nación

  • <p><em>&iexcl;El socialismo ha muerto! &iexcl;Viva el socialismo! </em>plantea que las organizaciones tradicionales de la izquierda han asumido definitivamente el neoliberalismo y las consecuencias de la globalizaci&oacute;n. Seg&uacute;n el autor, tras unos t&iacute;midos intentos de modificaci&oacute;n &ndash;que no fueron m&aacute;s all&aacute; de la expresi&oacute;n verbal&ndash;, el capitalismo est&aacute; m&aacute;s robusto que nunca, con las &eacute;lites enriqueci&eacute;ndose a&uacute;n m&aacute;s mientras sigue aumentando la desigualdad.</p> <p>Para frenar esa tendencia Formenti propone soluciones dr&aacute;sticas como el regreso al Estado-naci&oacute;n, el abandono de la Uni&oacute;n Europea o la recuperaci&oacute;n de una moneda propia, y para ello propugna el protagonismo pol&iacute;tico de un populismo de izquierdas. Posiciones discutibles para el poder pol&iacute;tico establecido, pero que conviene tener en cuenta, ya que hay s&iacute;ntomas evidentes de que, tanto por la derecha (Trump, Boris Johnson) como por la izquierda (Bernie Sanders) el populismo gana adeptos.</p> <p>Para Manolo Monereo, prologuista del libro, el libro de Formenti &laquo;expresa muy bien esta idea de indagaci&oacute;n, de investigaci&oacute;n&raquo;. Y a&ntilde;ade: &laquo;En &eacute;l hay lecturas, intervenciones, tesis pol&iacute;ticas que construyen un mapa de problemas y que sugieren salidas que, una y otra vez, aparecen en un texto problem&aacute;tico y problematizador. Hay tambi&eacute;n ajustes de cuentas en el mejor sentido, es decir, autocr&iacute;tica de la tradici&oacute;n de la que se viene y, sobre todo, ideas-fuerza para la construcci&oacute;n de un proyecto alternativo.&raquo;</p>
  • <p>Este volumen re&uacute;ne las conocidas y bastante discutidas ponencias W. E. B. Du Bois que Stuart Hall impartiera en la Universidad de Harvard en 1994. En el momento de su mayor plenitud intelectual, el jaimacano disecciona cr&iacute;ticamente el concepto de raza, su sustituci&oacute;n moderna por el de etnia y la remisi&oacute;n de este &uacute;ltimo a la naci&oacute;n pol&iacute;tica. Se tata de un ejercicio sofisticado y agudo, en el que muestra c&oacute;mo el horizonte de la raza, aun desprovisto de toda la vieja ideolog&iacute;a biologicista y pseudocient&iacute;fica, sigue marcando la experiencia social contempor&aacute;nea, tanto en sus formas racistas como antirracistas. El marco a combatir es el de un esencialismo con el que se marginan, pero tambi&eacute;n se afirman, determinados grupos sociales. A su vez, la expresi&oacute;n aparentemente m&aacute;s culturalista de la &laquo;etnia&raquo; tampoco supera la imagen de unas comunidades segregadas, cerradas, culturalmente autosuficientes.</p> <p>Hall nos muestra aqu&iacute; c&oacute;mo la pol&iacute;tica del siglo XXI est&aacute; esencialmente atravesada por el hecho de la diferencia, apuntalada adem&aacute;s por la nueva ola de migraciones masivas con direcci&oacute;n sur-norte. La articulaci&oacute;n de esta pol&iacute;tica en forma de alianzas abiertas, a partir de la experiencia de la di&aacute;spora, del mestizaje y de la traducci&oacute;n de experiencias distintas parece ser el reto de este libro, as&iacute; como de todos aquellos implicados en una pol&iacute;tica netamente emancipatoria.</p>
  • <div>Los aficionados al cine saben qu&eacute; es un McGuffin: un pretexto insignificante que, sin embargo, se convierte en el motor de una trama narrativa. Una tonter&iacute;a, irrelevante por s&iacute; misma, pero que lleva a las gentes de aqu&iacute; para all&aacute;, les complica la vida y calienta la cabeza. Hitchcock se lo explicaba a otro director, Fran&ccedil;ois Truffaut, con un ejemplo, en este caso el de un paquete en el que puede haber cualquier cosa imaginable pero que nadie sabe lo que lleva dentro. Porque lo importante del McGuffin es no abrir el paquete. Cuando se abre el paquete, se acaba el suspense y el cuento se viene abajo.</div> <div>&nbsp;</div> <p>El nacionalismo es el McGuffin de nuestra izquierda. La tiene entretenida y con el entendimiento sorbido, aunque, como cualquier McGuffin de ley, no vale nada. Algo que incluso los que trafican con esa mercanc&iacute;a empiezan a sospechar. Las p&aacute;ginas de este libro quisieran abrir el paquete y tasar la mercanc&iacute;a. No es una tarea agradecida. Hay pocos asuntos m&aacute;s fatigosos en los que se atienda menos a datos y razones que los que tienen que ver con el nacionalismo. Insensibles a cualquier argumento que no coincida con sus planteamientos, nuestros nacionalistas contraponen su idea de naci&oacute;n a la naci&oacute;n de ciudadanos. La izquierda, heredera m&aacute;s natural y consecuente del ideal de ciudadan&iacute;a, del republicanismo pol&iacute;tico, ha comenzado un camino de vuelta que la ha llevado a recuperar, con otro celof&aacute;n, la peor idea de naci&oacute;n, la reaccionaria, la que nace en contra de las revoluciones democr&aacute;ticas.</p>
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