naturaleza

  • <p>En 1979 ya sab&iacute;amos casi todo lo que conocemos hoy sobre el cambio clim&aacute;tico, incluso c&oacute;mo detenerlo. Durante la siguiente d&eacute;cada, un pu&ntilde;ado de cient&iacute;ficos, pol&iacute;ticos y estrategas arriesgaron sus carreras en una campa&ntilde;a desesperada para convencer al mundo de que actuara antes de que fuera demasiado tarde. Perdiendo la Tierra es su historia. The New York Times Magazine dedic&oacute; un n&uacute;mero entero a esta innovadora cr&oacute;nica de Nathaniel Rich sobre esa d&eacute;cada, que se convirti&oacute; r&aacute;pidamente en un fen&oacute;meno period&iacute;stico: el tema cop&oacute; las noticias, editoriales y conversaciones de todo el mundo. Perdiendo la Tierra cuenta la historia humana, en t&eacute;rminos ricos e &iacute;ntimos, del cambio clim&aacute;tico. Revela el nacimiento del negacionismo clim&aacute;tico y el esfuerzo coordinado de la industria de los combustibles f&oacute;siles para frustrar la pol&iacute;tica clim&aacute;tica a trav&eacute;s de propaganda con informaci&oacute;n err&oacute;nea e influencia pol&iacute;tica. Rich traslada la historia al presente, luchando con la larga sombra de nuestros fracasos anteriores y haciendo preguntas cruciales sobre c&oacute;mo damos sentido a nuestro pasado, nuestro futuro y a nosotros mismos; y desarrolla un fascinante trabajo que articula el marco moral para comprender c&oacute;mo hemos llegado hasta aqu&iacute; y c&oacute;mo debemos avanzar cuanto antes.</p>
  • <p>El campo de la geograf&iacute;a cr&iacute;tica ha experimentado una creativa explosi&oacute;n en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas. La geograf&iacute;a ha pasado de ser una disciplina presuntamente neutra, dedicada a espacializar fen&oacute;menos objetivos (los climas, la poblaci&oacute;n, las infraestructuras), a convertirse en un verdadero campo de batalla en la explicaci&oacute;n de la producci&oacute;n de las formas de dominio y, concretamente, del capitalismo contempor&aacute;neo. En Desarrollo desigual, un cl&aacute;sico en su campo, Neil Smith ofrece la primera teor&iacute;a completa del desarrollo geogr&aacute;fico desigual, entrelazando teor&iacute;as del espacio y lo que llama &laquo;producci&oacute;n de la naturaleza&raquo; con una cr&iacute;tica del desarrollo capitalista. Con sus an&aacute;lisis pioneros, el trabajo de Smith anticip&oacute; muchos de los contornos desiguales que ahora marcan la globalizaci&oacute;n neoliberal.</p> <p>Principal compa&ntilde;ero de David Harvey (quien a su vez prologa este libro) en la reelaboraci&oacute;n cr&iacute;tica de los estudios sobre el espacio, Neil Smith se ha convertido en una referencia obligada para cualquiera que est&eacute; interesado en entender las geograf&iacute;as contempor&aacute;neas del capitalismo. Esta tercera edici&oacute;n de Desarrollo desigual, traducida por primera vez al castellano, incluye un ep&iacute;logo que actualiza su an&aacute;lisis en el marco de la reciente crisis de la globalizaci&oacute;n neoliberal.</p>
  • <p>Es verdad que la ecolog&iacute;a ha recibido escasa atenci&oacute;n en el &aacute;mbito de la historia del arte, pero tambi&eacute;n es cierto que su visibilidad e importancia han ido creciendo en los &uacute;ltimos tiempos, de la mano de las amenazas del cambio clim&aacute;tico y la destrucci&oacute;n medioambiental.</p> <p>Al imbricar el extendido compromiso pol&iacute;tico y est&eacute;tico de diversos artistas con procesos y condiciones medioambientales por todo el planeta &ndash;y dirigiendo su mirada a los punteros avances te&oacute;ricos, pol&iacute;ticos y culturales que se han producido y producen en el Sur y el Norte globales&ndash;, el presente libro ofrece una significativa y original contribuci&oacute;n a los campos interconectados la historia del arte, la ecolog&iacute;a, la cultura visual, la geograf&iacute;a y la pol&iacute;tica medioambiental.