medios de comunicación

  • <p>La irrupci&oacute;n, en 2016, del neologismo posverdad en el panorama medi&aacute;tico y social dio lugar a numerosos debates acerca de su naturaleza y, sobre todo, en torno a las consecuencias que la distorsi&oacute;n intencional de los hechos puede acarrear para el conocimiento.</p> <p>Sin embargo, no todas las formas de refracci&oacute;n de la realidad persiguen los mismos objetivos ni tienen los mismos efectos: mientras que la ficci&oacute;n nos permite explicar el mundo recurriendo a estrategias narrativas y t&eacute;cnicas que facilitan la presentaci&oacute;n y explicaci&oacute;n de ciertos aspectos de la realidad que de otro modo no ser&iacute;a posible abordar, la posverdad la diluye mediante la devaluaci&oacute;n del conocimiento y la desacreditaci&oacute;n del saber experto.</p> <p>En &quot;Posverdad y ficci&oacute;n&quot; detallo algunas de las formas que usa la ficci&oacute;n para ayudarnos a pensar la realidad, as&iacute; como ciertas maniobras mediante las cuales la posverdad nos aboca a despensarla.</p>
  • <p>A diferencia de otros riesgos ambientales, el cambio clim&aacute;tico no es f&aacute;cil de observar, y sus efectos no se pueden experimentar directamente, por lo que su comunicaci&oacute;n requiere de un elevado uso de recursos narrativos y abstracciones ling&uuml;&iacute;sticas, entre los que destacan las met&aacute;foras. En este libro se analizan las principales met&aacute;foras con las que se ha definido el fen&oacute;meno del cambio clim&aacute;tico en la prensa y c&oacute;mo se ha interpretado por parte de la poblaci&oacute;n. De los resultados se desprende que si la prensa contin&uacute;a transmitiendo mensajes que no consiguen interpelar a la poblaci&oacute;n, esta continuar&aacute; inhibi&eacute;ndose del problema y desentendi&eacute;ndose de las posibles soluciones. El reto que plantea el cambio clim&aacute;tico es de tal dimensi&oacute;n que todav&iacute;a no disponemos del aparato conceptual necesario para construir un imaginario colectivo que nos permita hacernos una idea de lo que se avecina. El presente libro pretende hacernos conscientes de ello.</p>
  • <p>Miramos la TV., leemos los peri&oacute;dicos para ver las noticias, para estar informados, para saber qu&eacute; pasa... Pero sabemos que estas noticias nos llegan manipuladas hasta construir la versi&oacute;n oficial de los hechos; son presentadas a trav&eacute;s de un formato determinado (Watkins), pasando la noticia a no ser otra cosa que propaganda (Ellul).</p> <p>Pero este saber, como tantos (Tiresias, en Edipo Rey: &ldquo;qu&eacute; duro es saber cuando saber es in&uacute;til&rdquo;), no modifica nuestro comportamiento y seguimos hablando de las noticias as&iacute; recibidas, eso s&iacute;, discuti&eacute;ndolas. Dif&iacute;cil salir del bombardeo medi&aacute;tico, dif&iacute;cil darle una respuesta. &iquest;D&oacute;nde est&aacute; lo real, en su acontecer o en su representaci&oacute;n?</p> <p>Todo esto viene a cuento ahora sobre la crisis. Cuando los media empezaron hace dos a&ntilde;os a noticiar sobre esto, nos preguntamos: &iquest;qu&eacute; nos quieren? e intentamos ir respondiendo a tal pregunta, avanzando algunas consideraciones y anotando distintas respuestas a la situaci&oacute;n provocada en nombre de la crisis. Hoy queremos volver sobre ello y quiz&aacute;s de una forma m&aacute;s categ&oacute;rica: no es el capitalismo el que est&aacute; en crisis sino que es el capitalismo, en su dinamismo, el que nos pone en crisis, el que pone en crisis a la naturaleza, al trabajo, a los modos de vida a&uacute;n no absorbidos por el capital, a la humanidad en general.</p> <p>No se trata de infravalorar la cr&iacute;tica situaci&oacute;n actual, las desregulaciones, los conflictos, las guerras que atraviesa este modo de producci&oacute;n y de vida capitalista en su incesante lucha por conquistar y colonizar el mundo, la vida toda, por convertir cualquier cosa en mercanc&iacute;a, y los mecanismos que pone en marcha (lo que desde las noticias se llama la crisis) cuando tiene dificultades de valorizaci&oacute;n/crecimiento. Todo esto est&aacute; sucediendo.</p> <p>&iquest;Qu&eacute; pretende tal ruido medi&aacute;tico? Sembrar el p&aacute;nico, diseminar el miedo con la sombra del lockout. &iquest;Qu&eacute; quiere el capital? Lo quiere todo. En su tendencia ilimitada a convertir cualquier cosa, cualquier espacio, cualquier &aacute;mbito en mercanc&iacute;a quiere lo que a&uacute;n escapa a su poder. El capital hace as&iacute; suya nuestra reivindicaci&oacute;n de los a&ntilde;os 60 y 70: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; pedimos?, nada; &iquest;qu&eacute; queremos?, todo&rdquo;. La hace suya a su manera, como a su manera ha hecho suyas las reivindicaciones del fin del trabajo, el fin del dinero, el fin de las naciones... &iquest;Qu&eacute; pretende el Estado, con la pol&iacute;tica &ldquo;anti-crisis&rdquo;? Continuando con las misma pol&iacute;tica, garantizar la deuda que ha permitido enriquecer a los m&aacute;s ricos, desembolsando, a costa de empobrecer a todos los dem&aacute;s, siguiendo la f&oacute;rmula ya ensayada en Am&eacute;rica Latina.</p> <p>Quieren lo que a&uacute;n les falta, lo que a&uacute;n no tienen: el agua, los bosques, las semillas, nuestra fuerza de trabajo, nuestro propio cuerpo, nuestra actividad creadora..., lo cual representa un paso m&aacute;s en nuestra desposesi&oacute;n. La crisis es pues una herramienta que usan para arrancar lo que a&uacute;n nos es propio, para convertir en privado lo que a&uacute;n es com&uacute;n, empobreciendo, precarizando&hellip;</p> <p>La crisis, a trav&eacute;s de los media, se convierte en un referente, en una construcci&oacute;n simb&oacute;lica totalizante en nombre de la cual todo debe subordinarse, cualquier cosa, cualquier sacrificio puede exigirse: despidos, resignaci&oacute;n, sumisi&oacute;n... Juega como el terrorismo, otra de las construcciones simb&oacute;licas, en nombre del cual cualquier barbarie es leg&iacute;tima.</p> <p>Etc&eacute;tera, noviembre 2010</p>
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