci&oacute;n del mundo surgido de ella y el mito y la memoria de la revoluci&oacute;n en la actualidad se consagra 1917. La Revoluci&oacute;n rusa cien a&ntilde;os despu&eacute;s, una visi&oacute;n poli&eacute;drica, diversa y coral, de la revoluci&oacute;n y el siglo que engendr&oacute;.<br /> <br /> &nbsp;<br /> <br /> &nbsp;</p>
  • <p>El presente libro Socialismo, historia y utop&iacute;a busca hacer un balance filos&oacute;fico e hist&oacute;rico de la tradici&oacute;n socialista para entender su legado, en busca de ideas que tengan relevancia y potencial para los retos de la sociedad presente. Haci&eacute;ndose eco de la actitud de Hegel ante la Revoluci&oacute;n Francesa, el libro propone que los fracasos y tragedias del socialismo durante el siglo XX fueron tal vez inevitables dadas las condiciones del momento pero, precisamente por esa misma especificidad hist&oacute;rica, en la sociedad actual las ideas socialistas pueden ser una gu&iacute;a valiosa para la acci&oacute;n en un mundo cada vez m&aacute;s complejo sin que por ello se vaya a repetir el pasado. Antes bien, las transformaciones del capitalismo moderno, especialmente en una era de globalizaci&oacute;n y de crisis ambiental de car&aacute;cter planetario, hacen que sea cada vez m&aacute;s plausible y m&aacute;s viable retomar la agenda de solidaridad y responsabilidad compartida que forma parte de la tradici&oacute;n socialista desde sus or&iacute;genes hace ya m&aacute;s de dos siglos.</p>
  • <p>&iquest;Es la raza un elemento de la identidad? &iquest;Forma parte la lucha pol&iacute;tica antirracista de las pol&iacute;ticas de la identidad?</p> <p>A trav&eacute;s de investigaciones hist&oacute;ricas, notas autobiogr&aacute;ficas y reflexiones te&oacute;ricas, Haider recorre la reciente historia de las pol&iacute;ticas de la identidad en relaci&oacute;n con la raza para constatar que, a diferencia de su origen emancipador, las pol&iacute;ticas de la identidad se han transformado en un elemento de desactivaci&oacute;n y neutralizaci&oacute;n pol&iacute;tica en manos de las clases dominantes.</p> <p>De una forma provocadora y persuasiva al mismo tiempo, Haider aborda la discusi&oacute;n pol&iacute;tica en torno a las categor&iacute;as de raza y clase. Tambi&eacute;n en un intento de superar los eternos debates en torno a cu&aacute;l de ambas categor&iacute;as es m&aacute;s importante, apela a los ricos legados de la tradici&oacute;n radical negra, los estudios culturales brit&aacute;nicos y los feminismos negros tanto para renovar la cr&iacute;tica a las pol&iacute;ticas de la identidad, como para golpear con su mismo martillo la ceguera euroc&eacute;ntrica y economicista de la tradici&oacute;n marxista. Lo que Haider nos propone es una nueva pr&aacute;ctica pol&iacute;tica que su autor denomina &laquo;universalidad insurgente&raquo;, una pol&iacute;tica de masas, solidaria y transfronteriza que vaya m&aacute;s all&aacute; del chovinismo dalt&oacute;nico y la ideolog&iacute;a de la raza.</p>
  • <p>La devastadora crisis financiera desatada en 2008 ha multiplicado la presencia en nuestra sociedad de la figura del &laquo;emprendedor&raquo;. Con el colapso del modelo laboral tradicional, la democratizaci&oacute;n del emprendedor parece ser la &uacute;nica respuesta que las instituciones son capaces de ofrecer ante la burbuja del trabajo y la escasez de empleo.&nbsp;</p> <p>M&aacute;s que como una figura econ&oacute;mica, este nuevo emprendedor se entiende como el portador cultural y social que re&uacute;ne el esp&iacute;ritu del nuevo hombre acorde al proyecto de clase neoliberal. En esta tesitura, emprender significa lograr convertirse uno mismo en un producto que se ofrece a otros, los que ostentan capital, llamando su atenci&oacute;n para que vean en tu persona un valor a explotar, a emplear. Ya no hay nada que no se mida y se entienda como una relaci&oacute;n empresarial; nacemos como deudores, culpables de no lograr adaptarnos a los ritmos de la competencia. Nos convencemos de ello cuando, carne de coaching y autoayuda, recorremos el camino a la servidumbre y nos hundimos en la charca de los perdedores.</p> <p>Solo siendo capaces de organizarnos, de manera que la cooperaci&oacute;n domine a la competencia, podremos empezar a construir la subversi&oacute;n contra el totalitarismo de la empresa-mundo. Para esta ardua tarea contamos con dos aliados de lujo. Por un lado, Homer Simpson es nuestro hombre; a trav&eacute;s de &eacute;l descubrimos qui&eacute;nes somos. En el mismo equipo juega Lenin, pero el Lenin publicista, no la momia. O lo damos nosotros o nos lo dan a nosotros: renta b&aacute;sica o empleabilidad, democracia o barbarie.</p>
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