</p> <p>A lo largo de sus seis cap&iacute;tulos, su autor aborda las propuestas creativas de diversos artistas y activistas en pos de formas de vida que a&uacute;nen sostenibilidad ecol&oacute;gica, justicia clim&aacute;tica y democracia radical, en un momento como el presente en el que se necesitan con urgencia este tipo de propuestas.</p>
  • <p>Los ensayos que conforman este volumen se ofrecen como un puente entre las concepciones y luchas del movimiento obrero ?pasado? (de los siglos XIX y XX) y los nuevos movimientos que irrumpieron con la ?revoluci&oacute;n inconclusa? de la d&eacute;cada del ?60. Caffentzis se propone dotar de base te&oacute;rica a las luchas en un contexto en el que las mutaciones del capital obligan ?seg&uacute;n una imagen tomada de Frantz Fanon? a ?estirar? los conceptos cl&aacute;sicos para hacerlos iluminar las formas actuales que adopta la explotaci&oacute;n y el rechazo del trabajo. La categor&iacute;a de trabajo se extiende, as&iacute;, hasta alcanzar una multiplicidad de terminales donde la explotaci&oacute;n queda velada. O hasta volverse el par trabajo/energ&iacute;a, clave para comprender la crisis energ&eacute;tica y financiera. El concepto de acumulaci&oacute;n originaria tambi&eacute;n se estira y se vuelve proceso en curso: las sucesivas crisis del capitalismo demandan nuevos cercamientos, con sus cuotas de violencia y despojo, sobre la tierra y sobre todas las formas de vida social. Una manera renovada de asumir la lucha de clases que pone en el centro el problema de los comunes como un modo de enfrentar al capitalismo en su fase totalitaria. Una lucha que involucra la producci&oacute;n y reproducci&oacute;n de la vida; la solidaridad entre trabajadores, mundo animal y naturaleza.</p>
  • <p>Desde muy joven, Geoffroy Delorme tuvo dificultades para relacionarse con sus semejantes. Sus padres decidieron sacarlo de la escuela, as&iacute; que el peque&ntilde;o continu&oacute; sus estudios en casa. Pero no muy lejos de su hogar hab&iacute;a un bosque que no dejaba de llamarle. A los diecinueve a&ntilde;os, no pudo resistir m&aacute;s la llamada y se lanz&oacute; a vivir con lo m&iacute;nimo en las profundidades del bosque de Louviers, en Normand&iacute;a. Comenzaba para &eacute;l un largo y arduo aprendizaje. Un d&iacute;a, descubri&oacute; un corzo curioso y juguet&oacute;n. El joven y el animal aprendieron a conocerse. Delorme le puso un nombre, Daguet, y el corzo le abri&oacute; las puertas del bosque y su fascinante mundo, junto a sus compa&ntilde;eros animales. Delorme se instal&oacute; entre los c&eacute;rvidos en una experiencia inmersiva que durar&iacute;a siete a&ntilde;os. Vivir solo en el bosque sin una tienda de campa&ntilde;a, refugio o ni siquiera un saco de dormir o una manta significaba para &eacute;l aprender a sobrevivir. Siguiendo el ejemplo del corzo, Delorme adopt&oacute; su comportamiento, aprendi&oacute; a comer, dormir y protegerse como ellos, aprovechando lo que el humus, las hojas, las zarzas y los &aacute;rboles le proporcionaban. Y as&iacute;, fue adquiriendo un conocimiento &uacute;nico de estos animales y su forma de vida, observ&aacute;ndolos, fotografi&aacute;ndolos y comunic&aacute;ndose con ellos. Aprendi&oacute; a compartir sus alegr&iacute;as, sus penas y sus miedos. En <em>El hombre corzo</em>, nos lo cuenta con todo lujo de detalles.</p>
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